Capítulo cinco.

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- ¿Isaac? - insisto una vez más y, al ver que desvía la mirada, me acerco a él. - ¿Por qué todos parecen saber algo que yo ignoro? - Isaac comienza a respirar más agitadamente y en lugar de alejarme, tomo su mentón con mis dedos y hago que su rostro gire hacia mi. - ¿Por qué tú también pareces estar ocultando algo?
- Avalon, no lo entenderías. - responde, animándose a verme a los ojos. - Hay algo mucho más grande pasando aquí y lo único que puedo pensar es cómo es que Scott permitió que vinieses.
- ¿A Beacon Hills? - Isaac asiente, todavía con mi mano en su rostro. - Bueno, hace muchos años que no venia y fue mi tía Melissa quien insistió.
- Pues ella debió impedirlo. - se lamenta y comienzo a soltarlo lentamente. - Si verdaderamente querían cuidarte, debieron dejar que te quedaras en tu ciudad.
- Vaya, nunca nadie había deseado tanto que no estuviese cerca.

Isaac cambia su expresión dura por una  de arrepentimiento al instante y mientras yo doy pasos para alejarme, él los da para acercarse.

Choco contra la refrigeradora y solo entonces me detengo. Sin embargo, Isaac continúa hasta que su cuerpo está pegado al mío. Su mano sube hasta mi mejilla y quita el cabello de mi rostro con suavidad. Aunque intento evitarlo, mis ojos terminan buscando los suyos y me cautivan en menos de un segundo.

- Lo lamento. - se disculpa en voz baja. - Es solo que si tuviese a alguien tan cercano y a quien le tengo tanto cariño, no dejaría que se metiese en un infierno como este. - eso me hace tragar saliva en señal de nerviosismo. - Si tuviese a alguien así, haría lo posible para alejarla de esta ciudad.
- ¿Por qué?
- Porque aquí pasan cosas que no deberían ser posibles. - la seriedad con la que lo dice, en lugar de amilanarme, provoca que sonría.
- Vamos, Isaac, no es como si aquí viviese Edward Cullen. - Isaac me dirige una mirada extraña, una mirada de esas que se ven en las películas antes de que algo muy malo pase. - ¿Aquí vive Edward Cullen?
- Película correcta, seres supernaturales equivocados.
- ¿A qué te refieres? - pregunto, extrañada por su rara respuesta. - ¿Estás diciéndome que los vampiros y los hombres...? - mi celular me interrumpe y en cuanto veo el nombre de Scott, contesto la llamada. - ¿Dónde estás? ¿Qué está pasando?
- Lonie, tranquila, tranquila. - pide Scott agitado. - Ya voy... regresar.
- ¿Scott? - pregunto dejando que el temor tiña mi voz. Isaac alcanza mi brazo al instante. - ¿Scott?
- Lonie, estoy... de la... esperando a Stiles... luego...

Y luego la llamada se corta.

- ¿Scott? ¿Scott? - pregunto casi gritando, a pesar de que sé que ya no puede oírme. - Oh, por todos los cielos. - me lamento al borde del llanto.
- ¿Qué pasó?
- No lo sé. Estábamos hablando y de pronto, se cortó todo. - me apresuro a responder mientras él me quita el teléfono de la mano. - Isaac, si algo le pasa a Scott, no creo...
- Nada va a pasar. - me asegura firme  y comienza a buscar algo en mi celular. - Ten, llama a Stiles, seguro él sabe algo.
- Bien, eso haré. - accedo con las manos temblorosas y cuando me doy cuenta que Isaac ya marcó, acerco el aparato a mi. - Vamos, vamos, contesta.
- ¿Nada? - pregunta Isaac y yo niego con la cabeza. - ¿Qué está pasando, Isaac?
- Deberían contestar, Avalon. - dice él. - No sé qué pueda...
- ¡Claro que lo sabes! - exclamo desesperada mientras intento marcar el número de Stiles una vez más. - ¡Todos ustedes saben algo y no me lo quieren decir! - añado, señalándolo.
- ¡Bien! - estalla él y me quita el teléfono de las manos. - ¿Quieres saberlo? ¡Te lo diré!
- ¡Bien!
- ¿Sabes por qué tu primo y tu novio andan corriendo de un lado a otro? Porque secuestraron a dos amigos, no tenemos idea de dónde están y estamos muy seguros de que hay un grupo de asesinos detrás de nosotros.
- ¿Ase...? ¿Asesinos? - balbuceo ante la mirada fuerte de Isaac y todo el enojo se esfuma y es sustituido por miedo. - ¿Por qué los persiguen asesinos?
- Porque, Avalon, esa película que viste no es del todo mentira.
- ¿Crepúsculo? - Isaac asiente y por la seriedad que usa, se me congela todo el cuerpo.
- Beacon Hills no es seguro, Avalon.

Y esta vez, no sé si por la forma en la que lo dice, por sus ojos que se ensombrecen o porque el miedo ya se ha apoderado de todo mi cuerpo, pero le creo.

Gold Eyes | Teen Wolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora