Capítulo 22: "Normal"

6 1 1
                                    

Me desperté aliviada, como libre, desahogada, descargada. Hasta que recordé que hoy era día de pesajes.

- Buen día Tania – despertó Rocío

- Hola – respondí de mal modo

- Eu, ¿Qué te pasa?

- Estoy mal ¿no puedo estar mal?

- Bueno che ¿Qué pasa?

- Hoy es día de pesaje y dependo de eso

- Suerte

- Gracias, pero no ayuda. Es difícil. Te dicen cuanto aumentaste o bajaste, te re juzgan y definen. Es horrible.

- Peso noventa y cuatro kilos ¿vos?

- Cuarenta y seis. Va, entré con eso. Estoy en cincuenta, más o menos, no sé, aproximadamente

- ¿es ahora?

- Si. Espero ser normal esta vez

- ¿Cómo normal esta vez?

- Sí. La última vez lloré, salí gritando, que eran todos unos imbéciles, que me iban a hacer engordar – reí – soy una tarada

- ¿y la verdad? Sí. Sos una estúpida. Y vos cuarenta y pico, diciendo que estás gorda

- Ay bueno Rocío. ¿podes entender que no estoy así porque quiero? Es una enfermedad, quiero estar bien nena. Quiero ser normal.

- Yo quiero ser normal ¿o te pensas que es lindo que con dieciséis años te molesten todo el tiempo con "que le devuelva la pelota a Kiko" y reciba cargadas o exigencias para bajar mi peso?

- Somos opuestas. Pero las dos sufrimos porque debemos ser lo que los demás quieren, y las dos tenemos problemas con la comida. Date cuenta. Si queremos nos podemos ayudar entre nosotras. Pero no entendés – levantándome – voy a desayunar – saliendo

Son cuatro y treinta. Soy la siguiente en el pesaje.

- Tania Álvarez – me nombran

- Yo. Hola – entrando

- Sacate el abrigo, los zapatos y cualquier accesorio – indica la doctora - ¿comiste algo a la mañana? – preparando la balanza

- Sí. Un café con leche y dos porciones de bizcochuelo de vainilla

- ¿al mediodía?

- Fideos con tuco

- ¿te llenaste?

- Después de comer un plato me sentí satisfecha. Cuando pasó media hora me descompuse un poco, pero se me pasó.

- Bueno. Subí ¿ahora te sentís bien?

- Sí, va, estoy nerviosa

- Tu peso inicial era... - mirando mi historial – cuarenta y seis

Cerré mis ojos. No quería saber cómo estaba, ya que de eso dependía mi futuro.

- Tania, estamos muy felices – dijo el medico

- ¿qué? ¿Cuánto? – con los ojos entreabiertos

- ¡Estás en el peso normal para tu edad y estatura hermosa! – gritó la doctora

- O sea, tenés 52 kilos – aclaró el médico, Martín

- ¿estoy bien? – riendo - ¿estoy bien?

- ¡si! – me abrazó Martín

- No te podemos decir que estás curada, porque necesitamos análisis y tenés que hacerte estudios psicológicos. Pero también vamos a tener periodos donde vos estés "libre" por decir, y después venís, vemos cómo estás y eso – explicaba la Dra. Beatriz

- ¿Cómo los controles que tiene Lucas? – bajé de la balanza

- Sí. El hace mucho que salió, ya hace 6 meses, viene solo a charlas. Lo tuyo por ahora, sería ver cómo vas viviendo sin el establecimiento, verificar si de verdad estás bien

- Y, ¿el alta cuando sería? – alzándome

- En unos días, te hacemos los estudios, y podes volver a tu casa – sonriendo

- ¡ay, no lo puedo creer! Gracias, los amo, gracias por todo - los abracé a los dos – me voy a contarle a Vale – salí corriendo - ¡Valeria! – grité por el pasillo

- ¿Qué pasó? – preocupada me frenó

- Peso 52 kilos – casi sin habla, la abracé

LA MEJOR VERSION DE MI MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora