Capítulo 8: "Puede ser"

11 1 0
                                    

Mis ojos pesan, pero esta vez no es por depresión, es solo sueño. Desearía haber conocido gente como Valeria o Lucas antes, ellos no hubiesen permitido que yo cayera tanto. Puede ser que Valeria se convierta en una hermana mayor para mí, solo tiene unos 22 años, y Lucas podría ser un gran amigo. Tal vez las cosas tendrían que haber sido tal cual son, así ellos me ayudaban, y formábamos lasos de amor entre nosotros. Estoy bien.

- ¡hola, hola! – lo primero que vi cuando desperté fue la cara de Valeria llamándome

- Hola, ¿qué pasa? – le dije con apenas la conciencia que tenía

- Hoy es miércoles...

- ¿y? – me senté en la cama

- ¿Qué pasa hoy a las 17:00 hs?

- Ay... vale, recién me desperté, no sé, no tengo ganas de adivinanzas

- Está bien, solo una.... Es mi paciente, te gusta, y su nombre empieza con L

- ¡Lucas!

- ¡viste que sí te gusta!

- ¿qué?, no.

- Dije que te gusta y dijiste Lucas

- Por favor vale... eh... estaba dormida, no sé qué dijiste, solo me acordé

- Bueno, está bien, lo que vos digas.

- Ayúdame. – levantándome de la cama

- ¿a qué?

- ¡a elegir que ponerme hoy!

- Dale.

- Cuanto más rápido me cambie, más rápido bajamos a desayunar, tengo hambre.

- ¿de verdad tenés hambre?

- ¡no! – riéndome- solo actuaba, pero quiero comer así cumplo con el tratamiento

- Bueno, es un buen comienzo – mientras se reía – esta chaqueta es linda.

- Sí. Pero acá todos tenemos problemas, no tengo temor a mostrar los míos

- Me parece perfecto Tania.

- No. Es bueno, o muy bueno. Nunca perfecto, porque si soy real, , y la perfección no.

- Muy pero muy bien entonces.

Me puse un short de jean gris y un top manga tres cuarto color negro, con unos borcegos. Cuando terminé de cambiarme, vale seguía ahí.

- ¿estás bien Tania?

- Creo...

- Tengo algo para darte... esto lo use en mi tratamiento, quiero que lo tengas, a mí me ayudó mucho...

- Pero... es tu rosario, me lo estás diciendo, es muy importante para vos

- Sí, y quiero que vos estés igual de bien que yo, para eso, necesité sentir cerca a Dios. Sí hay gente a la que le importás, Lucas, yo, y Dios.

- Gracias vale. no creo

- ¿qué? ¿no crees en dios ¿

- ¡sí!-me refiero a que... no creo que te quiero. Te quiero.

- Mmm... me parece que alguien está dejando que su corazón se ablande...

- Puede ser- sonriendo

- Bueno, tomá, bajemos- colocándome el rosario

Bajamos, y tomamos café con leche, yo comí dulce de leche con tostadas, tres.

- Ahora, ¿qué?

- Y... son las 12:00 hs, dentro de poco es el almuerzo, ¿podes?

- Voy a ver. No me molesta comer, lo sabés, me molesta no poder expulsarlo después. Siento que hasta la taza del desayuno se está se está convirtiendo en grasa ahora mismo.

- Cuando te sientas mal, mirá tu rosario, y vas a ver todo lo bueno. No te voy a mentir, a los anoréxicos o bulímicos se les hace comer todas las comidas para recuperar el peso. Con suerte recuperaste 2 gramos entre ayer y hoy. todavía no empezó el cambio, tranquila – sujetando mi mano.

- Gracias ¿por qué?

- ¿por qué, qué?

- Sos tan buena conmigo

- Porque yo pasé por lo mismo que vos, y no es lindo

- Sí, pero no soy la única bulímica

- Digamos que me contó Arenas que tuviste un enfrentamiento con él y la trataste a Lucila.

- ¡no fue así!

- ¡Lo sé! Cuando te vi, tu forma de hablar, y la fuerza que le pones, se nota que no sos mala.

- ¿entonces?

- Digamos que... tenemos un carácter parecido, lo descubrí al leer tu cuaderno, la fuerza de expresarte es lo que me hace ver el potencial que otro no ven

- Los otros serían Arenas y Lucila, ¿no?

- Digamos – riendo.

- Si me parezco a alguien de acá, me alegra que haya sido con vos el parecido

- Gracias- vale sonrió y suspiró.- ahora, mostrame lo que te pedí que escribas después de que hablamos

- Sí, ahora te lo leo, lo tengo en el bolso – mientras sacaba el libro del bolso

"Aterrada es poco. Bien es mucho. No podría describir como me sentía cada vez que una palabra salía de mi boca. Valeria sabía lo difícil que era, pero quería que yo pasara por ese dolor, por alguna razón lo quería. Parecía que cada pregunta era como una cortada, pero para la gente común, la que siente dolor. Sentía que caía, y que no iba a poder volver a la superficie. Como si estuviese atada, y me tiraran al agua, dejándome sin aire, desesperándome con cada inútil movimiento. Cuando salí sentí que podía abrir los ojos, respirar y hasta correr. Sentí que todo había terminado, cerré mis ojos y una lágrima cayó. Entré a mi cuarto, quería desaparecer, sentí un temor y bronca por demás. Me metí en la cama, cubriéndome completamente, tratando de esconderme de mi vergüenza y temor."

LA MEJOR VERSION DE MI MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora