Llevaba casi cinco minutos andando cuando los negros nubarrones que encapotaban el cielo empezaron a dejar caer las enormes y frías gotas de agua. Paró en una esquina cuando el semáforo de peatones estaba rojo y continuó mojándose bajo la lluvia hasta que de repente cesó. Aquello era confuso pues cuando dejó de mojarse llovía aún más fuerte.
Se giró y vio al chico cubriéndola con un paraguas.
"¿Me estás siguiendo?
"Sí."
Jenna se apartó, volviendo a quedar bajo la lluvia, y caminó cuando el semáforo cambió al verde.