Capítulo 21: "Confesiones"

5 0 1
                                    

Abro los ojos, y siento pena al verme. Hay un espejo en mi habitación, y cada mirada, duele menos. Sí, menos, porque cada vez que recuerdo como estoy, me desamino, no siento. Es como un... estado zombi digamos. Muerte en vida.

Salgo de mi habitación. Está Valeria con Lucila.

- ¡Vale!- salgo corriendo a abrazarla

- ¡ey! Hola

- ¡voy a tener fiesta de quince!

- ¡qué bueno! – con una gran sonrisa

- Sí- dijo Lucila

- Tranqui Lu, te voy a invitar, sin rencores – dándole la mano

- Vení nena, sos una hermosa y gran desorejada – dijo Lucila abrazándome

Las tres reímos. Saludé a mi mamá

- Busco las cosas y vamos – yendo a mi habitación

- ¿pero no desayunas?

- No te ofendas ma, pero los desayunos de allá son mejores – río y voy a buscar las cosas

- ¿Qué querés que te diga? La nena eligió – vale, riéndose

Llegamos a la clínica

- Tengo que contarte algo Vale

- ¿Qué pasó?

- ¿viste que yo te dije que dormí bien después de los mimos?

- Sí ¿qué?

- Mentí... me levanté después de un rato. O sea, estaba dormida y salí corriendo a vomitar, fue automático, yo no quise. Es que, encima la mujer tomándome medidas y, todos te exigen estar delgada, y nadie exige estar vivo. – quebrando en llanto

- Ay Tania vení – abrazándome – es normal que te pase esto, porque es obvio que te va a pasar en el tratamiento – secando mis lágrimas - ¿Cuándo es tu fiesta?

- En dos semanas – con la voz aún quebrada

- ¿Qué hacemos así?

- ¿eh, así cómo? – desentendida

- Dale nena, las invitaciones, los zapatos, el peinado, el ¡vals! Mmm, el vals con Lucas...

- ¡basta! – riéndome – sos una tonta. Tengo una charla con el grupo de Lucila. Después organizamos

- Bueno. No me cambies eh.

- ¡jamás! – yendo por el pasillo

Llego a la charla, otra vez, a las grises paredes... pero hoy algo cambió, tengo fuerza, predisposición y valentía.

- Hola Tania. Pensé que no venías más, como faltaste a las últimas tres.

- Acá estoy – sonriendo

- Alguno quiere hablarnos, sobre que sienten al momento de ¿cometer el error, podríamos decir? – pregunta Lucila al grupo.

Levanté la mano

- Tania, que bueno. Contanos

- Ok... sería una especie de confesión. Cuando vomito es como si dejara de ser yo, de a poco me voy convirtiendo en lo que prefiere la soledad. Algo delgado, casi imposible. Nunca me consideré egoísta, y entonces no me gusta tratar mal a los demás, soy muy considerada, con para los demás, pero conmigo, no, toda esa furia, dolor o todo lo que sea negativo, lo comprimía y lo expresaba en mí, cortándome

- Me gusta mucho que te puedas abrir así. Definite

- Me parece que soy una persona llena de miedo, que habla mucho, pero al mismo tiempo poco. No demuestro cuando estoy mal, porque pienso que la gente ya tiene problemas como para que yo le sume los míos

- ¿pero vos sos consciente de que no podes sola?

- Sí, ahora, sé que cuando vea que mis soluciones me llevan a más problemas, estoy mal, y necesito ayuda de otros.

- ¿te describirías como...?

- Compleja

- ¿por?

- Soy una persona que siempre busca respuestas, pero nunca llego a tener la conclusión correcta, solo llego a tener la hipótesis de que soy compleja, por eso mi vida está llena de sentimientos y decisiones contradictorias

- ¿sentís que vos sola no tenés respuestas?

- No. Hay cosas como el amor, que no tienen explicación. Ni los misterios religiosos de Dios, creo que la respuesta sólo está en la fe, lo cual tampoco tiene explicación lógica, pero nosotros mismos le damos poder a las cosas.

- No sé qué decirte. Creo que vos sabés esta respuesta, buscala, te gusta mucho razonar, buscala

- No hace falta. Ya sé la respuesta. Dios nos da amor, y nos cuida, haciendo que sepamos quienes somos.

- ¿y quién sos?

- Soy una chica. Que está mal, pero voy a estar mucho mejor. Es así. Y estoy creciendo, y me puedo confundir, pero no está mal equivocarme, porque soy humana, y tengo fuerza para aprender de los errores, puedo dar y recibir perdón, de la única forma posible, el amor.

- Mirá vos... como te subestimé Tania

- Gracias, es un alago – sonriendo

LA MEJOR VERSION DE MI MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora