Capítulo 15

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El interior de la nave era cálido, anaranjado y tapizado de símbolos en relieve que ponían nerviosas a la pocas especies alienígenas que habían podido entrar.

Daba igual precipitarse a buscar venganza, para él daba igual. Su visión térmica había dejado de ser últil en cuanto inició la reparación de la nave.

Recordó su época pasada, cuando su hermano murió en el coliseo hiriendo el código de la familia.

Terror.

Morir a manos de una «serpiente» de forma tan prematura no era parte de los planes de Taun'dcha.

Afortunadamente, su especie no se dedicaba únicamente a la cacería.

Aquello era solo para una de las castas. Taun'dcha en cambio se dedicaba al área científica.

Aunque los cazadores tenían una amplica gama de conocimientos, no siempre eran genios.

Había obreros que construían las calles, las naves y los templos; aunque todos los de su especie pasaban por los rituales primarios, él había llegado hasta el de castración.

Su padre había destruido incontables colonias de «serpientes»; esas asquerosas criaturas exoesqueléticas que huelen las hormonas.

No, no. Definitivamente Taun'dcha no era un cazador nato.

Irónicamente su padre le había puesto el nombre de su arma favorita, el cañón montable que los cazadores presumían en sus hombros.

Taun'dcha cerró los pequeños ojos vidriosos antes de cambiar nuevamente su visión.

La biomáscara, justo la de él entre las de todos, fue la única estropeada durante el aterrizaje forzoso.

Debía reparar el enorme monitor holográfico tridimensional que minutos antes del choque proyectaba la imagen de la tierra.

Exhaló moviendo sus cortos tubos capilares de color verde antes de meter la cabeza en el hueco rectangular de la ventilación.

Le tomó dos minutos repararlo.

Conectó su máscara y vio a través de los visores de ésta como el planeta tierra de amplificaba hasta señalar una punto en el mar.

Ahí estaba el objeto que venían a buscar.

Inclinó la cabeza e imaginó los cráneos de los Hacedores que eran tan difíciles de cazar.

Fantaseó con los cientos de vasijas con líquido negro que les esperaban hundidas en la tierra.

Le hubiese fascinado tenerlas a su disposición desde ya.

Pero sabía perfectamente que debía esperar.

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Tras el Rastro del Cazador | Predator #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora