23.

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— ¡Mierda, mierda!

CL aceleraba a más no poder, pero las calles del gueto no eran muy amables con su pesada Hummer, lo cual dificultaba la movilización y daba ventaja a los del Jeep. Las calles eran muy cerradas, eso hacía que CL tuviera que maniobrar más que en una carretera normal, hasta el momento sólo habían logrado perforar la parte trasera de la Hummer, pero la ventaja que le llevaba a los hombres era cada vez menor gracias a las calles. Su peor miedo se hizo realidad cuando vio que en la entrada del gueto habían hombres armados haciendo guardia, si bien ellos no sabían lo que ella había hecho sólo bastaría una llamada para hacérselo saber. Apenas los hombres oyeron el rugir de su motor empezaron a dispararle de frente, si bien sólo habían 2 armas equipadas con balas perforadoras ellos disparaban con todas igual, lograron romper el vidrio y herir 2 veces a CL, una bala atravesó su brazo pero la otra quedó enterrada en el estómago. Herida y con un Jeep detrás sumándole las 4 horas de carretera, esos factores ya estaban haciendo dudar a CL si lo podía lograr, salieron del gueto pero la persecución seguía, derrapes, rebasar autos, entrar en callejones, nada de eso los detenía. CL tenía pocas posibilidades y entre ellas estaba rendirse, oyó como su motor hacía ruidos raros y vio como una capa de humo se levantaba de su capot.

— ¡Genial!

También oyó como uno de sus neumáticos explotó justamente entrando a un callejón donde ella derraparía. Rompió su chaqueta e hizo un torniquete para su brazo y sólo pudo hacer presión para la herida de su estómago. Se aseguró de que su 9mm estuviera cargada y tuviera cartuchos de repuesto antes de salir del auto. Se escondió detrás de unos contenedores de basura y esperó a los del Jeep, agradeció al cielo haber traído el silenciador con ella. Detuvieron el Jeep y bajaron a inspeccionar la Hummer, desde ahí CL logró herir de muerte al copiloto, pero no se percató de que el conductor quedó cerca de ella. El conductor la tacleó e hizo que su espalda sonará contra la pared de aquel callejón, nadie llegaría, eso es seguro. Él la desarmó y antes de que tomará su arma, CL le dio una patada al arma tirándola bajo el contenedor.

—Será más divertido matarte con mis propias manos.

El hombre tomó a CL del cuello para estrangularla, CL trató de deshacer el agarre pero no tuvo éxito, poco a poco el aire iba dejando sus pulmones. Con su brazo bueno, dio un golpe muerto en el agarre girando su cuerpo y logró deshacer el ataque, tosió y respiro como si volviera a nacer, pero eso sólo sirvió para que el hombre arremetiera contra el contenedor con la cabeza de ella, sintió como un líquido viscoso salía de su nariz y frente. Tomada por sus cabellos, su movilización era casi nula así que sólo se cubría lo más que podía, su cabeza martilleaba contra su cráneo y la pérdida de sangre ya la estaba afectando. Cuando el hombre la volvió a estrangular, CL le propinó —a como pudo— una patada a la rodilla que lo logró botar, sacó su manopla del bolsillo y ya armada con ella, empezó a golpear sin cesar su cuello, cabeza y costillas, pero con su carente fuerza debía hacer algo mejor para acabar con él. El hombre logró bloquear las manos de CL y seguidamente le propinó un buen cabezazo que dejó aturdida por unos segundos a CL. Cuando volvió en si, vio que el agresor estaba buscando su arma y aprovechó esos segundos para lanzarse contra él y aplicarle una llave al cuello, el hombre arremetió con la espalda de CL la pared, pero ella sólo apretó con más fuerza y trancó más sus piernas en el torso de él, una vez que él ya estaba palideciendo, CL hizo girar la cabeza de él de manera violenta, logrando romper su cuello. A duras penas se arrastró para conseguir su 9mm, la guardó y volvió a su Hummer para sacar su bolsa y decidió irse en el Jeep, llamaría a Bobby para que se encargara tanto como de la limpieza como de remolcar su auto y repararlo. Con la vista nublada y una importante pérdida de sangre logró llegar a una clínica, una vez pisada las instalaciones CL perdió el conocimiento, golpeando su cabeza contra el frío piso de recepción.

Luego de unas horas de operación, lograron sacar la bala del cuerpo de CL y reponer la sangre que había perdido. Por la anestesia no había despertado pero eso era relativamente normal, luego de un tiempo, abrió los ojos y vio a la persona que menos creía que vería.

— ¡Chae! —Harin se abalanzó a los brazos de su hermana—.

—Ha, duele.

—Perdón, perdón, perdón. Estaba tan preocupada por ti —dijo sacudiendo su nariz con un trozo de papel—.

—Tranquila, estoy bien.

— ¡¿Tranquila?! Tenía miedo de que no despertaras porque te habían metido dos balas por tu maldito trabajo, ¡¿así quieres que me calme?!

— ¡No grites! Te he dicho que no te metas, ya estoy bien.

—Estás más pálida que un fantasma pero estás bien, que sin vergüenza eres.

—Por favor, discutimos esto después, tengo hambre y sed. Además este no es un lugar para discutir esto.

—Pediré que te traigan algo decente de comer.

Luego de haber comido y recobrado fuerzas, CL estaba lista para irse pero Harin lo impidió.

— ¿Qué haces?

— ¿Qué no ves?

—No te irás, no en ese estado.

— ¿Ahora eres doctora?

—Por favor, Chae, recupérate. Luego te vas, aunque sea quédate unos días.

—Todo sea para que dejes de llorar y meterte en mis negocios —CL volvió a la cama—.

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Damn! ¡Qué cosas!

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Las quiero.♥♥♥

Perdedor {Skydragon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora