Por inercia el cuerpo se me balanceó hacia delante y pude amortiguar el golpe con las manos.
Observé a Madison, notando como se encaramaba sobre la fila de los asientos traseros en busca de Abraham, quien continuaba manejando. Y, cuando copié su acción pude ver como éste golpeaba el volante ante la escena frente a nosotros.
—Hay que hallar la forma de pasar.
—Podemos rodearlo.
—No, nos tomará mucho tiempo.
Me muerdo el interior de la mejilla, y me reincorporo sobre el piso de na camioneta para observar mejor, como frente a nosotros, a través de la ventana se asoma la impresionante imagen de una gigantesca horda de caminantes.
—Pasemos por encima, si no nos detenemos podremos hacerlo.
—No Abraham, es muy arriesgado —Madison le dice casi instantáneamente, y cuando la observo puedo ver como presiona el asiento en el que está apoyada con tanta fuerza que los nudillos se le tornan blancos.
—No hay otro camino para hacerlo —Rosita dice, y puedo sentir la tensión aumentar.
—Según el mapa podemos retroceder dos kilómetros por winston y desviarnos directamente a Tennessee.
—Perderemos mucho tiempo —le contradice el militar y sin más pisa el acelerador provocando que me golpeé la espalda contra la puerta trasera del vehículo.
—¿Estás bien?
A pesar de que la vista se me nubló por las orillas y Madison se hallaba casi sobre mí bastante preocupada solo fui capaz de centrarme en algo en especifico, y es que para mi sorpresa el vehículo volvió a detenerse esta vez a causa de Eugene, quien forcejeaba para retirar las llaves del vehículo y así evitar que Abraham pasara sobre aquella horda
Sin embargo algo pausó su disputa, y es que el resonar de la bocina del vehículo llamó tanto nuestra atención cómo la de los caminantes a lo lejos.
—¡Retrocede! ¡Vayámonos de aquí!
Puedo ver, aunque solo soy capaz de oír el latir de mi corazón, como Eugene le entrega rápidamente las llaves a Abraham y éste se esfuerza por encender en vehículo son éxito alguno.
—No hay tiempo —la voz de Madison se oye lejana ante mis oídos, pero aun así todos hacen caso a sus palabras y descienden del vehículo. Incluyéndome.
El asfalto bajo mis pies está sumamente caliente y el sol me quema la nuca mientras nos hacemos paso entre los pocos vehículos que yacen varados sobre la carretera.
Mis pies se mueven más rápido que nunca, y aunque solo pienso en que no quiero morir no soy capaz de concentrarme demasiado.
—¡Por aquí! ¡Moveros rápido!
Los pulmones me ardían como nunca antes y tenía las piernas entumecidas.
Cogí una nueva bocanada de aire y llevé mis brazos flexionados a los costados de mi torso para darme mayor rapidez.
—¡Continúen! ¡Aun no los perdemos!
Sacudo la cabeza intentando librarme de la voz dentro de ella que me pide a gritos que me detenga porque si no lo hago me desmayaré. Pero no puedo hacerlo; si lo hago moriré.
Salto la barandilla que separa la carretera del bosque y jadeo cuando los pies se me deslizan por la tierra suelta provocando que pierda el equilibrio durante unos segundos.
—¿Por dónde? —la jadeante voz de Madison es la siguiente que se escucha, y cuando la observo puedo ver como el pecho le sube y baja con rapidez mientras observa nuestro entorno.
—¡Solo corre!
—¡Es que son demasiados!
Paso saliva con fuerza e intento coger aire, pero no puedo, como si se me hubiera cerrado la garganta e impidiera el paso del aire a mis pulmones.
Me golpeé el pecho un par de veces sin detenerme, sin embargo debido a eso y a la preocupación naciente en mí no fui capaz de prestar atención al camino frente a mis ojos y acabé cayendo sobre la tierra tan rápido y de imprevisto que me di un fuerte golpe en la mandíbula sin poder reaccionar antes.
La vista se me nubló en las orillas, sin embargo al menos ahora podía respirar.
Llevé mi vista a mis espaldas, notando como aquella horda aun no seguía, solo que ahora se había reducido.
Pero aun así eran demasiados.
Llevé mi vista al frente y con ayuda de mis manos comencé a levantarme.
—¡Glenn! —su voz se oía lejana, y aunque corriera cada vez más rápido no dejaba de serlo—, ¡Glenn!
Su voz quebrada y la desesperación era evidente.
No podía rendirme.
El corazón me golpeaba con fuerza el pecho, pero esta vez no era por en esfuerzo realizado sino por la desesperación que me producía no hallar.
Volví mi vista a mis espaldas percatándome de que había perdido a los caminantes.
Apreté con fuerza los puños y sin pensarlo le di un golpe al árbol en que permanecía apoyado.
«Vale, no te preocupes —me digo— la hallarás, de seguro ella te continúa buscando.»
Cerré con fuerza los ojos y cogí tanto aire como pude.
No importaba de lo que intentara convencerme, nada resultaba para calmarme.
Asique grité, dejando escapar toda la rabia, el descontento, la pena y el pudor; desahogándome.
Me llevé una mano al rostro y me alejé el cabello de la frente, para después, en un intento de calmarme comenzar a caminar.
Apreté los puños con fuerza y me eché a correr una vez más. No podía perderle. No a ella.
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Ojitos » Glenn Rhee [Terminada]
FanfictionHay un momento, cuando creemos que todo ha acabado en que la vida da un giro inesperado y de repente todo vuelve a su posición original. Sin embargo, aunque al comienzo no nos percatemos de ello; nada es igual que antes. | Portada por; @littlebrothe...