05

5.8K 518 206
                                    

Observando mi mano arrugue la nariz. Aún sentía mis nudillos palpitar y estos ya comenzaban a tornarse rojos.

Asintiendo ante las palabras de Rick, el primer hombre que se nos acercó en la carretera me reincorporé sobre la incómoda madera que constituía la escalera del pórtico de aquella casa de campo.

—Supongo que ella ha de ser muy especial para ti —continuó hablando—; siento mucho todo esto.

Lo observé durante un momento. Comprendía el cómo él veía la situación. Sin embargo estoy seguro de que no tiene la más mínima idea de como realmente me siento. Creo que siquiera si intentara explicárselo podría comprenderlo, porque además del desastre que se ha desatado en mí desde que conocí a Madison dudo que exista siquiera una palabra para definir como me siento en éste momento.

Aunque devastado está bastante cerca.

—No la conozco hace mucho —le dije aún con la mirada fija en el bosque a lo lejos—, pero aún así estoy muy preocupado, y el que ese capullo le haya disparado porque pensó que era un caminante me hace actuar mal.

—Lo lamento, Shane suele hacer esas cosas sin pensar... Creo que es instinto —no dije nada, porque no creía que fuera necesario confirmar aquello, y aún así no sabía si era cierto—. Pueden quedarse hasta que ella está bien.

—No sé si a Madison le guste quedarse mucho tiempo cerca de la persona que le disparó.

Rick asiente y golpeando sus muslos se levantó de las escaleras en que permanecíamos sentados.

—Si no te molesta cuando despierte me gustaría hablar con ella.

Elevé la mirada para observarlo y me encogí de hombros con una mueca.

—Ella debería decidir eso.

Él asintió antes de alejarse hacia una fogata rodeada de personas; incluyendo al anciano que al llegar permanecía sobre la autocaravana y el idiota que le disparó a Madison.

Me mantuve observándolos durante algunos minutos, pensando en que realmente parecían una familia, y no quité mi vista de ellos sino hasta que la voz del anciano que según me dijo Rick, se llama Hershel interrumpió mis pensamientos.

—Oye muchacho —me llamó y pude sentir mi corazón aumentando la intensidad de su latir.

—¿Como está? —levantandome le interrogué intentando no evidenciar demasiado mi preocupación. 

Él me observó, y elevando sus blancas cejas asintió suavemente.

—Está inconsciente, pero bien —añadió lo último al verme dar un paso en frente—. La situación puede variar así que no hay forma de saber con exactitud cuando despertará.

—Pero lo hará ¿verdad?

—Esperemos que sí —me dijo mientras me palmeaba el hombro. Apreté los labios.

—¿Puedo verla?

El asintió antes de dar la vuelta y comenzar a caminar adentrándose a su casa. Lo seguí todo el camino hasta que en la última habitación al final del pasillo abrió la puerta dejándome ver a Madison tumbada boca arriba sobre la cama con unas sabanas cubriéndola hasta la cintura.

Volví mi mirada al anciano quién me dedicó un asentimiento antes de retirarse.

Caminé hacia Madison con el corazón en la garganta y tomé asiento sobre una silla de plástico que yacía junto a la cama.

Junté los labios en una mueca y suspiré.

Quería no preocuparme demasiado porque la verdad ya podía oír las voces de mis —seguramente difuntos— amigos burlándose de mí por preocuparme por una chica que conozco hace apenas dos días. Y quizás aquellas ficticias voces dentro de mi cabeza tengan razón, pero me concentro en no darles más importancia de la necesaria y  continúo observándola con los codos recargados sobre mis muslos, esperando que Madison abra sus profundos ojos azules y sonría mientras me dice alguna de sus frases inteligentes acompañándola del típico dulce pero al mismo tiempo irritante «Ojitos».

Pero no lo hace.

Me pasé las manos por el rostro con frustración y dejé escapar un ahogado suspiro.

—¿Estás bien? —al elevar la mirada llevaba conmigo la esperanza de que aquella suave voz fuera de Madison, pero en cambio se trataba de una de las chicas que ayudó a Hershel hace algunas horas. Asentí desviando la mirada una vez más hacia la castaña sobre la cama—. Tú eres Glenn ¿no es así?

Elevé las cejas ante su pregunta y asentí, sin embargo antes de poder hablar ella continuó:

—Despertó cuando mi papá estaba sacando la bala y preguntó por ti un par de veces.

Apreté los labios y me mantuve en la misma posición hasta que la chica se acercó y me extendió un plato en el que reposaba un emparedado junto a un vaso de agua.

Le agradecí, porque ella no era Madison, y no me diría que no era necesario y porque francamente el estomago me gruñía hace ya algunas horas.

—Soy Maggie —me avisó deteniéndose en la puerta del lugar—, si es que necesitas algo solo dímelo —asentí ante sus palabras y observé como abandonaba la habitación.

Era una chica muy linda; de unos llamativos ojos verdes; rasgos finos y corto cabello castaño. Bastante guapa si me preguntaran. Sin embargo por alguna razón no llamaba mi atención.

Durante los próximos minutos me dediqué a consumir los alimentos que Maggie me proporcionó con bastante tranquilidad, porque si bien la granja estaba bastante alejada de todo, el saber que hay más personas allá afuera me hace sentir mas seguro.

Limpiando mis manos en mis pantalones me levanté de la silla y me acerqué a Madison. Cogí con suavidad las sabanas que la cubrían y las elevé hasta dejarlas a la altura de su pecho. Apreté los dientes sintiendo cierto molestar algunos centímetros bajo el abdomen y suspiré antes de llevar una de mis manos a su rostro y acomodarle algunos mechones que le cubrían el rostro. Y la observé durante algunos segundos más; su piel estaba pálida y bajo sus ojos se habían formado unas pequeñas bolsas oscuras, además mantenía sus labios levemente separados. Apretando mis labios en una mueca di un paso atrás.

Cogí mi mochila y la de Madison que se hallaban en el suelo y las acomodé junto a la cama antes de volver a sentarme en la silla, decidido a pasar la noche allí por si ella llegaba a despertar.

Pero no lo hizo ni esa noche ni durante los siguientes cinco días.

Ojitos » Glenn Rhee [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora