Gold Eyes | Teen Wolf

Capítulo treinta y tres.

- Debería estar con ellos. - dice Isaac mientras me acomodo a su costado en la cama luego de cerrar todas las cortinas para que la luz de la luna llena no llegue a nosotros.

Derek y Scott armaron un plan con ayuda de Stiles y, sorprendentemente, Peter, para entrar a la bóveda en la que mantienen cautivos a Boyd y la otra chica. Lo malo de todo esto es que tal vez deban enfrentarse a Deucalion, el Alfa de los Alfas.

En este momento, mi primo y Derek deben estar entrando al banco, mientras que Stiles y Peter aguardan en la seguridad del apartamento secreto Hale. Pero Isaac, que todavía sigue algo débil por lo que sea que Peter le hizo y por los Alfas, se quedó conmigo en mi casa.

Sorprendentemente, no me he transformado esta noche, lo que me lleva a pensar que tal vez Isaac sí sea mi ancla.

- Pero esto es mucho mejor que entrar a un banco en medio de la noche. - añade al besar mi cabeza. - Gracias por quedarte conmigo.

- No tienes que agradecer. - mis dedos recorren su pecho mientras mi cabeza descansa en su brazo. - Estuviste lejos casi una semana, desaparecido, y no sabes lo...

- Ya estoy aquí. - me interrumpe y levanto la cabeza hacia él al instante. Cuando nuestros ojos se encuentran, ambos sonreímos. - Lamento tanto haberme enojado contigo por Stiles, es solo que verlos de esa forma y que me recordaras que él está a un nivel muy distinto, me hizo...

- Te quiero a ti, Isaac. - le aseguro antes de acercarme a su rostro y darle un beso en los labios.

- Te quiero, Avalon. - replica él y sus brazos me aprietan contra su cuerpo, como si temiese que en cualquier momento fuese a desaparecer. - Me arrepiento de haber sido tan idiota y haber ignorado todas tus llamadas y mensajes.

- Está bien, no importa ya. - digo. - Lo único importante es que estás aquí conmigo.

- Cuando fui a tu casa esa noche, vi a los Alfas. - me cuenta. - Ya te han hecho daño una vez, no iba a permitir que volviesen a causarte dolor. Por eso los seguí, por eso fui hasta el banco para rastrearlos. Quería venganza, Avalon, quería que sintieran el dolor que tú sentiste.

- No puedes arriesgarte de esa forma, Isaac. - me siento en la cama y él me imita. Sus manos toman las mías y se me viene a la mente la idea de que si los Alfas lo hubiesen atrapado, no estaría junto a mí en este momento. - ¿No te das cuenta de que si te pones en riesgo, me afecta a mí también?

- Lo lamento. - se disculpa y deja ir mis manos para acariciar mis mejillas suavemente. - De verdad, lo siento. - repite antes de atraerme a su pecho. - Cuando huía de ellos, no dejaba de lamentarme de que la última vez que nos vimos fue una pelea.

- Ya pasó, Isaac. - le aseguro, apretando su cintura con mis brazos. - Estamos juntos ahora. - añado antes de acercarme a su rostro para besarlo.

El sonido de su celular hace que nos separemos y a regañadientes, contesta.

- ¿Qué pasó, Derek? - Isaac se queda en silencio un rato mientras escucha la respuesta del Alfa. - ¿En altavoz? Estoy con Avalon ahora. - de nuevo, se queda en silencio un rato. - ¡Bien, bien, lo haré! - Isaac aleja el aparato de su oreja y hace lo que Derek le pide. - Listo, ya está.

- Escuchen, todo salió mal. - nos cuenta. - Erica está muerta. La chica junto a Boyd es Cora, mi hermana menor, y ambos han sido privados de la luz de la luna por el tiempo suficiente para perder el control y matar a quien se cruce en su camino.

- Vaya, eso suena prometedor. - digo con sarcasmo natural, gracias a pasar tanto tiempo con Stiles. - ¿Cuál es el plan?

- Sé que Avalon todavía está aprendiendo a controlarse en la luna llena y que tú, Isaac, sigues recuperándote por lo ocurrido, pero necesitamos toda la ayuda posible.