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Comencé la semana muy centrada en mis estudios, quería sacar unas magníficas calificaciones para mantener mi beca porque, a pesar de estar ganando dinero con Pierina, quería enviar algo a mi familia, ellos se lo merecían y además, aunque mi madre no me lo quería decir, yo adivinaba por su tono de voz que las cosas económicamente no iban bien...

Cuando salía de clases me gustaba pasear un rato por Central Park, ese parque me tenía fascinada, me sentaba en algunos de los bancos de madera dispuestos en el paseo a observar a los transeúntes pero sobre todo, observaba a los niños, me imaginaba que era yo la que llevaba a mis hijos a jugar, esa era mi ilusión, convertirme en madre en un futuro pero ahora tenía otras prioridades...

Se me pasó la tarde rápido mientras disfrutaba de los niños y pensaba en mi siguiente cita, este viernes iría con el señor Tom Black, Sami me había hablado de él, me comentó que las chicas decían que era muy bueno en la cama osea todo un "casanova" y que ciertamente estaba muy bien dotado, por supuesto no entraba dentro de mis planes el acostarme con él, desde que empecé en este trabajo me impuse a mi misma como norma no mantener relaciones sexuales con mis clientes, estaba convencida que desde el momento que rompiese esa norma, acabaría pasando de ser de una simple acompañante a toda una prostituta, no deseaba que ningún hombre me pagase a cambio de sexo, el día que encontrase al hombre indicado y decidiese entregarme a él en cuerpo y alma, no sería a cambio de dinero, sería por amor...

Mi móvil sonó sacándome así de mis pensamientos, era mi madre, últimamente me llamaba con mucha frecuencia decía que me echaba de menos, que la casa estaba vacía sin mi, que nada era igual...

-Hola mamá, ¿no te cansas de oír mi voz?, es el tercer día consecutivo que me llamas-, le dije contestando al teléfono mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro, adoraba a mi madre y me encantaba hablar con ella pero de vez en cuando le decía estas cosas para hacerla enojar...

-Hola hija, yo también me alegro mucho de oírte-, respondió mi madre con sarcasmo...

-Anda mami no te enfades ya sabes que me encanta oír tu voz por teléfono, te echo mucho de menos, ¿cómo está papá?-, le contesté mientras reía por la reacción de mi madre, parece mentira que no me conociese, pensé para mi misma...

-Está todo bien hija, tu padre también, ya sabes como siempre-, respondió mi madre intentando sonar convincente aunque yo sabía que estaba mintiéndome...

-Mamá te conozco muy bien y se que no estás siendo sincera, necesito que me digas la verdad, siempre nos lo hemos contado todo, ¿qué ocurre?-, le pregunté a mi madre aunque mis palabras sonaban extrañas para mí, yo le estaba reprochando a mi madre su falta de sinceridad cuando yo era la primera que no había dicho la verdad con respecto a mi trabajo, cuando mi madre preguntó que dónde estaba empleada simplemente le dije que en una cafetería por las tardes, no creo que entendiesen que su hija era una Dama de Compañía, aún cuando yo no tenía sexo con mis clientes, para ellos sería como una puta, no lo soportarían, su mentalidad antigua no lo asimilaría y yo, no quería disgustarles...

-Ay hija mía, a veces se me olvida que eres muy perceptiva, no pasa nada malo solo que no quiero preocuparte-, contestó mi madre como queriendo restar importancia a lo que sea que la preocupaba...

-Mamá suéltalo, sino me lo dices no te puedo ayudar-, le dije intentando convencerla ya que mi madre era algo tozuda y "difícil" a veces, decían que me parecía a ella...

-Bueno hija se trata de tu padre, ha tenido que dejar su empleo porque consideran que ya es algo mayor y debe jubilarse, imagínate como se ha puesto, está que se sube por las paredes, dice que en casa se siente como una león enjaulado-, decía mi madre riéndose, la verdad es que era capaz de imaginarme lo insoportable que estaría mi padre sin tener nada que hacer, pobre madre lo que iba a tener que aguantar...

Trying Your Luck | Guy BerrymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora