Narrado IV

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"¡¿Ah qué es lindo, verdad?!, les aseguro que no encontrarán nada mejor por éstos lugares, ¡y el precio es un regalo, Dios mío! Doña Grace es consciente de que necesita algunas reparaciones, una buena mano de pintura vendría bien y la tubería del fregadero tiene que cambiarse de inmediato, nada muy costoso, claro, pero si les parece les puedo dejar el teléfono de un plomero ma-ra-vi-llo-so que trabajó para mí en Sanders ; y si es verdad que ustedes están dispuestos a hacer mejoras al apartamento, además de adecuar el local de la planta baja, ella planea bajar un 10% más la renta de los primeros tres meses, ¡increíble, no creen!?, pero habría que mantenerla al tanto, es requisito para que se firme el contrato, con notas de compra y todo el papeleo... Pero lo vale, ¡Miren que vista más hermosa, y todo tan cerca del centro!, habría que ser un ton...."

-¿Te gusta, Mer?- La pregunta de Tom la toma por sorpresa, pues estaba exhorta tratando de seguir el hilo del incesante parloteo de la Señorita Lafontaine, quien no paraba de caminar por el piso señalando una a una las maravillas del lugar y sugiriendo cambios y reparaciones aquí y allá.

-Es muy lindo, amor.- Contestó lacónicamente mirando sin ver realmente por el gran ventanal que daba hacia la calle.

Sabía que él la miraba detenidamente desde el otro extremo del salón, tratando de descifrar sus emociones con semblante de completa concentración, esperando con paciencia de su aprobación para aceptar el trato o salir de ahí para seguir y seguir buscando; sin siquiera comprenderlo del todo, a ella le abrumaba el hecho de que la decisión estaba únicamente en sus manos y bastaba decir sí o no, para sellar su destino en Londres.
Una punzada repentina, de algo muy parecido a la culpa, golpeó su pecho en el instante en que sus ojos se cruzaron, pero rápidamente le sonrió, mandando a lo más profundo de su ser aquel sentimiento que amenazaba con salir a la superficie y arruinarle su nueva vida, la que tanto soñó.

Habían pasado unas semanas increíbles en un modesto Hotel a las afueras de Surrey, hasta que decidieron que no podían seguir malgastando sus ahorros ni el dinero que recibieron por el auto y que ya venía siendo hora de ponerle fin a su "Luna de Miel", para concentrarse en su futuro.

Tom insistía en que debían casarse lo antes posible, y recalcaba que para ello tenía que encontrar un buen trabajo, pues, según sus palabras, ella merecía un anillo tan brillante como su bello ser y una boda, sino lujosa, decente.
Merope no decía nada al principio, pero al paso de los días, la idea de convertirse en "Merope Ryddle" le parecía cada vez más maravillosa, y mientras más entusiasmada se mostraba ante Tom, más eufórico se comportaba él, planeando comprar la tarta más deliciosa, nombrando sabores extravagantes y diseñando el glaseado torpemente en una pequeña libreta de cuero azul celeste, que había comprado exclusivamente para organizar su boda; pasaba horas sentado frente al viejo tocadiscos, seleccionando la música que bailarían en la recepción y buscando en el periódico anuncios de banquetes y orquestas que recortaba con parsimonia, para tenerlos a la mano cuando por fin juntaran el dinero; organizaba largas caminatas en el centro de Londres, buscando las más prestigiosas sastrerías y para que ella pudiera ver las últimas tendencias en vestidos de novia, y aunque Merope le alegaba desanimada que jamás luciría bella en esa clase de vestidos, debido a su delgadez y falta de curvas, él la abrazaba por la espalda, pegando su cuerpo varonil al suyo, susurrándole al oído que la finalidad de elegir alguno de esos vestidos blancos, era sólo para que el novio pudiera arrancárselo a la novia en la noche de bodas.

Nada podía ponerlo tan feliz como hablar de ellos, de la boda, de su amor.

"¿Y si esto no es el amor verdadero qué es?" Se preguntaba ella al verlo sonreír, hablando de todos los planes que tenía para ellos en Londres, en París, ¡en el mundo entero!

Habían visitado ya diez posibles apartamentos, cada uno de ellos muy adecuado para los dos, pero Tom no estaba dispuesto a elegir un favorito, ni siquiera a dar su opinión con respecto a la ubicación, el espacio o el precio; simplemente se limitaba a observarla deambular por las habitaciones y asentía alegremente a cada comentario entusiasta que ella hacía, adulando su buen ojo para los detalles, y dándole la razón sin chistar si ella encontraba algún defecto, por más mínimo que éste fuera.

