Capítulo 9: "La primer visita"

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Son las 17:05, mi corazón empezó a latir fuerte, sabía que tendría mi primera visita. Me vestí de forma especial, pero no elegante, esta vez quería seguir el consejo que él me había dado, disfrutar de esto, porque es un cambio, y quiero cambiar, eso va a ser un largo camino asique en el transcurso quiero disfrutar... elegí vestirme como se me dé la gana, una calza negra, una remera color blanco, y dejé que mi pelo esté suelto, me hacía bien sentir el poco aire que corría. Preparé la sorpresa que le tenía y fui a la sala de estar, a fingir que estaba solo para pasar el rato, y no para esperarlo a él, mi primera visita.

- ¡Tania! te buscan – gritaba Valeria corriendo hacia mi

- ¿Qué? – me acerco extrañada

- Hay alguien en tu cuarto – agitada – te estoy buscando hace unos diez minutos, te quiere ver

- ¿Quien?

- ¡Andá! – empujándome

- Sí, ya, ok. Ya voy – tomo la sorpresa y voy hacia mi cuarto...

- Hola

- ¡Lucas! – me s salió darle un abrazo, sabiendo que solo conocía su problema, no sabía quién era él como persona, solo creo que fue saber que yo le importo, y que quiso visitarme

- ¿Cómo estás? – dijo luego del abrazo

- Bien, va, está muy oscuro este lugar, y es deprimente esa luz. Pero bien – riéndome - ¿vos?

- Sacando que vine para tener un control, bien, ya que veo que mi amiga Tania está bien – me sonríe

- Eso me alegra aún más... ¡sentate si querés! Tenés, la cama, o... la silla del costado – señalando respectivamente los objetos.

- La cama, es más cómodo

- Mmm, no te creas, a veces, a la noche parece igual de dura que la silla – riendo.

Es se sienta sobre la cama, mirando la luz. Yo me siento junto a él. Pasaron unos cinco minutos y él se acuesta mirando el techo, yo me coste mirando la luz

- ¿y? – le digo

- ¿que?

- La luz... ¿qué te parece?

- En serio es aterradora

- Decímelo a mí, cada vez que estoy mal, ya no puedo ver al techo como en mi casa, sino me deprimiría más – los dos reímos – Lucas.

- ¿qué pasa? – mirándome

- Te preparé algo – dirigí mis ojos una vez más a sus profundos y marrones ojos

- Mostrame.

- Ok... - desplegando el papel que tenía guardado en la bota

"lo vi entrar, y para volver a verlo, ya no quise esperar. Era alto, de profundos ojos marrones, su cabello sobresalía del gorro. Él tenía una sonrisa contagiosa, hasta a mí, me hacía decir cosas graciosas. Parecía alguien bueno, dispuesto a sonreír, y seguir viviendo. Estaba lleno de vida, se llamaba Lucas, y no sé si verlo de nuevo podría"

Lo creé después de que no cruzamos por primera vez, en el cuaderno que abracé como si mi vida dependiera de eso- el seguía viéndome, como si estuviese prestando atención a cada palabra, estaba tildado - ¿qué te pareció?

- Está lindo. Gracias.

- ¿por qué gracias?

- Por haber pensado en mí para escribir

- No me agradezcas, me gusta escribir, más sobre cosas que me dejan pensando, no sabía si te iba a volver a ver, y no podía sacarte de mi mente, no me gustaba estar acá, porque me hacía sentir mal, y todo lo veía de mala manera, entonces, al conocerte, mi día cambió.

Estábamos los dos acostados boca arriba, pero con las cabezas volteados para vernos, sentía que olvidaba todo lo que decía, no lo pensaba, solo, hablaba.

- Yo te veía como una renegada , sé que es difícil estar acá y transitar estos cambios, asique quería ayudarte, además cuando hablamos me di cuenta que no sos mala- mientras reía

- Prácticamente me di cuenta que Valeria y vos se acercaron a mi porque saben que estoy enferma, y sola – parándome

- ¡no! Tania, no digas eso.

- ¡no, claro... no. Y que querés que diga, si todo el tiempo es : " se lo difícil que es. Sos fuerte. Vamos a ayudarte. No estás sola " ya sé que estoy mal, pero estoy harta de la lástima!

- No, no te tengo lástima. Si hablo con vos, es porque me gustaría ser tu migo- levantándose.

- ¡ay por favor ¡ vos mismo dijiste que pensabas que era una renegada y querías ayudarme, no me tengas lástima, y no me la quieras caretear ahora.

- ¡dale flaca! ¿qué te agarró ahora? Estabas lo más bien ¿que, vas a ser bipolar ahora? – se para junto a mi

- ¡ándate! Sos un estúpido Lucas. Chau. – abriéndole la puerta

- Tania... - acercándose tocando mi hombro

- Chau Lucas.- el sale de mi cuarto.

- ¿qué pasó chicos? – Valeria aparece – se escuchan desde la oficina los gritos.

- No sé, preguntale a ella – Lucas sale caminando de forma rápida, furioso.

- ¿y? – me mira Valeria

- Nada – cerrando mi puerta con fuerza.

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