Me desperté aliviada, como libre, desahogada, descargada. Hasta que recordé que hoy era día de pesajes.
- Buen día Tania – despertó Rocío
- Hola – respondí de mal modo
- Eu, ¿Qué te pasa?
- Estoy mal ¿no puedo estar mal?
- Bueno che ¿Qué pasa?
- Hoy es día de pesaje y dependo de eso
- Suerte
- Gracias, pero no ayuda. Es difícil. Te dicen cuanto aumentaste o bajaste, te re juzgan y definen. Es horrible.
- Peso noventa y cuatro kilos ¿vos?
- Cuarenta y seis. Va, entré con eso. Estoy en cincuenta, más o menos, no sé, aproximadamente
- ¿es ahora?
- Si. Espero ser normal esta vez
- ¿Cómo normal esta vez?
- Sí. La última vez lloré, salí gritando, que eran todos unos imbéciles, que me iban a hacer engordar – reí – soy una tarada
- ¿y la verdad? Sí. Sos una estúpida. Y vos cuarenta y pico, diciendo que estás gorda
- Ay bueno Rocío. ¿podes entender que no estoy así porque quiero? Es una enfermedad, quiero estar bien nena. Quiero ser normal.
- Yo quiero ser normal ¿o te pensas que es lindo que con dieciséis años te molesten todo el tiempo con "que le devuelva la pelota a Kiko" y reciba cargadas o exigencias para bajar mi peso?
- Somos opuestas. Pero las dos sufrimos porque debemos ser lo que los demás quieren, y las dos tenemos problemas con la comida. Date cuenta. Si queremos nos podemos ayudar entre nosotras. Pero no entendés – levantándome – voy a desayunar – saliendo
Son cuatro y treinta. Soy la siguiente en el pesaje.
- Tania Álvarez – me nombran
- Yo. Hola – entrando
- Sacate el abrigo, los zapatos y cualquier accesorio – indica la doctora - ¿comiste algo a la mañana? – preparando la balanza
- Sí. Un café con leche y dos porciones de bizcochuelo de vainilla
- ¿al mediodía?
- Fideos con tuco
- ¿te llenaste?
- Después de comer un plato me sentí satisfecha. Cuando pasó media hora me descompuse un poco, pero se me pasó.
- Bueno. Subí ¿ahora te sentís bien?
- Sí, va, estoy nerviosa
- Tu peso inicial era... - mirando mi historial – cuarenta y seis
Cerré mis ojos. No quería saber cómo estaba, ya que de eso dependía mi futuro.
- Tania, estamos muy felices – dijo el medico
- ¿qué? ¿Cuánto? – con los ojos entreabiertos
- ¡Estás en el peso normal para tu edad y estatura hermosa! – gritó la doctora
- O sea, tenés 52 kilos – aclaró el médico, Martín
- ¿estoy bien? – riendo - ¿estoy bien?
- ¡si! – me abrazó Martín
- No te podemos decir que estás curada, porque necesitamos análisis y tenés que hacerte estudios psicológicos. Pero también vamos a tener periodos donde vos estés "libre" por decir, y después venís, vemos cómo estás y eso – explicaba la Dra. Beatriz
- ¿Cómo los controles que tiene Lucas? – bajé de la balanza
- Sí. El hace mucho que salió, ya hace 6 meses, viene solo a charlas. Lo tuyo por ahora, sería ver cómo vas viviendo sin el establecimiento, verificar si de verdad estás bien
- Y, ¿el alta cuando sería? – alzándome
- En unos días, te hacemos los estudios, y podes volver a tu casa – sonriendo
- ¡ay, no lo puedo creer! Gracias, los amo, gracias por todo - los abracé a los dos – me voy a contarle a Vale – salí corriendo - ¡Valeria! – grité por el pasillo
- ¿Qué pasó? – preocupada me frenó
- Peso 52 kilos – casi sin habla, la abracé
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LA MEJOR VERSION DE MI MISMA
Fiksi RemajaLA MEJOR VERSION DE MI MISMA cuenta la historia de Tania Álvarez, una adolescente de catorce años que lucha con problemas alimenticios y autolesiones. Es internada, donde las cosas no le van muy bien hasta que conoce a Valeria Piermarini, una ayuda...