Capitulo Diez

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Llegue a casa cansada después de haber caminado de la empresa hasta acá. Le envié un mensaje a Sebastian diciéndole que pasara por mí. Sí, mi padre había dicho que no, pero era hora de que no fuera la niña obediente. No era como si cada vez que estuviéramos solos él y yo fuera a pasar lo que pasó anteriormente.

Me di una ducha y me puse unos pantalones blancos y una blusa holgada negra, unos zapatos altos color negro y tome mi bolsa. Salí de mi habitación y baje las escaleras pase por la estancia y ahí estaba Carlos.

— ¿A dónde crees que vas? —pregunto con el ceño fruncido.— Oh no iras...

— ¿Qué? ¿Tú y quien me lo va a impedir?

—Brianda, Sebastian es un idiota.

—Tu como sabes ¿lo conoces acaso? No verdad, el me gusta y yo a el así que acepten que ya crecí —se escuchó como tocaban la puerta, camine y ahí estaba Carmen abriéndole a Sebastian.

—Está bien Carmen. —Carmen se fue y yo salí de la casa Sebastian me abrió la puerta del auto y me subí.

Minutos después ya estábamos en un lujoso restaurante. Entramos y ahí estaban sus padres y una pequeña niña sentada aun lado de Daniela.

—Llegamos. —anunció Sebastián.

—Qué bueno los estábamos esperando... hola cariño —dijo Daniela saludándome muy amablemente.

—Brianda Vela. ¿Cómo está tu padre? —dijo el padre de Sebastian.

Ambos eran accionistas de Imperio. Los Millar, los Martínez y los Vela eran accionistas mayoritarios, cada familia dirigía dos empresas de las seis al rededor del mundo, Londres, USA, Holanda, España, México y Alemania. Mi familia estaba a cargo de las de USA y México, la familia Martínez de Holanda y Alemania y los Millar de España y Londres, las demás instaladas en otros lugares eran supervisadas por todos.

—Bien gracias. —caminamos a los dos lugares que estaban vacíos junto a una pequeña que estaba sentada aun lado de Daniela.

— ¡Hola Sebastian! —dijo la niña levantándose y abrazando a Sebastian

—Hola Maddie, te presento a Brianda mí nov... amiga —dijo aclarándose la garganta.

—Soy Maddie, que bonita eres —dijo la pequeña sonriéndole a Sebastian.

—Brianda ella es Maddie mi sobrina.

—Hola Maddie —dije sonriéndole.

—Siéntate aquí —le dijo a Sebastian jalándolo a una silla aun lado de ella.

—Sí, espérame un momento... —se acercó a su heme al y lo saludo y después a la madre de la niña suponía yo— ella es mi cuñada Madeleine y bueno ya conocías a mi hermano José.

—Un gusto. —dijo ella estrechando su mano con la mía.

Nos sentamos, el mesero tomo nuestra orden. Unos minutos después ya estaba de vuelta con nuestra orden. Hablamos de cosas comunes en nuestro mundo. Daniela alardeaba de Sebastian y su beca en el extranjero para el próximo año. Al parecer él seguiría con la empresa de Londres.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐓𝐄  || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora