Después de aquel día me hundí en el más profundo silencio, pasé casi un año entero sin decir palabra, mirando desde la ventana de mi cuarto el pasar del auto negro que antes me hacía salir de casa, con furia y desgane, con tristeza.
A veces distinguía dentro algún destello rojo y me dejaba arrastrar a lo más profundo de mi pena y mi soledad.
No es que perdiera la voz, pero sentía un gran nudo en la garganta y temía que al hablar, se haría añícos dando paso a los gemidos desgarradores que sentía atorados en lo más profundo de mi ser.Al final mi padre no tuvo más remedio que aceptarlo, pues descubrió que sus intentos violentos para hacerme hablar solo conseguían recluirme más en la neblina de mi interior, y estando en aquel estado de trance, el miedo que le tenía no existía, por lo tanto no podía manipularme.
Tal vez sintió que en parte era su culpa por haber usado una maldición imperdonable en mí; aunque lo dudo, pero decidió dejarme en paz, al menos mientras cumpliera con todas mis obligaciones en la casa sin chistar; o probablemente sólo pensó que me estaba volviendo loca...En un numerosas ocasiones le oí hablar con Morfin en la habitación contigua sobre lo ocurrido aquel día y llegaron a la conclusión de que los estúpidos muggles del pueblo debieron haberme hecho algo terrible, tal vez me habían humillado, a mí, una Gaunt, descendiente del mismo Salazar Slytherin, una asquerosa squib inútil y buena para nada, pero con la sangre más pura que ningún otro mago podía siquiera soñar, podría pensarse que se preocupaban por mí, que se sentían agraviados al verme en un estado tan vulnerable, pero era la afronta a su maldito orgullo lo que los carcomía e indignaba, al pensar que unos muggles inmundos, se creían por encima de ellos y de sus poderes; decidí no corregirlos, me daba lo mismo, incluso me convenía pues me ahorraba las explicaciones.
Fingí no darme cuenta, pero sabía que desde aquel momento, mi hermano iba al pueblo durante algunas madrugadas y vandalizaba los negocios, y lanzaba hechizos al ganado, que enfermaba y moría en cuestión de días...Fueron días negros para la gente del pueblo, tan negros como los míos...
Al pasar de los meses y no verme mejora, no tuvieron más remedio que buscar el sustento por sus propios medios, y la única manera fue tragarse el orgullo y aceptar los precios injustos que el boticario les ofrecía por el veneno que recolectaban tan fácilmente de las serpientes que, atraídas con el parsel, llegaban al jardín; se respiraba el odio que me tenían por ello, pero ya no me importaba, no me importaba nada.
De lo que no pude huír fue de realizar las compras, pues los muggles de la plaza los despreciaban al grado de cerrar los negocios si les veían subir por el camino empedrado (¿Acaso sospecharían que Morfin estaba detrás de todos sus problemas?), por tal motivo seguía siendo yo quien, semana a semana, iba a comprar los pocos menesteres que sus ganancias nos podían ofrecer, siempre con el corazón en la mano, deseando verlo, deseando no encontrármelo nunca más.
Una tarde de Junio, casi al llegar a la plaza, oí una melodiosa voz gritar:
"!Hey, chica de las flores! ¡Espera! ¡ Por favor, espera!", mientras escuchaba el inconfundible sonido de pasos corriendo hacía mi.
Me quedé helada y paré en seco, un odio irracional se apoderó de mí con tanta fuerza que me hacía daño, mezclado con el inextinguible deseo de mirarlo a él y sus ojos azul oscuro nuevamente, pues además de los pasos ligeros que se dirigían a mí haciendo un tintineo en el adoquín, reconocí el andar pausado y firme de Tom Ryddle.Ellos.
Ella y su falsa sonrisa, su modestia fingida, su belleza insultante.
Él, tan mío, tan ajeno, tan cruel."¡Hace meses enteros que deseo encontrarte!" Me soltó sin preámbulos una vez la tuve enfrente, me sonreía como quien sonríe a un amigo de toda la vida; su vestido violeta ondeaba ligeramente en aquel día ventoso y nublado, dejando ver unas piernas blancas y torneadas que me hicieron alisar mi falda con incomodidad y envidia, al comparar sus bellas curvas con mi cuerpo más bien delgaducho.
"Incluso pensé en ir a buscarte a tu casa en cuanto pasaron los domingos sin tí y tus hermosas flores y así por fín conocer tu jardín pero la mamá de Tom se opuso rotundamente ..." ,"...es que sólo tus flores podrían adornar un evento tan importante para nosotros porque son tan bellas y..." , "...pero es nuestro día ¿No es así?, entonces le dije a Tom que debías ser tú y él está de acuerdo, ¿verdad, querido?...", giré mi cabeza para mirarlo decir "¡Será como tú quieras, hermosa!", le sonreía y asentía mientras tomaba su mano; sin embargo noté que miraba a nuestro alrededor con creciente incomodidad, ella no se percató, pero en la plaza las miradas de desaprobación se detenían en nosotros, haciéndolo sentirse, sin lugar a dudas, expuesto y fuera de lugar, pues todos sabían que nadie que se respetara podría tratar con tanta familiaridad a un Gaunt.
"Será mejor que lo dejemos para después, querida, seguramente la señorita lleva prisa y mi madre nos espera en la pastelería, no deberíamos hacerla esperar.", su tono era amable pero contundente y ella supo de inmediato que debían marcharse, aún cegada por los celos pude reconocer que ella lo leía como si fuese un libro.
"Es verdad, amor,ha sido imprudente de mi parte entretenerla en un día que evidentemente será un diluvio, pero espero nuestra charla quede pendiente, señorita?", "¿Merope? ¡Qué nombre tan peculiar! ¿Acaso es una flor?, yo soy Cecilia pero puedes llamarme Cez como todo el mundo...", "... jamás hubiera imaginado que una estrella, ¡Oh, Tom, tienes razón!, Lo siento, Merope, una vez que comienzo a hablar ¡es imposible detenerme!, por favor, dime que lo considerarás, te daremos un precio justo por tus magníficas flores; te buscaré, querida, es una cita." Aquellas últimas palabras las decía por encima de su hombro, pese a las miradas indiscretas, pues Tom la llevaba arrastrando del brazo calle arriba.
Ni siquiera tuve tiempo de negarme o aceptar, sucedió igual que el día en que la conocí, su seguridad y sus palabras bastaban para los tres, en aquel momento tan incómodo e inusual.Debí recordarme que la odiaba más que a nada en el mundo.
Quedé petrificada en la acera, como si me hubieran hechizado, mientras los miraba llegar y luego desaparecer dentro de la panadería.
Unas fuertes gotas de lluvia me devolvieron a la realidad poco a poco, una imparable tormenta acababa de comenzar, exteriorizando de alguna manera mis sentimientos, al comprender lo que las palabras de Cecilia significaban.
Dejé que la lluvia se mezclara con mis silenciosas lágrimas, que llevaban tanto tiempo esperando salir.Después de unos minutos, me refugié en la cafetería de la Sra. Sylvie, un local viejo y sin chiste, con el peor café del pueblo, las galletas más duras, pero los chismes más frescos.
Era el único café que podíamos pagar, su molino oxidado no le permitía darse el lujo de elevar los precios.
Nunca me negaba el café o el servicio, ella como yo no podía darse el lujo de perder unos centavos, claro que siempre me miraba desdeñosamente y usaba el tono más cortante que su voz chillona le permitía.
Esa tarde las arpías del pueblo tuvieron la misma idea que yo y se reguardaron en la grasienta barra, con su parlanchina anfitriona.
Me senté en la mesa más apartada y ordené un negro, sin azúcar.
Tardaron unos instantes en detener sus susurros sobre mi, y volver al tema de la noche:
Tom Ryddle y Cecilia Chance, la chica sureña de padre millonario."¡Dios mío, Anne! ¡No puedo creer que no lo sepas ya!, dicen que el verano antepasado ya estaban juntos y que él lo pasó un par de semanas en casa de los Chance.", "...así es, Marietta, porque el verano pasado no se cansó de presumirla por todo el pueblo, y dicen que en Abril los dos se fueron juntos a París ¡No quiero ni pensar la clase de relación que llevan antes del sagrado matrimonio!...", "..no, no querida, el Sr. Chance es dueño de una firma de abogados muy importante, y gran amigo del Sr. Ryddle, al menos no ha dejado de presumir eso en todo Little Hangleton , pero ya sabes las ínfulas que le gusta darse, jajaja...", "...si, estudiaban juntos en el Colegio y al terminar ella decidió seguirlo a la Universidad y está estudiando para ser abogada, ¡Imagínate, una mujer abogada!; los ricos son gente extraña, te lo aseguro..", "...fue Greta quién me lo contó, y ya sabes que trabaja para los Ryddle hace muchos años, te digo que para suerte de su madre el joven Tom esta perdidamente enamorado, ¡de la chica te digo yo! , ¡la enamorada de los millones es ella, la Sra. CuloParado!...", "...pues echarán la casa por la ventana, y eso que solamente es la fiesta de compromiso...", "...ella será la Ryddle más decente ya lo verás, es muy dulce y sencilla, ¡tendrá que enseñarle modales a la vieja arpía que tiene por suegra! Jajaja....".
Los comentarios continuaron pero poco a poco dejaron de tener sentido, sólo podía concentrarme en la sensación de opresión que sentía en el pecho, como si unas paredes invisibles hubieran aprisionado mi corazón y comenzaran a cerrarse lentamente.
Bebí los últimos tragos de café.
Frío y amargo.
Como mi vida, como mi destino...********************************************************************************
Antes que cualquier otra cosa, quiero agradecerles a todos y cada uno de ustedes que se han tomado el tiempo de leer mi historia sobre Merope, leer sus comentarios me llena de dicha y me motiva a dar lo mejor de mi.
-------------------------------------GRACIAS------------------------------------------------
Ojalá este capítulo sea de su agrado, comenten por favor que les ha parecido, nada mejor que discutir sobre los motivos de nuestro personaje y especular que viene, no creen?
Espero que me acompañen hasta el final.Monse Zamora
ESTÁS LEYENDO
MEROPE GAUNT
FanfictionFanfic sobre Merope Gaunt, quién debió vivir la más triste historia de amor (porque, ¿¡quienes somos nosotros para decir que no lo fue!?) y soportar una vida llena de abusos y humillaciones al lado de su padre y hermano, ambos crueles y desequilibra...