Prologo

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Octubre 2009

El ya estaba en la habitacion del hotel, listo mirandose por ultima vez en el espejo, tenía puesto un traje negro, una camisa blanca y una corbata negra que hacia juego, su cabello despeinado y peinado a la vez, como lo solía llevar siempre y por ultimo el antiface negro que combinaba a la perfección con lo que llevaba puesto.

Salió de la habitación y descendió en el elevador, este se detuvo en planta baja y camino hasta llegar a donde un Audi azul marino lo esperaba parqueado en la puerta, se subió y encendió el auto aún con la esperanza de que alguno de sus hermanos le llamara y le dijera "hey bro, no es necesario que vallas a la fiesta". El no era un hombre que dijera no a una fiesta, pero era fiesta de la empresa de sus padres además de ser aburrida, cuando asistía los invitados automáticamente olvidaban el porque iban ahí y se concentraban en el sacándole información sobre el o sobre sus compañeros de equipo o bien para conseguir un boleto gratis en el
Palco para el próximo partido.

Era una noche cálida en Cancún, estaba nublado claramente se aproximaba una llovizna. Llego al lugar donde sería el evento de cada año y el valet parquin estaciono el auto, así que el se introdujo al lugar sigilosamente con su antifaz ya puesto, comenzó a caminar por ese lugar arreglado de una manera que se viera elegante, sofisticado y que no quitara la imagen que tenia Imperio.

Desde la puerta diviso a una joven de cabello rizado y negro, con un vestido obscuro, la luz era baja así que no se distinguía el color muy bien, pero lo que el podía mirar a simple vista es que el cuerpo de la joven era delgado, llevaba un antifaz que hacia juego con el vestido que ella llevaba y Carlos no podía dejar de mirarla. Sin duda alguna era el tipo de chica que Carlos buscaba a primera vista después era la personalidad.

—Carlos viniste —decía una voz femenina. Giro su rostro un poco y se dio cuenta que era Nella, su madre.

—Hola madre, bueno estoy de paso, no puedo quedarme mucho tiempo, ya que mañana tengo entreno con selección. —dijo Carlos sonriéndole a su madre. —mi avión sale a las once de la mañana así que no voy a poder ir a la casa.

—Oh cariño no importa, lo importante es que te tomaste el tiempo de venir, yo se que no te gustan estos eventos de la empresa.

—No es que no me gusten...

Su madre lo miraba feliz, el lo notaba en sus ojos brillantes, ella se colocó el antifaz de nuevo.

—Disfruta la noche hijo, pero no bebas mucho...—le dijo su madre alejándose de él.

Tal vez haría lo que su madre le había dicho disfrutar, quien sabe a lo mejor conseguía una chica linda y podría llevarla a un lugar más íntimo. Sacaría provecho de eso. Carlos tomó una copa de vino y se adentró al lugar y con la mirada buscó a la joven que había visto y fue cuando la miró cerca de la mesa de dulces y un hombre a su lado por un momento sintió que ya iba comenzando mal, se acercó un poco y entonces logro escuchar la voz de ella.

—¿Quieres dejarme en paz? —dijo molesta. —No quiero bailar. —mencionó ella tratando de alejarse de el.

El hombre la intentó tomar de la mano y ella en un acto rápido se lo impidió. Así que Carlos aprovechó el momento.

—Hola cariño, lamentó la tardanza.—dijo acercándose a la chica tomándola de la cintura. Ella solo sonrió y le siguió el juego.

—Creí que me plantarías.—dijo tomándolo de las mejillas.

—Como crees, la empresa no me dejaba venir. —dijo Carlos aún sosteniéndola por la cintura.

El hombre los miro y después se fue de su lado.

—Gracias por eso. —dijo ella sonriéndole y tomando las golosinas para irse de ahí. Se giró para dirigirse a otro lado cuando Carlos habló.

— ¿Puedo saber tu nombre? —quiso saber.

—Puedes llamarme B. —dijo ella sonriéndole.—Y también podemos ir a un privado —le guiñó un ojo y eso hizo que Carlos cayera más que rendido ante sus pies.

