Trying Your Luck | Guy Berryman

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PARIS (V PARTE)

GUY (P.O.V)

Dios mío definitivamente estoy locamente enamorado de esta mujer, el cielo me ha enviado un Ángel que ilumine mi vida y la saque del letargo en el que estaba sumida y ahora me siento tan feliz que sería capaz de gritar a los cuatro vientos que me he vuelto a enamorar, que (tu nombre completo) es la mujer que mi corazón necesitaba para curarse definitivamente y que haré hasta lo imposible por tenerla a mi lado el resto de mi vida porque ahora que la conozco ya no concibo la vida sin ella a mi lado...

Sumido en estos pensamientos llegué hasta mi apartamento necesitaba darme una ducha y descansar un rato pero la verdad es que mis ojos se negaban a cerrarse y mi corazón no dejaba de latir ansioso ante la noche que nos esperaba a (tn*) y a mi, había cuidado cada uno de los detalles desde el sitio, que era uno de los mas exclusivos y maravillosos de París, así como la decoración de la mesa que estaba regada de pétalos de rosas blancas ya que quería representar con ellas la pureza de mi corazón y de mis sentimientos hacia ella y después la cena que sería una degustación de comida francesa para que recordase cada uno de los sabores de París así que me era imposible conciliar el sueño, después de darme una ducha recorrí la sala de mi casa como cien veces, encendí y apagué la televisión otras tantas sin ni siquiera prestar atención a lo que veía, me asomé a la terraza tantas veces que memoricé los Campos Elíseos con tanta perfección que podría enumerar los diferentes colores de las hojas de los árboles ahora que estaba acabando el otoño, al final tuve que vestirme con el buzo y las zapatillas de deporte y salí a correr un rato para liberar tensión, descargar adrenalina e intentar que el frío viento de la tarde despejase mi cabeza ayudando a liberar así las mariposas de mi estómago...

Corrí mas kilómetros de los que nunca había hecho dándome cuenta de que de repente me sentía exhausto por lo que tuve que descansar en uno de los bancos del parque mientras daba buena cuenta de la pequeña botella de agua que había traído conmigo hasta que me di cuenta de que justo al otro lado del banco estaba sentada una anciana rodeada de dos pequeñas ardillas que comían bellotas directamente de su mano por lo que me quedé embelesado mirándola hasta que su voz me sacó de mis pensamientos obligándome a fijar mis ojos en los de esa anciana que eran azules como un cielo raso de verano enmarcando un rostro surcado de pequeñas arrugas que denotaban el paso de los años pero adornado con una sonrisa tan radiante que la hacía parecer mas joven que yo mismo...

-¿Lo ve joven?, en la vida se puede conseguir todo lo que uno se propone-, me dijo la anciana mientras seguía dándole de comer a las ardillas...

-Disculpe señora pero no la entiendo-, le respondí de inmediato ya que no era capaz de averiguar a lo que se refería exactamente la mujer...

-Pues que las cosas que parecen imposibles al final son las que más nos gratifican como por ejemplo dar de comer a las ardillas, parece que es prácticamente imposible pero al final lo he conseguido y me siento muy feliz porque he sido constante y el esfuerzo ha valido la pena-, me contestó la anciana sin dejar de alimentar a los pequeños animales...

-Lo siento buena mujer pero sigo sin comprender donde quiere llegar-, le contesté nuevamente cada vez más intrigado por averiguar que era exactamente lo que quería decirme la anciana...

-Pues mire joven se ve claramente que usted está enamorado, que su corazón late desenfrenado por una joven que le roba el sueño y más de un suspiro, pues no deje de luchar porque al final ella entrará de lleno en su vida y usted se dará cuenta de que, a pesar de que el camino ha sido difícil, usted ha conseguido la felicidad plena-, me respondió la anciana mientras clavaba sus azules ojos en los míos dejándome completamente anonadado por lo que acababa de escuchar...

-¿Cómo sabe usted que mi corazón late por una mujer que aún no me corresponde?-, le pregunté sin dejar de mirarla dándome cuenta de que esa mujer me transmitía una paz y una tranquilidad inmensa haciéndome sentir de lo más a gusto incluso hablando de mi vida privada, es como si conociese a esa anciana de toda la vida y como si ella me conociese a mi también...