VIII. Melancholic

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Título: Melancolía
Género: Romance/Drama
Tipo: Songfic
Palabras: 1327
Advertencia: Tal vez un poco de OoC por parte de Hinata o Sasuke. Y puede que haya confusión en la historia –lo cual, conmigo como redactora es creíble-.
Aclaraciones: Narración omnisciente. Algunos renglones en cursiva son fragmentos de la canción del cual esta basado este fic.

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Melancolía
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Érase una vez la melancolía, y encontramos que:
''El amor es un juego de dar y tomar''

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Había una vez, una historia que podría ser tomada como cliché. De una chica que se enamoró de su vecino y cada día se despertaba pensando en él.

Sin embargo, no fue así desde el principio pues ella antes había amado a otro; el mejor amigo de él.

Toda su infancia se pasó añorando aquel imperativo rubio que nunca notó su amor.

Lo que amaba aquella chica del rubio de ojos azules era su tenacidad para la vida, jamás rindiéndose ante las adversidades aun si fallaba, siendo su orgulloso perdedor. Siempre lo contemplaba desde lejos, él era su ejemplo a seguir. Su sonrisa era como el sol que le iluminaba la vida. Ella adoraba esa sonrisa, y le encantaba verla en su rostro, a pesar de que el motivo nunca fuese ella. Siempre estaba lleno de amigos, mientras que ella a gatas y tenía dos.

Pocas veces pudo hablarle sin que se desmayara y todas gracias a su vecino, debido a que sus madres eran amigas así que algunas veces Mikoto-san le enviaba algún recado con ella.

Su amor por aquel sol era tan irreal, al grado de jamás poder suceder.

Pues este estaba enamorado de una flor rosada igual de resplandeciente que él; y sí, no era ella.

A veces pensaba que sí tenía oportunidad con él, por las veces que habían pasado tiempo juntos y él le decía cosas como: ''Serás una buena esposa'', ''Me gustan las personas como tú'' o ''Eres genial, Hinata-chan''.

No obstante, eso nunca ocurrió.

Él, como su orgulloso perdedor, jamás se rindió por el amor de su querida Sakura y eventualmente esta correspondió sus sentimientos.

Destrozada la pobre morocha no hacía más que llorar, a diferencia de su amado de cabellos dorados, ella no era tan valiente como él, ni egoísta para pelear por su amor viendo la felicidad radiar por sus poros.

Así que solo se quedó hundida en su soledad.

Hasta que con ayuda de sus únicos amigos, pudo por fin salir de esa oscuridad. Empezó a hacer más amigos, en especial amigas, ya que no contaba con ninguna de estas. Por ironías del destino el grupo de amigos de su aun querido rubio paso a ser el suyo también. Y, aunque aun sentía una punzada en su pecho al verlo con su novia, el apoyo incondicional de sus amistades la hacía poder seguir adelante.

Pasaron los años, ella actualmente cumplía dieciséis y cursaba el segundo año de preparatoria.

Amigos venían, amigos iban.

Pero sus dos mejores amigos siempre estuvieron con ella. Así como su rubio extrovertido el cual también se había convertido en un gran amigo y los rastros de aquellos sentimientos amorosos casi se habían desvanecido por completo.

Cuando su vida parecía marchar viento en popa y pensaba que nada podría ser mejor en su vida. Él apareció, o mejor dicho; se dejó ver.

Amour imaginaireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora