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Jalando por última vez la cuerda me giré hacia Madison, quien hace algunos segundos ya había acabado de atar al caballo y ahora caminaba hacia la puerta de aquella desaliñada tienda de ropa, la que sin mucho esfuerzo logró abrir.

Cuando se adentró a la tienda la seguí y me di el tiempo de cerrar la puerta antes de girarme a verla nuevamente. Había cogido un par de prendas y continuaba caminando atreves de los pasillos con bastante naturalidad, quizás incluso como lo hacía antes del apocalipsis. Y ahí fue cuando comencé a cuestionarme, y es que inevitablemente me pregunté si alguna vez nos hubiéramos conocido o siquiera visto caminando por las calles o algo parecido si el mundo no estuviera tal y como lo está ahora.

—¿Todo bien? —preguntó llamando mi atención.

Me gire a ella, solo podía verle el rostro debido a que se hallaba detrás de algunos estantes de calzado, sin embargo me observaba con las cejas en alto pareciendo tener bastante curiosidad.

—Sí —le contesté—, solo estaba pensando.

No contestó, solo continuó caminando. Y luego de observarla durante algunos segundos terminé permitiendo revisar la ropa restante sobre los estantes o colgadas en los percheros, de la que cogí algunas camisetas y un par de pantalones.

—¿Crees que a Carl le guste? —me preguntó enseñándome una camiseta color azul marino con un estampado de Superman—, adoro a ese niño —sonreí.

—Últimamente los he visto unidos asique supongo que lo que le consigas le gustará.

Madison asintió conforme doblaba la camiseta y se quitó la mochila para guardar la prenda dentro de esta. Luego de ello se giró y comenzó a caminar. Suspire.

—Glenn hay que irnos —habló rápido, y cuando me giré en su dirección noté como recargaba una de sus manos en el vidrio de la puerta y con la otra apretaba un pequeño revólver que Rick le proporcionó el día que despertó.

—¿Qué?

—Hay que irnos, vienen caminantes.

Inmediatamente me acomodé la mochila una vez más sobre los hombros y comencé a trotar en su dirección llegando a tiempo para cuando abrió la puerta dejándome ver como un horda de al menos unos diez caminantes se acercaba.

—Pero apenas llevábamos veinte minutos ahí dentro.

Corriendo hasta mi caballo corté la cuerda con que lo había atado para luego subirme a él.

—No importa —me dijo al mismo tiempo que se subía a su caballo y agitaba las riendas de él. Repetí su acción—, de todas formas no quería ropa; solo quería pasar tiempo contigo.

Aquello de seguro en otra situación me hubiera paralizado un momento, sin embargo solo reaccioné agitando las riendas del caballo indicándole que aumentara la velocidad, lo que tras relinchar realizó.

—¿Qué?

—Olvídalo.

Volví mi mirada a nuestras espaldas, notando como a lo lejos los caminantes nos seguían.

—Madison —la llamé bastante alto.

—Olvídalo —repitió, y a través del ruido que ocasionaban los caballos al correr logré notar que parecía enfadada.

—Por favor —ella se giró hacia mí un segundo y luego llevó su mirada a nuestras espaldas, y a juzgar de su reacción pude comprender que ya comenzábamos a perder a los caminantes.

—Que lo olvides Glenn; no tiene importancia —farfulló, y por el rabillo del ojo logré ver como murmuraba algo.

Jalé de las riendas del caballo con frustración, sabiendo que ella se detendría algunos metros más allá, lo cual hizo.

Ojitos » Glenn Rhee [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora