La muchacha apareció en la cafetería con las ojeras más marcadas que nunca. Buscó disimuladamente con la mirada al extraño chico de ojos color café y se decepcionó cuando no lo vio. La camarera le sirvió su café solo; amargo y caliente.
Tuvo la sensación de que algo le estaba faltando; alguien le estaba faltando. Estaba empezando a echar de menos a ese muchacho alto y delgaducho con el cabello negro azabache y alborotado de ojos café que le producía, además de sus problemas mentales, insomnio.