Capítulo 5

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–Hemos llegado

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–Hemos llegado.

Esas dos palabras penetraron los oídos de Richard con armonía, no sólo por la elegante voz del agente Burns, sino porque, el detective necesitaba salir, si bien, el decoroso trato que había recibido en la bienvenida era de admirar por parte de los militares, por más hogareños y amables que intentaban parecer, no dejaban de ser lo que eran: Soldados armados hasta los dientes enfrentándose a algo desconocido.

Y es que, cuando los humanos se enfrentan a algo más poderoso que ellos, aprenden a pedir ayuda. Un soldado le abrió la puerta por fuera, se sintió como un novio a punto de entrar al altar. Caminó, sujetando el gorro de su enorme abrigo, la única luz provenía de unas enormes luces que se alzaban a cada costado de una malla metálica.

–Bienvenido a la base Hopkins –exclamó Burns colocándose delante–. Sé que parece una prisión por fuera, pero por dentro... no tanto.

Ambos caminaron seguidos por cuatro militares, el sonido del todoterreno acelerando se escuchó, al neoyorkino le resultó un poco terrorífico, era como si hasta el auto quisiera huir. Nada motivante.

–Extraemos combustibles fósiles –siguió diciendo Burns, sacando un beeper de su bolsillo y empezó a teclear–, aún así, tenemos lo último en tecnología, hacemos pruebas de ciertos prototipos, hace un par de meses la Nasa...

–Disculpe –interrumpió Richard–, no quiero decir que no me interesa, pero... honestamente, no me interesa saber su currículum. Y creo que a usted tampoco le gusta mucho decirlo. ¿Es de Washington?

–Lo soy –replicó el agente sorprendido, volteó a ver al detective, era rubio, igual que su hermano, Dutch Schaefer.

–Se le nota, además –Schaefer sonrió–, las ojeras.


El general Phillips se postró frente a la "mesa de operaciones", observó el mapa digital de la zona, deslizó su dedo sobre la superficie, haciendo un zoom. No comprendía el comportamiento de su enemigo.

Se rascó el bigote cano. Sonó su celular.

–Habla Phillips –dijo al descolgar.

–General –contestó la voz femenina que el aludido jamás confundiría–. Su equipo especial va en camino.

–Señora Truman –Phillips sólo temía a una mujer, y esa era Michelle Truman, la directora de asuntos internos de la NSA, era la que definía si alguien era digno de ser perseguido o no–. Me complace escuchar su voz en per...

–Déjese de hipocresías –espetó Michelle–, he mandado a cuatro miembros de la Delta Force a mitad de la nada, y confío en que usted sea tan eficiente como dicta su ego, así que aproveche los recursos que le dispongo ¿Entendido General?

–Entendido, señora Truman –El veterano general dibujó una mueca. La mujer colgó sin dar aviso.

El general se quitó la boina y exhaló, pasó su mano por su cabellera cana, empezaba a escasear. "Si fallas –se dijo–, Truman te meterá una granada activa por el ano". Un sonido distrajo a Phillips, el elevador se acababa de abrir sus puertas. "No puede ser..."

Del ascensor emergió una imponente figura que sólo podía corresponder a alguien con ese apellido tan legendario para Phillips, desde el incidente en América del Sur, cerca de Colombia. Tenía frente a él, a Richard Schaefer.

–Bienvenido a la base Hopkins –exclamó el anciano extendiendo su mano al detective que se acercaba.

–Gracias –replicó Schaefer ignorando el saludo, se detuvo sin miedo frente al viejo, que quedó empequeñecido frente al metro ochenta del rubio–. Quiero que diga todo lo que sepa.

Phillips miró de reojo al agente Burns, éste asintió.

–Acompáñeme –dijo el general dirigiéndose a la "mesa de operaciones"–. Hay mucho que hacer, y el tiempo es poco.

 Hay mucho que hacer, y el tiempo es poco

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DATO CURIOSO:

Arnold Schwarzenegger fue gobernador de California, sin embargo, no es el único del elenco de "Depredador" que se postuló para un cargo político, pues Sonny Landham, quien interpreta a Billy, en el filme, fue también candidato para Gobernador de Kentucky. 


Tras el Rastro del Cazador | Predator #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora