Yin y yang

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Samantha's POV:

Luego de la extraña petición de Samuel, todos empezaron a mirarme raro. A cada lugar que iba, me señalaban y probablemente hacían chistes de mí (lo digo porque escuchaba risitas). Siempre pensé que debido a mi personalidad tan "caritativa y dulce" esto sucedería alguna vez, pero pensé que sería poco a poco, no así, de repente, sin explicación.

—Samantha y Samuel... Sentados en un árbol... Dándose... —Antes de que la voz de Hailey Pickle siguiera con la letra de la canción, di una patada fuerte a unos casilleros próximos a ella, lo cual la asustó e hizo que parara.

—¡Samantha! —exclamó Lynn, la amiga de Hailey que también estaba ahí—. ¡¿Por qué siempre eres tan brusca?! Simplemente hubieras dicho: "Chicas, ya paren, por favor, que soy una vieja amargada y celosa que no le gusta que hablen de mi novio".

—Qué graciosa, Lynn. Tú sabes que nunca digo por favor —Di algunos pasos para acercarme a esas dos—. Ni siquiera para dar una paliza.

Ante mi amenaza indirecta, Hailey y Lynn bajaron la cabeza y pidieron disculpas. Luego se retiraron, dejándome sola en el pasillo.

Realmente no sé por qué lo hice, nunca me molestaba las anteriores veces que me fastidiaban con chicos. Pero ahora...

[...]

Fui a la biblioteca a pedir un libro.

No es algo que suelo hacer. De hecho, nunca lo hice. Fue la primera vez que pedí un libro en toda mi etapa escolar. Pero como la gente de mi entorno se estaba volviendo rara, pensé: "¿Por qué no te haces rara tú también y haces algo nuevo?".

Pedir prestado un libro fue lo primero que se me ocurrió.

De hecho, ahora que lo medito, es algo que Samuel probablemente hace a menudo. A pesar de que se ha vuelto un poco más extrovertido (debido a mi buenísima influencia), sigue siendo el mismo. Es de esas personas que, pase lo que pase, siempre van a conservar su esencia.

Y no me equivoqué. Ahí se encontraba, sentado en una de las mesas de la biblioteca. Tenía una pila de libros a una distancia prudente de el (para que con su brazo no derrumbe la pila, claro está). Además, varios lápices se encontraban dispersos sobre su mesa. Parecía normal, pero algo en su rostro era diferente: Parecía como si no se pudiera concentrar.

—¡Hey, Samantha! —exclamó Michelle desde su mesa, moviendo su brazo de un lado a otro. Samuel se sobresaltó, miró hacia varios lados hasta que su mirada dio conmigo.

—Hola Samantha... —Samuel desvió su mirada hacia abajo—. ¿Qué te trae por aquí? —Lo último lo dijo con una voz baja, por ello, tuve que acercarme un poco para oír lo que decía.

—Sólo... Se me ocurrió hacer algo nuevo, ¿ok? Ni creas que me estoy volviendo una nerd como tú —Prácticamente dije lo que pensaba, sin importarme nada. El filtro que separaba mis pensamientos de mis palabras no funcionaba.

—Claro, ¿y algo nuevo significa seguir a Samuel hasta la biblioteca? —Michelle soltó una pequeña risa—. Nunca pensé ver esta faceta tuya, esta faceta de stalker.

—Michelle, cállate, nadie te pidió tu opinión. Ahora, si me disculpas... —Me aproximé hacia una de las estanterías y saqué un libro al azar—. Voy a leer este libro.

Samuel y Michelle ladearon la cabeza. —¿Vas a leer "Pepito aprendió a decir mamá"? —dijeron ellos al unísono.

—¿Qué? —Al instante me puse a observar la portada del libro. Era cierto, ese era el título. Y a juzgar por su grosor, no tenía más de 20 páginas. Una adolescente de 17 años y un libro infantil, qué estúpido.

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