LA MEJOR VERSION DE MI MISMA

Capítulo 11: "Perdi"

-¿Acaso estaría yo mal? ¿Qué estoy diciendo? ¡Claro que sí! Tania solo hace lo que puede, no lo que quiere- ella está mal, yo la tendría que apoyar... ¡de nuevo lo estoy haciendo! Tania no se merece eso, yo la quiero... - caminando de un lado a otro – y no la quiero porque esté internada, la quiero por lo que es. Me necesita... y yo la necesito a ella.

Salió del cuarto y dijo a su madre:

- Ma, voy a la clínica

- Pero... ¿te cambiaron los días?

- No, no. Voy a ver a una amiga

- Bueno, cuídate. Mandale mis saludos. Cuando llegues mándame un mensaje, y al regresar quiero que me cuentes de esa tal Tania.

- Si ma... ¿Cómo sabes el nombre?

- Pensás en voz alta Lucas, no te olvides- riendo

- Chau ma – rio y la abrazó

Salió camino al hospital en su bicicleta, luego de unas paradas, llegó...

Tania estaba en su cuarto, ya que se encontraba fuera de riesgo. Tania dormía. Había tenido un día agotador, por lo tanto la dejaron dormir más tiempo. Él entró a la habitación, muy silencioso, una vez allí, se paró frente a la cama, del lado de los pies, y para despertar a la chica, le tiro con un almohadón.

- ¡ey! – despertó y se sentó en la cama gritando.

- Hola...- estaba ahí, parado, como si fuese un sueño. Tenía un oso que sostenía un corazón. el cual decía perdón.

- ¡Lucas! – salió de su lecho corriendo, lo abrazo tan fuerte...

- Perdón, me re asé con las cosas que dije – mirándola a los ojos

- No, está mal que reaccione así con vos, si sos re bueno conmigo

- Tania, me confundí ¿sí? No te quiero por donde estés, sino por lo que sos – dándole el peluche.

- Yo también te quiero

Él se sentó en la cama

- Vení, te tengo otro regalo

- ¿sí? No hacía falta – sentándose junto a él

Sacó una hoja doblada de su bolsillo.

- "es tu sonrisa, tus palabras. Son tus silencios, son tus miradas. Es la forma en la que me hablabas y como te miraba. Eres tú, la que me alegra, tu, la que me desesperas, eres tú con quien sueño la noche entera, porque ya no solo estás en mi cabeza... - la miró fijo a los ojos, como si no existiera nada más – en mi alma también estás" – calló y ninguno hizo mueca alguna.

- Eso fue hermoso Lucas. Gracias – lo abrazó y sintió que sus ojos brillaban, eran luces, y esas luces eran su faro, su amor, su salida, su todo.

- Ey, ¿Qué te pasó? -tocando su venda

- Nada importante, ahora que estás, nada es más importante que tu perdón... y, que sr. Perdi – riendo

- ¿sr. Perdi?

- Sí. . mi osito favorito – moviendo el peluche de un lado al otro riendo.

- Estás loca. Pero es adorable – riendo

- Sos un tonto – golpeando su brazo

- Pero adorable

Los dos rieron, navegando en sus ojos que seguían con ese brillo que solo ellos podían encontrar, como si fuera una profunda luz que los recataba del oscuro océano en la noche más negra.