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El gran y único problema con Madison, es que aveces, su fortaleza y valentía me hacen sentir más débil de lo que realmente soy. Sin embargo cuando lo medito con paciencia es fácil llegar a la conclusión de que el único culpable de ello soy yo; yo soy quién no se esfuerza en ser mejor; y yo soy quién aún continúa siendo un crío.

Pero estaba dispuesto a cambiar aquello. No, no cambiarlo; estaba dispuesto a mejorar.

—Solo van dos días y creo que ya no doy más —me dijo, pasando junto a mí para abrir la puerta de un vehículo varado en la orilla de la acera, como sí sus dueños jamás lo hubieran siquiera movido—, es como si me fuera a volver claustrofóbica.

—No sé si uno se haga claustrofóbico de un día hacia el otro.

—Yo tampoco, pero así lo siento.

Sonreí, y cuando volví mi vista a ella se hallaba retirando una manguera de su mochila; la que me entregó y yo, introduciendo dentro del vehículo manipulé para lograr sacar la gasolina que éste aún conservaba.

Madison afirmó el bidón hasta que este estuvo —para nuestra suerte— lleno y luego lo dejó sobre el asfalto para poder apretar la tapa de éste.

—¿Cuánto nos resta para llegar a Washington?

—La verdad nunca salí de Georgia pero según me indicó Abraham a éste ritmo faltan un par de días para llegar a Carolina del sur —me contestó, sin embargo a medida que hablaba su tono de voz disminuía y acabó hablando en pequeños susurros antes de cojer mi brazo indicándome una dirección con la mirada.

Cogiendo el bidón de gasolina la seguí con sigilo, y cuando estuvimos seguros de que Shane no podía vernos nos dedicamos a observar su actuar.

Era bastante inusual, pues parecía tranquilo aunque se podía percibir la impotencia desbordando de sus movimientos cuando lanzó un bolso dentro del vehículo y cerró la puerta trasera en un intento de pasar desapercibido, para luego con rapidez, abordar el vehículo.

Estaba confundido, sin embargo cuando el motor rugió comprendí con totalidad todo.

—Hay que decirle a los demás —me apresuré a hablar sin embargo Madison apretó mi mano mientras negaba—, sé que no te llevas bien con él y está claro que yo tampoco, sin embargo Carl, Lori y Rick lo aprecian.

—Lo sé Ojitos —soltó en un susurro—, pero es su decisión, por algo ha decidido hacerlo y no seremos nosotros quiénes se lo impidamos.

—Pero no sé mentir Madison, cuando noten que no está caeré de golpe y todos se enfadarán.

—Confía en mí —susurró por último cuando el rugir del motor comenzó a desvanecerse conforme el vehículo se alejaba—, solo confía.

Apretando los labios solo asentí, y caminando a través de las desiertas calles de aquél pueblo no nos detuvimos sino hasta que frente a nosotros se posicionó un molesto de Rick, que con impaciencia habló:

—Algo le pasa al camión asique pasaremos la noche en alguna casa y mañana por la mañana veremos que hacer —asentí—. Necesito que se encarguen de hallar la que esté en mejor estado ¿pueden hacerlo? Debo buscar a Shane.

Con cierta incomodidad naciendo en mí asentí, y solo cuando Rick se alejó solté un fugaz gruñido y me llevé una mano al cabello con frustración.

—Ojitos —me llamó Madison, sin embargo no detuve mi paso—, Ojitos por favor —continuó, pero dejándome guiar por la frustración y culpabilidad que sentía continué caminando hasta adentrarme a la primera casa que logré ver.

Solté un vivaz gruñido cuando un putrefacto caminante se me lanzó encima y solo reaccioné a empujarle contra la pared y acabarlo introduciendo mi cuchillo en su cráneo.

—Glenn —gimoteo Madison antes de cerrar la puerta de la casa—, ¿quë pasa contigo? Sólo era Shane, ya se ha ido, además varias veces le oí diciendo que quería hacerlo.

—No es por eso que estoy así Madison.

—¿Entonces qué ocurre contigo? Porque quizás no te conozca del todo pero no soy tonta y hace varios días, desde que estamos en la misión que te has comportado extraño.

—Solo estoy confundido ¿está bien? No tiene nada que ver contigo ni con nadie.

Ella me observó con los ojos bien abiertos y negó antes de acercarse lo suficiente a mí como para  tener que alzar el mentón para poder observarme a los ojos.

—¿Entonces qué? Estoy preocupada Glenn.

—Todo está bien —intenté persuadirla, pero como era de esperarse ella negó y con decisión pero suavidad cogió mi rostro entre sus manos obligándome a mirarla.

Mantenía el ceño fruncido; sus ojos se notaban obscurecidos y sus labios levemente separados, como si esperara que al realizar aquello yo aclarara todas sus dudas.

Apreté los labios durante un momento analizando toda la situación, y cuando Madison hizo el amago de repetir una vez más mi nombre llevé mis manos a su cintura y hablé:

—Estoy harto de que todos crean que soy débil.

—Muestrales que no lo eres entonces —me contestó con tanta tranquilidad que por un momento sentí como si solo fuéramos ella y yo, y el desastre del apocalipsis jamás hubiera iniciado.

—¿Y cómo se supone que lo haga? —le interrogué permitiéndome sentir él suave tacto de sus manos aún sobre mis mejillas—, porque te juro que desde que te conocí lo intento y aún no sé como hacerlo.

Madison curvó sus labios en una sonrisa y llevó una de sus manos a mi nuca mientras que la otra bajó hasta mi pecho.

—Creo que siempre lo haz sido, Ojitos —me dijo, y sin saber con exactitud como reaccionar sólo me acerqué a besarla—, y aunque no lo fueras; él ser realmente humano está por sobre todo —añadió permaneciendo sobre mis labios.

—Porque si no somos humanos no hay caso en luchar contra quiénes quieren acabar con nuestra raza —supuse.

—Eres perfecto así Glenn, no importa lo que los demás crean.

Y entonces la besé una vez más; como si no hubiera mañana; disfrutando cada movimiento que sus labios realizaban sobre los míos, intentando trasmitirle todos los sentimientos que ella me producía. Queriendo quedarme en ése momento sin tener que enfrentar la realidad.



La imaginación me abandonó, pero prometo ahora actualizar más pronto y con capítulos más largos 💕

Ojitos » Glenn Rhee [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora