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Max se dirigía al aula de informática, donde tenía su siguiente clase, cuando se tropezó de golpe con un hombre que daba clase en el instituto y sus gafas cayeron al suelo, dejando a la vista sus peculiares ojos rojos que le proporcionaban diversos poderes.

Max nunca los había deseado; siempre habían sido objeto de burla en anteriores colegios y hasta la causa de algún accidente cuando el joven no era capaz de controlar los poderes. Desde luego preferiría simplemente poder deshacerse de sus habilidades y no tener que esconderse.

Pero en esta ocasión se había despreocupado y aquel hombre miraba con curiosidad al chico que intentaba escabullirse sin más.

-Disculpe-dijo mientras se colocaba sus gafas- soy un poco patoso.

-Espera, joven.

El maestro supo desde el principio predecir lo que le pasaba al muchacho- como si le hubiese leído la me te solo con mirarle a los ojos- y el chico, desesperado, creyó sus mentiras que decían que conseguiría librarle de aquella pesadilla,aunque antes tendría que hacerle algunos favores.

El profesor, todavía sin nombre, llevo esa misma noche al chaval hasta un escondrijo bajo el instituto, al que accedieron por una fuente que decoraba el recreo. Siguieron unos pasillos interminables que se entrelazaban con otros distintos hasta acabar en una sala redondeada que parecía ser un despacho.

-Serás mi espía. Necesito que busques por mí a más gente como tú.

-¿Por qué haría eso?-preguntó curioso.

-Se de buena tinta que no eres el único con estos dones, y yo quiero ayudarlos igual que haré contigo. Tengo que terminar algunos detalles- dijo señalando unas maquinas al fondo de la sala- que lo harán posible, pero no me es fácil si aparte de esta tarea, también tengo que encargarme de buscaros a ti y a tus compañeros. ¿Crees qué podrás hacerlo?

Max empezó a seguir atento a algunos de sus compañeros sin sospechar de los verdaderos planes del profesor. Tras varios días, encontró a un grupo de chicos algo cercanos a él que parecían esconder algo. Se centró en ellos y así fue como una noche consiguió pillar a una joven en medio de una transformación. Mintió fácilmente a la chica y consiguió llevarla con el profesor, que contrario a lo que le había contado a Max que haría, la encadeno.

-¿Qué se supone que haces?

-No sabemos si estará a favor de nuestros métodos, así que debemos asegurarnos de que se quede con nosotros a pesar de todo. Tu y yo sabemos que estamos haciendo lo mejor al liberaros de esto.

El joven, sin acabarle de creer preguntó ya algo cansado de su palabrería:

-¿Y cuál se supone que es nuestro método? Porque que yo sepa todavía no me has contado como vamos a hacer de esto una realidad.

-Estás yendo muy rápido, muchacho. Todo a su debido tiempo.

-¡Yo creo que ya es tiempo suficiente!

El profesor consiguió calmarle pero Max, en cuanto volvió a su cuarto se dio cuenta de que algo con el plan no iba bien. No podía fiarse de él.

Creyó conveniente acercarse a Lukas, su compañero de cuarto, el cual mantenía una cercana relación con los amigos de la chica que había raptado. Y así pudo vigilarles más de cerca.

Así descubrió que una de las maquinas que preparaba el profesor, les hacía descontrolar a algunos sus poderes y utilizaba este tiempo para llevarlos a su guarida. En la cual ya no estaban ni Jackie ni otros alumnos que habían llegado hasta allí por el invento del maestro. El joven ayudó escapar a unos pocos que pudo; aflojando sin que ni ellos, ni el profesor se dieran cuenta, las esposas que sujetaban presos a sus compañeros.

Max se enteró de los planes de los chicos de volver a entrar al laberinto y sabiendo que quizá corrían riesgos utilizó la información que había logrado sonsacarle al profesor al trabajar junto a él para localizar a algún adulto en el centro que pudiera ayudarle. Tan solo encontró a un hombre llamado Pike que daba gimnasia y entrenaba el equipo de fútbol y a Eusebio, maestro de literatura al cual tampoco conocía.

Les contó a ambos lo mínimo para que ayudasen a los chavales y procuró no dar detalles a ninguno.

* * *

Después de que Max nos cuente toda la historia- ya en su habitación y la de Lukas para evitar que nadie que no deseemos escuche algo- mi cabeza se llena de preguntas.

Entonces, ¿El entrenador Pike está de nuestro lado? Y lo más importante ¿Quién es el profesor que no lo está?

-Entonces ahora estás de nuestro lado, ¿cierto?-pregunta Axel ya mucho más relajado.

-Así es, pero él sigue creyendo que estoy con él.

Rebeca, que lleva callada todo el rato, es la que finalmente pregunta:

-Dijiste que el hombre al que ayudaste imparte clase de tecnología-su voz le tiembla y tiene los ojos vidriosos- ¿te dijo en algún momento su nombre o algún dato con el qué podamos saber quién es?

-Recuerdo una ocasión... -espero que diga el nombre del director.

-Por favor, es muy importante. Necesito saber su nombre.

-Creo recordar que dijo algo así como Albert. ¿Te suena?

Las lágrimas le caen ya por toda la cara y yo lo recuerdo de inmediato. Albert. Su tío. Le ha estado engañando todo este tiempo.

Se levanta corriendo y sale de la habitación sin decir palabra.

-¡Creo que se a donde va!-grito mientras salgo detrás de ella.

Corro por los pasillos, le he perdido la pista hace un rato, por lo que me dirijo directamente al despacho de Albert, que es donde creo que se dirige Rebeca.

-¡Hey, Alex!-Natasha y Madison, unas compañeras del equipo se cruzan en mi camino- ¿no vienes a entrenar?

Mierda, el entrenamiento. Se me había olvidado por completo.

-No, es que... -No sé que decir. No puedo faltar, es el último entrenamiento antes de la semifinal del miércoles. ¡Sólo quedan dos días!

-¿Quiéres qué le digamos al entrenador que tienes algo qué hacer?-pregunta Nat.

Suspiro

-No-Acabo diciendo. Tal vez no a tan mala idea, al fin y al cabo, así podré comentarle todo esto al entrenador y quizá nos ayude. Max dijo que estaba con nosotros, ¿no es así?- subo un momento a por mis cosas y ahora mismo bajo, ¿Me esperáis? -ambas asienten.

Mis Amigos Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora