Jenna se acostó temprano con la esperanza de poder conciliar el sueño, pero no fue así. Como todas las noches anteriores, le resultó imposible. Daba vueltas y vueltas en la cama, enredándose en las sábanas. El chico de ojos de color café le imposibilitaba el sueño y cuando parecía que lograba apartarlo de su mente, los recuerdos dolorosos la invadían.
No sabía que era peor, no poder dormir por sus problemas mentales o por un chico que ni siquiera conocía, ni él a ella. Él era un excitante nocturno.