Los relámpagos y los truenos eran constantes; la tormenta estaba encima. Jenna suspiró, cansada y lo miró.
"No me iré hasta que me lo expliques."
"No te conozco."
"Mejor." Suspiró. "Menos razón para juzgarte. No juzgues si no conoces."
Calum sonrió cuando vio como el ceño fruncido de Jenna desaparecía de su hermoso rostro.
"Márchate, déjame sola."
Él chico no insistió más, no quería resultar más pesado de lo que ya era normalmente. Se levantó del banco, dónde se había sentado, y se marchó dejándola acompañada de su soledad.
