Capitulo Veinticuatro

195 11 9
                                    

Enero 2015.

Me encontraba en mi habitación pensando en como le iba a decir lo que estaba ocurriendo conmigo había estado a punto de llamarlo pero sin embargo mi dedo nunca marco su nombre en la lista. Yo lo conozco, es mi hermano y él no es el tipo de hombre que quiera una relación sería si así hubiera sido me hubiera pedido que fuéramos pareja pero sin embargo seguía diciendo que solo fuéramos amigos. Lo había postergado mucho tiempo ya habían pasado ya dos meses desde la ultima vez que lo vi, habíamos hablado en ocaciones muy poco pero habíamos hablado no de nosotros como pareja sino de que estábamos haciendo mal al ocultárselo a nuestros padres y que si lo decíamos era probable que arruináramos todo y ya tenía que viajar para hablar con el. Tome una maleta pequeña y empaque lo mas necesario en ella, tome un taxi y el primer avión a España. Teníamos que hablar sobre nosotros, sobre esta situación.

Yo ya sabía que si se enteraban mi padres lo obligarían a que fuera responsable, pero lo único que no quería era que el me odiara, no me permitiría obligarlo a que sea atado a mi solo porque la maldita pastilla no fue efectiva y aparte porque la olvide y no la tome a la hora que debía sino una hora más tarde. El capitán anunció que llegaríamos a San Sebastián en diez minutos en ese momento el miedo de su reacción ya comenzaba asechar en mi cuerpo.

El avión arribo a San Sebastián a eso de las dos de la tarde y tome un taxi.

—Podría llevarme a Zubieta porfavor.

—Si enseguida señorita

El taxista me llevo a zubieta y me dejo ahí después de casi una hora de camino por culpa del tráfico, baje y me quedé ahí afuera esperando a que el saliera.

Espere ahí por dos horas cuando lo vi salir junto a uno de sus compañeros. El me miró y su cara de sorpresa no se quitaba de su rostro camino hasta a mí y lo único que hizo fue abrazarme.

—¿Qué haces aquí? —quiso saber.

—Tenemos que hablar. —dije sería.

El asintió y me sonrió, se despidió de sus compañeros y ambos caminamos a su auto y comenzó a conducir.

— ¿Ya comiste algo? —pregunto intentando hacer tema de conversación en el silencio que nos habíamos fundido.

—No —susurre. Ya me esperaba con que se molestara.

— ¿Porque no lo haz hecho ahora?

—Simplemente lo olvide Carlos.

Y no me ría del todo.

—Vamos a llegar al departamento y vas a comer lo que sea que haya  —dijo con el tono autoritario, mierda me recordaba a mi padre.

—En realidad no tengo hambre... —chille frunciendo el ceño.

—No esta a discusión...

El viaje en el auto duro muy poco ya que había poco transito en la autopista, cuando por fin llegamos a su departamento. Ambos entramos y llegamos a la cocina directamente, se acercó al refrigerador y comenzó a sacar varias cosas y algunas las vacío en un sartén, la comida se comenzó a calentar y cuando estuvo lista la sirvió en dos platos y me dio uno a mi y el se quedo con el segundo.

Había un silencio, demasiado molesto para mí y jamás había tenido un silencio así con el, yo solo estaba jugando con la comida moviéndola de un lado a otro.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐓𝐄  || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora