Prólogo

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Cuando Kevin empezó a ser arrastrado por el frío suelo de la refinería supo que iba a morir.

Si tan solo hubiese podido abrir los ojos, se habría llevado el recuerdo de su asesino. Todo había ocurrido muy rápido, su equipo fue atacado durante una revisión de rutina. Por alguna razón las radios dejaron de servir, y repentinamente sus compañeros empezaron a ser asesinados uno a uno. No pudo ver nada, sólo cómo sus amigos eran lanzados por los aires y perecían estrangulados a manos de una fuerza invisible.

Moriría sin saber por qué, sin saber cómo, y sin saber quién.

Una vez que dejaron de arrastrarlo, tuvo calma. Kevin aún tenía fe. La sangre que escurría de su rostro no le dejó ver adónde lo habían llevado. Un extraño dolor en su cintura le hizo retorcerse. Pudo sentir unas fuertes manos sujetarle mientras lo que seguramente era una fría navaja hacía su trabajo.

Así, mientras le arrancaban la piel, Kevin musitó su última oración.

Así, mientras le arrancaban la piel, Kevin musitó su última oración

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Tras el Rastro del Cazador | Predator #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora