Capítulo 16

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Al final decidimos quedarnos en ese pequeño apartamento.
A veces me pregunto si debí negarme de ir al maldito Londres; si debí convencerlo de vivir otra clase de vida, en un pueblo pequeño, tal vez en algún rincón de Francia o España, en donde bien hubiéramos podido ser felices toda la vida, viviendo simple y modestamente, yo con mi negocio floral, y él, bueno, haciendo algún trabajo sencillo.
Sé perfectamente que hubiéramos logrado estabilidad en cualquier otro lugar, pues para ese entonces yo era una bruja fuerte y muy hábil y no había poder humano que pudiera frenarme.
Pero la culpa no me dejó, sentía que se lo debía a Tom, había una voz en mi cabeza que no paraba de susurrarme que lo mínimo que yo podía hacer por él, era ceder y apoyarlo a que ejerciera su profesión que tanto amaba y de la que tan orgulloso se sentía.

Muchas veces me encontraba a misma, acallando con fuerza las voces que me alertaban;  en esos momentos me repetía una y otra vez que estaba siendo buena y justa con el hombre que tanto amaba.
¡Pero ahora veo que fue una total estupidez!
Me deje llevar por su seguridad de que Londres nos acogería, me quise sentir a su par, su igual; me sumí en la idea de que el mundo nos aceptaría; de que nadie sería capaz de juzgar a una pareja, tan dispar, sí, pero que irradiaba el amor más puro que jamás verían.

Lo que no preví es que el agua y el aceite jamás se mezclan, por más que agites el frasco tratando de unificarlos, el aceite siempre estará por encima del agua.
Como sucede con el mar y el cielo, que lucen del mismo azul añil si los miras en dirección al horizonte, a sabiendas de que el mar nunca nunca le alcanzará...
*****

Con amor para quienes han llegado hasta aquí...
Monse.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2020 ⏰

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