Ambos caminaron a un privado donde pudieran estar solos sin ningún ruido o alguien que los molestara. Al llegar al privado Carlos cerró la puerta y ahí estaba ella parada enfrente de él dándole la espalda. Carlos se acercó a ella y la tomó de los hombros. Ella se estremeció al sentir el tacto de Carlos. Sabía que estaba mal hacer esto con un completo desconocido pero ya estaba ahí no podía echarse para atrás. Además le serviría de práctica para cuando llegara el momento con Sebastián, no quería ser una virgen con el, quería experimentar esto antes para saber que hacer en el momento.

Carlos comenzó a besar su cuello lo cual hizo que ella automáticamente cerrara los ojos. La giro para besarla de frente, intentó quitarle el antifaz y ella se negó.

—No le quites el misterio, ¿no te excita más? —dijo ella con voz seductora.

El no dijo nada y entonces comenzó a besarla desesperadamente, su mano buscó el zipper del vestido y lo bajo con rapidez, se deshizo del vestido de la chica y ella hizo lo mismo con la camisa de Carlos, después desabotonó el pantalón dejándolo en ropa interior. Ella lo miro directamente a los ojos, algo en sus ojos le era familiar pero no reconocía absolutamente nada. El la tomó y la hizo que ella enredara sus piernas en su cadera, la llevó directamente a un sillón y la recostó con cuidado como si tuviera a una muñeca de porcelana en sus manos. El siguió besándola eufórico, fue bajando por su torso hasta llegar a su pelvis haciendo que ella gimiera y jalara su rostro para que la besara de nuevo. Ella sintió algo rozar en su entrepierna lo cual hizo que comenzara a besarlo frenéticamente. Carlos se deshizo de la ropa interior de ella y ella hizo lo mismo con la de el. El la penetro con sumo cuidado lo que sentía dentro de él era algo que a simple vista tenía que ser más que solo un polvo, el lo estaba haciendo porque quería hacerlo y no por satisfacer su necesidad, no era solo un polvo. Para el significaba algo y era lo único que le importaba a Carlos, con cualquier chica lo habría hecho sin pudor pero con esta chica lo único que quería era cuidarla, le parecía tan frágil que no quería arruinarlo sin siquiera saber quien era exactamente. El estaba apunto de correrse pero no lo hizo dentro. Ambos estaban acalorados y no dejaban de mirarse.

De pronto escucho el timbre de su celular, lo dejo timbrar pero volvió de nuevo a escucharse el timbre.

—Debe ser importante. —dijo ella.

Se levantó y tomó su teléfono y miró las llamadas perdidas de su mejor amigo. Le devolvió la llamada.

—Hola Bro, ¿que sucede? —mencionó un poco acelerado.

—Solo para informarte que se canceló el entreno de mañana, nos van a dar el día libre por si te quieres quedar con tu familia.

—Bien Gracias. –colgó antes de que las preguntas de su amigo comenzaran.

Se giro y ahí estaba ella parada colocándose su vestido de nuevo.

—Te digo la verdad, no me interesas. —dijo ella poniéndose enfrente el dándole la espalda.—me ayudas.

—Ni tu tampoco me interesas, si estamos siendo sinceros.—dijo el aunque sabía que estaba mintiendo. Le subió el zipper del vestido.

Y ambos se quedaron en silencio, el colocando su ropa y ella acomodándose el cabello. El se salió del privado acomodándose el antifaz que lo tenía flojo se lo quitó un momento y mirando a ambos lados se lo volvió a colocar y fue entonces cuando vio a la mejor amiga de su hermanastra.

—Vela.

—Holland. —dijo Carlos serio.

Ella nunca le había caído bien simplemente la toleraba porque Brianda era su amiga y aunque no la soportara y tuvieran una pequeña rivalidad de hermanos, la quería muy en el fondo, habían crecido juntos y aunque no fuera biológicamente su hermana al final del día el la iba a defender a capa y espada como lo haría con cualquiera de sus hermanos.

Se alejó y fue entonces cuando vio como Holland ingreso ahí y sacó a la chica del vestido obscuro. Y fue entonces cuando miró a la chica sin el antifaz.

—¡Mierda, que acabo de hacer! —exclamó Carlos tomándose el cabello.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐓𝐄  || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora