Capitulo 37

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EN LA CASA DE ELENA LINCOLN

-Te encargas de las comidas y cualquier duda le preguntas a Isaac

-No se preocupe, estará todo bien a su regreso- Leila escuchaba atentamente a una de las mujeres de servicio hablar con Elena. Ella se iba de viaje de negocios por unas dos semanas. Podría pensar tranquila su plan mientras ella no estuviera por aquí. Eso la puso feliz, tanto que durmió plácidamente hasta que la despertaron para desayunar pero ella no quiso

<¿Cómo que no quiere desayunar? Deja, yo me encargo, gracias>

¿Estaban hablando de ella? Tenía sueño y no distinguía las voces y de golpe la puerta se abrió

-¿Leila?- abrió los ojos cuando escucho su nombre, y lo vio a Isaac con la bandeja de desayuno- hola, buen día- dijo poniendo la bandeja sobre la mesa. Leila se incorporó mientras se refregaba los ojos

-No quiero desayunar...

-Pero tienes que comer algo, aunque sea tómate el café... no puedes estar sin comer

-¿Y porque importa si como o no?

-Estas casi transparente, eso no es algo bueno, si no comes, tendré que llamar a un doctor para que te revise

Leila tembló... no le gustaban para nada los doctores, Isaac notó su miedo y le acercó la taza con café y un poco de leche

-No quise asustarte, pero si estas débil puedes caerte, golpearte y sería algo muy feo, Elena se preocuparía mucho ¿no quieres eso verdad, preocupar a la persona que te cuida?

-No- dijo apenas con un hilo de voz y tomo la taza y sorbió poco a poco

-Eso está muy bien Leila, tienes un tostado de jamón y queso... si no lo quieres me avisas, a mí me encantan

-Lo voy a comer-

-De acuerdo... me alegra ver que quieres alimentarte

-¿La señora?

-Se fue por unos asuntos de trabajo pero regresa en unos días, cualquier cosa que necesites me la pides

-No quiero usar calzas, esas que ella me dio, me aprietan y me siento incómoda

-¿Quieres jeans?

-Menos, ¿podría ser un jogging?

-Claro que si ¿de qué color?- Leila levanto sus hombros y lo miro- veré que te puedo conseguir

-Gracias- alcanzó a escuchar Isaac pero no dijo nada y se fue. Cuando cerró la puerta se sintió preocupado... ¿Por qué Elena estaba ayudando a Leila? ¿Acaso la querría de sumisa? ¿Querría dejarlo? Por otra parte, si Leila aumentara de peso sería una chica muy bonita... saco ese pensamiento de la cabeza y se fue de compras. Un par de horas después, cerca del almuerzo regresó con un montón de bolsas. Leila estaba ya almorzando le dijeron y pidió que le sirvieran a él también. Había olor a pastas. Y era así, Leila comía fideos con salsa

-Hola Leila

-Hola

-¿Esta rico?- ella asintió- que bueno verte comer... mira- le dijo levantando muchas bolsas- todo esto es para ti

-¿Para mi... porque?

-Porque necesitas ropa, no solo jogging

-No... no voy a salir hasta dentro de mucho tiempo... no era necesario, la señora podría enojarse

&quot;Quiero mas...&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora