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Me puse unos pantalones negros ajustados, una camiseta negra que pone en una esquina con las letras en blanco Hollister y unas vans negras. Fui al baño arreglarme un poco, me observe en el espejo, me veía fea, pálida, con ojeras y demasiada grasa sobre mi cuerpo, lo normal es que el negro te lo disimule pero a mi no me lo disimulaba. Decidí hacerme un moño pensé que sería lo más cómodo.
Cogí mi chupa de cuero, me la puse y guarde el móvil y las llaves.

Cuando llegamos al tanatorio estaba lleno de gente, no paraban de preguntarse unos a otros que tal estaban, esa pregunta me parece estúpida en esos momentos, cuando se muere alguien cercano a ti es algo obvio que no vas a estar bien.

Nos metimos todos en la capilla que se encontraba en el tanatorio y todos empezaron a rezar menos yo, yo no creía en esas cosas.

Cuando la fueron a enterrar, ella se encontraba en una caja marrón, unos señores la metieron subterránea debajo de tierra y pusieron su lápida encima tapando el agujero donde se encontraba ella. Se puso todo el mundo alrededor de la lápida.

Padre nuestro que estás en el cielo...

Yo ya no pude aguantar las lágrimas, primero callo una, luego otra... Asta que me tuve que ir de allí por que no podía con esa situación, salí afuera del tanatorio y me senté en un banco un poco alejado de allí, me puse las rodillas en mi pecho y las manos tapando mi rostro de la cara.

Note que alguien me toco la espalda suavemente, me quite las manos de mi rostro y levante la vista con mis ojos vidriosos, se encontraba un chico que mediría 1.70 con el pelo corto, degradado, como los chicos ahora lo llevan por arriba bastante más lago, su pelo castaño oscuro, y sus ojos color marones claros, alargados, llevaba una sudadera blanca donde ponía una frase en negra "TODO TIENE UN SENTIDO" y unos pantalones negros vaqueros ajustados y unas deportivas.

-¿Diego? - dije apartándome las lágrimas de los ojos.

-Si soy yo, Diego - me dijo riendo.

-¿Que haces aquí?

-Vivo por aquí cerca, en unos chalet de allí a lo lejos - me dijo señalando una cuesta donde se encontraban unos cuantos chalet blancos.

A sentí con la cabeza y a parte la mirada de el, es demasiado guapo.

-¿Y tu, estas de entierro?

-Eeee... Por desgracia si, se murió hace unos días mi tía - al hablar de eso solo se derramaban lágrimas y lágrimas...

-Lo siento - me dijo con la mirada fija en mi.

Me puse roja en ese momento, su mirada penetraba a la mía, eso me incomodaba.

-Bueno yo... Me debería meter otra vez para dentro, se van a preocupar al no saber dónde estoy.

-Esta bien, pero no llores mucho Alaska, ¿vale? - me dijo con una sorisita.

-Lo intentaré.

Se acercó a mí y me dio un abrazo y me aparto una lágrima que se derramó por mi rostro.

Cuando entre de nuevo en el tanatorio, mi cabeza no entendía por qué Diego se había portado también con migo, cuando en el Instituto no hablábamos ni nada, sólo nos veíamos a veces, pero nunca habíamos tenido ninguna conversación, yo pensaba que ni sabía quién era yo y menos que supiera mi nombre.





No Me Entiendo Yo Ni Nadie [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora