Anna & John

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Samuel's POV:
Samantha pidió un helado de chocolate y yo, uno de lúcuma. Ella le puso al suyo gomitas, grageas y un montón de otras coberturas. Se nota que le encanta el dulce.

—Por cierto, Samuel, no te preocupes por el dinero —dijo Samantha—. Yo pagaré el mío.

Ella sonrió tímidamente, seguido de darle un gran bocado a su helado.

—Te gusta mucho lo dulce, ¿verdad? —inevitablemente le di un beso en la mejilla a Samantha—. Eso es tan tierno.

Samantha se limitó a levantar su pulgar.

—¿Sabes? Algunas veces, las parejas comparten su helado —me acerqué levemente a Samantha.

—NI-SE-TE-OCURRA —Samantha me apartó bruscamente con su brazo—. Tú tienes tu helado y yo tengo el mío.

—¡Oh, vamos! —protesté.

—Además, no somos novios. Recién estamos saliendo —Samantha puso su mano sobre mi hombro y me sonrió—. Tienes que ser más paciente.

—¿En serio? —hice un puchero—. ¿No podemos avanzar un poco las cosas?

—Cuando dejes de ser tan infantil, hablamos —Samantha se levantó y se alejó un poco de mí.

Al final, terminé de comer mi helado antes que Samantha. 

—¿Tanto te demoras en comer? —pregunté—. Es solamente un helado.

—Lo lamento, pero a mí me gusta comer con tranquilidad —protestó Samantha—. Si quieres, puedes irte.

Samantha comió su helado lo más pronto posible. Estábamos a punto de irnos, pero ella lanzó un chillido. Empezó a dar saltitos, alzó sus brazos y se abalanzó hacia mí.

¿Habrá visto un OVNI o qué?

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —interrogué frunciendo el ceño—. Es como si hubieses visto una celebridad o algo así.

—¡MEJOR QUE ESO! ¡Es mi hermana Gigi con una maleta! ¡Creo que se está volviendo a Londres! —exclamó Samantha—. ¡Los sueños sí se hacen realidad!

—Excelente —suspiré—. Pensé que era algo grave.

—¿Algo como qué? —ella se encogió de hombros—. Deja de imaginarte cosas.

Ambos comenzamos a reír por lo que acababa de pasar.

Yo y mi drama, cuando no.

—Y bueno, ¿ahora qué hacemos? —pregunté.

Me crucé de brazos esperando la respuesta de Samantha. Ella vaciló, abrió la boca y la volvió a cerrar.

—Umm... tengo una idea —afirmó Samantha—. Hay un... columpio... es de... metal. Podríamos... ¿ir?

Traté de no reírme, pero fue inútil. Nunca escuché a Samantha decir algo con tanta incoherencia.

—Lo sé, soy una idiota —dijo Samantha y agregó—: ¿Tú tienes un mejor plan?

Negué con la cabeza. Busqué con la mirada algo divertido para hacer. Hasta que vi una parejita...

—¡Samantha, mira! —abrí los brazos—. Mira quiénes están por ahí —la tomé de la mano para llevarla hacia lo que quería que viera—. Son Anna y John.

—¡No me jodas! —Samantha se llevó sus manos a su boca—. ¿Estarán en una cita?

—Espero que sí, para que al fin John te deje en paz —gruñí y me crucé de brazos.

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