Capítulo 2

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Un pequeño Richard Schaefer no podía dormir, el niño de 7 años acababa de levantarse de su cama, sofocándose ante la terrible pesadilla que le despertó

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Un pequeño Richard Schaefer no podía dormir, el niño de 7 años acababa de levantarse de su cama, sofocándose ante la terrible pesadilla que le despertó. Caminó hasta la pared y presionó el interruptor.

La luz se encendió.

Su madre abrió la puerta. Intentó consolarlo.

—Tranquilo —le susurró—; esas cosas tan terribles no existen.


Una vez más, Richard despertó de aquél recuerdo. Y cayó en la cuenta de que su madre mentía.

Estaba en un avión privado, esposado al asiento.

—Detective —saludó el agente Burns, que estaba sentado a un lado revisando unos papeles—. Buenos días.

—Le dije que no quería venir.

—Y yo le dije que no tenía opción. Usted nos obligó a usar la fuerza.

Se escuchó la voz del piloto por la bocina.

Estamos por llegar, señor Burns.

El susodicho se levantó y se puso un enorme abrigo de piel, revisó su reloj digital.

Schaefer intentó ver por la ventanilla. Estaba cerrada.

—¿Adónde me lleva? ¿Por qué el abrigo?

—En Alaska hace frío, detective. Los cuerpos fueron hallados en una base cercana a la frontera con Canadá. Justo estamos por aterrizar en el aeropuerto más cercano. Y le recomendaría no intentar escapar esta vez, a menos que quiera pasar una vacaciones de por vida aquí.

 Y le recomendaría no intentar escapar esta vez, a menos que quiera pasar una vacaciones de por vida aquí

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Tras el Rastro del Cazador | Predator #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora