A la siguiente tarde, Jenna se mostraba aún más cansada y somnolienta. De camino a la cafetería, se chocó con varias personas.
Se sentó en su mesa de siempre, la camarera le sirvió su café y la dejó sola junto su soledad. Se preguntaba como una persona que ni siquiera conocía podía hacerla sentir un pequeño vacío en el pecho junto los demás.
Le dio un sorbo al café y esa sensación de ardor en la garganta la inundó; le encantaba.
"¿Me has echado de menos?"
"No."
"¿Enserio?"
Negó.