-¿Y a ti te gusta, Tom?- Preguntó mirándolo fijamente, sorprendida ante la suavidad de su mirada, tan intensa en otros tiempos. -Debes ayudarme a decidir, no quiero decidir sola, si no es éste lugar está bien, amor, pero vamos a vivir los dos bajo el mismo techo y también me gustaría escuchar tu opin...

-No lo sé, Mer, me gusta si a ti te gusta, ¿me entiendes?, sólo quiero hacerte feliz.- Se acercó a ella y la abrazó fuertemente.- A mí lo único que me importa es estar contigo, no me importa si el tapiz es marrón o verde, si hay que reparar el techo o la tubería, yo solo quiero pasar el resto de mis días haciéndote feliz, tan feliz cómo tú me haces a mi...

-Ejem ejem.- Una perpleja Srta. Lafontaine los veía desde el marco de la cocina, había vuelto y traía consigo algunos papeles, a Merope no se le escapó la mirada de desconcierto que puso al escuchar las palabras de Tom, un hombre tan guapo y con un porte tan imponente, dirigidas a una mujer como ella, flacucha, fea y gris. -Lamento interrumpir, pero me pareció escuchar que dudaba sobre elegir el piso Señorita -miró sin disimulo el formulario y con cierto desdén pronunció su apellido- Gaunt, no hay problema, no hay problema, pero si no les molesta tengo otra cita, posibles compradores para el apartamento en unos viente minu....

-Vamos a rentar el piso, no es necesario que lo muestre a nadie más, puede llamar y cancelar la cita ahora mismo, he visto que hay un teléfono en la recámara principal.- Dijo cortante Tom, sin dejar de abrazar a Merope, al parecer él también notó la incredulidad y repulsión que una pareja como ellos había causado a su interlocutora.- Y es Señora Ryddle, Merope Ryddle, por favor, estamos a punto de casarnos, es mero formalismo; en cuanto termine esa llamada, la espero en el comedor para firmar los papeles.Gracias.

-Por supuesto, por supuesto, lo sien...yo no sabía, es que en el formulario, no hay problema, yo... Haré mi llamada y vuelvo enseguida.- Dolida y sorprendida por el cambio de actitud, salió presurosa del salón, no sin antes mirar con curiosidad a Merope, que escondía su cara en el pecho de un imponente Señor Ryddle.

-Tendrás que acostumbrarte, Tom, todo mundo pensará lo mismo de nosotros, que tú eres muy guapo, inteligente y elegante y yo... ¡Pues soy yo! No debes enojarte por ello, cariño, porque yo voy a ser muy fuerte y si tú me amas eso es lo único que me importa.- Dijo susurrando en su oído, acariciando su hermosa cabellera engominada.-Terminando el día eres mío y yo tuya; mi amor es sólo para ti y yo sé que sólo mío es tu corazón.

-Así es Mer, mi corazón es tuyo, sólo tuyo...- y agregó, como hablando para sí mismo, mirando hacia algún punto fijo sin realmente mirar nada- y últimamente siento su latir tan ajeno a mí propio cuerpo, es como si de verdad latiera sólo para ti, Mer, como si yo fuera tú y tú fueras yo...-
Sorprendida de sus palabras se apartó un poco para poder ver su rostro, temblaba un poco, y un sudor perlado corría por su frente.
Lo llamó suavemente por su nombre, sacándolo de su ensimismamiento, él le devolvió la mirada, la miraba con fervor, con una veneración casi cómica, como nunca antes la había mirado.

"La poción esta demasiado reposada, tengo que encontrar la manera y el lugar para preparar más, quizá fresca le siente mejor... Tal vez deba bajar un poco la cantidad de Asfódelo y Ajenjo, y creo, me parece que... Quizá poco a poco podría ir bajando la dosis...Todo es diferente ahora, Tom realmente me conoce, y yo sé que en verdad me ama... "

-Lo sé, Tom, puedo sentir cuánto me amas.- Tomó su mano ardiente y la llevó a su pecho, la apretó contra sí para que él pudiera sentir sus latidos. -Lo sé, porque mi corazón también late sólo por ti.

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Hola, nuevamente nos leemos, yo sé que ha pasado mucho tiempo, gracias a quiénes pasen por aquí, para poder pronto darle cierre a ésta triste historia, no falta mucho, ya sabemos todos que éste es el principio del fin.

Abrazos desde México.

MEROPE GAUNTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora