Capitulo Dieciocho

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Noviembre 2014.

Cuatro años habían pasado desde que me había mudado, mis padres decidieron que era mejor una universidad de intercambios y bueno yo hice lo que tenía que hacer. Rechace ir a Stanford y me fui a Alemania por error pero a la vez fue lo correcto, había hecho lo correcto aunque no era lo que yo quería. Vivi ahí toda mi estadía universitaria hasta que me gradué y me mudé a Holanda.

Tenía contacto con mis hermanos seguido, al menos a Miguel lo veía a diario ya que él se había mudado a Holanda a la empresa que estaba ahí, Enrique se había ido a USA, Alejandro seguía en México con su equipo de fútbol y Carlos en España con el equipo también.

Después de lo que pasó en México aquella vez no volví a dirigirle la palabra, ¿porque? porque me sentía con vergüenza, me había humillado de una manera tan vil y esa era otra de las razones por las que me había ido de México, me había deprimido o algo había cambiado en mi y mis padres lo notaban, así que para que no me molestaran o estuvieran intentando saber qué ocurría conmigo, y que descubrieran mi secreto de amara a mi hermano preferí huir.

Pero hoy todo cambiaría había recibido un mensaje de Miguel diciéndome que Carlos llegaría a la ciudad de Ámsterdam a medio día, si la misma ciudad en la que nosotros vivíamos, ya que tendría partido con la selección mexicana.

—Y que ¿Quieres que le aplauda por regresar a jugar con la selección? —dije indiferente el sabía perfectamente toda la historia.

—Vamos Brianda es nuestro hermano... —me decía Miguel a través de la bocina.

—Habla por ti el para mí esta muerto...—chille a la bocina y mi hermano se rió.

—No se puede morir el amor de tu vida así de la nada... además envió tres entradas para el partido que va a tener tu, Mery y yo vamos a ir.

—Olvídalo Miguel y dile que no quiero saber nada de él cuando hables con el.

Colgué la llamada. Como se atrevía ha decir que era el amor de mi vida. Camine por el departamento hasta llegar a la cocina para prepararme un Sandwich de jamón con queso y aguacate.

Coloque la lista de reproducción favorita de spotify y puse el iPod en las bocinas. La música comenzó a inundar la habitación de música con melodías indies. Cuando el timbre se hizo presente e indicándome que alguien irrumpió mi estado de fe y paz.

Mire por el orificio de la puerta para ver quién era y la cara de Andrés Guardado, el principito que se había mudado a Ámsterdam hacía unos meses, y los Vela al parecer éramos sus únicos amigos ya que se mantenía con nosotros. Estaba ahí con su sonrisa ya identificada para mí.

—¿Quién se atreve a molestar en medio de mi centro de paz y fe? —dije abriendo la puerta. A lo cual Andrés soltó una carcajada.—Que quieres Andrés aquí no está el tarado, si a eso venias... —dije haciéndolo que pasara el lo hizo sin dudarlo.

Vivíamos muy cerca así que él se pasaba cuando Sandra no estaba en la ciudad o cuando estaba aburrido en su casa porque Sandra estaba ocupada. Nos habíamos vuelto muy buenas amigos y el hecho de que eran amigos de Carlos y yo su hermana y vivíamos aquí, nos había unido más.

—Vine a visitarte a ti... no al tarado de hermano que te cargas... —dijo riéndose y sentándose en el sofá como Juan por su casa.

—¿Cómo estás? ¿Quieres tomar asiento? adelante no seas tímido Guardado. —dije en sarcasmo.

—Cállate Brianda.

Me reí y me senté a su lado.

—Y bien ¿A qué se debe tu visita en mi humilde morada? —dije viéndolo directamente y directo a algo tenía que venir.

—Eres una bruja. —se carcajeó.

—Soy inteligente que es otra cosa principito

—Te acuerdas de tu amiga la que me presentaste una vez...

—¿Sandra? ¿Con la que llevas casado ya cuatro años y que es la hermana de mi mejor amiga de la universidad? —dije burlona y con una sonrisa.—¿Que hay con ella?

—Esta embarazada

Abrí los ojos sorprendidos por la noticia.

—Wooow amm felicidades —dije sonriendo. —Es increíble, ese no era penal hizo de las suyas eh —me burle.

—¿Que te puedo decir...? —dijo sonriéndome.

—Que estás muy contento con esa noticia y que vas a ser sin duda un gran padre... —le sonreí.

—¿En verdad eso crees?

—Claro, todos los de la selección van a ser o son buenos padres, porque tienen valores, los mexicanos tendemos a tener el valor de la responsabilidad de inculcar los valores a los demás si nosotros alguna vez fallamos tratamos de hacérselo saber para qué los hijos no cometan los mismos errores.

—Mierda ¿cuantos años tienes? —dijo mirándome con una mueca a lo cual yo reí.

—Veintidós. —conteste sonriéndole.

—Si que haz madurado, incluso creo que más que tu hermano Carlos.

—Oh no me lo menciones es un idiota.

El río y después me miró con el ceño fruncido.

—¿Quieres decirme qué problema tuviste con el? —dijo serio y mi sonrisa automáticamente se borro.

—¿Problema? —Me hice la desinteresada.

—Si, tú y él tienen no se cierta rivalidad, lo he notado con el paso de los años.

—Es obvio que el embarazo de Sandra te ha dejado más idiota de lo que eres principito. —El se rió.

Continuamos hablando por unos minutos más hasta que escuchamos como la puerta se abría y cuando se abrió mi respiración comenzó hacerse complicada. Mi risa se apago al momento en que nuestras miradas se encontraron. Carlos estaba parado ahí junto a Miguel, su sonrisa se apago también al mismo tiempo que la mía.

—Con permiso. —me levante del sillón y corrí hasta mi habitación.

—Brianda espera... yo... —escuche su voz, lo ignore y me metí a la habitación.

—Olvídalo Carlos es inútil será mejor que la dejes —escuche como Miguel le decía.

—Cielos Vela ¿que hiciste para que este tan molesta contigo?  —pregunto Andrés.

—Es su hobbie hacerla enojar Andrés —escuche la voz de Miguel y unas cuantas risas por parte de Andrés y Miguel.

Carlos estaba tocando la puerta, pero a pesar de que la puerta no tenía seguro no entro. Lo cual se me hacía extraño. Porque él es de los hombres que son tercos y no dejan de insistir hasta que lo consiguen. Me quede ahí esperando a que se fueran pero fue imposible y además de que no sólo estaban ellos en mi departamento sino otros también podía escuchar las carcajadas que tenían todos. Cielos era mi departamento y yo no estaba ahí.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐓𝐄  || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora