Gold Eyes | Teen Wolf

Capítulo treinta y ocho.

Corro fuera de la habitación, gritando y llorando. Acaban de asesinar a Isaac frente a mis ojos y no pude hacer algo para detenerlo.

- ¡Scott! ¡Stiles! - les llamo a ambos y comienzo a golpear la puerta de su habitación una y otra vez. - ¡Abran!

- Avalon, tranquila, ¿qué pasa? - pregunta Stiles desde el otro lado de la puerta y escucho como quita el seguro para poder abrirla.

- ¡Abre la puerta! - pido hecha un mar de lágrimas. - ¡Abre ahora!

- ¡Ya está! - grita de vuelta mi amigo y lo empujo hacia la habitación al instante. - ¿Qué sucede? - pregunta, verdaderamente preocupado por mi actitud y me sujeta por los brazos.

- Isaac. - logro decir mientras tiemblo. - Lo mataron. - escucho pasos fuera de la habitación y una garra arañando la puerta de la habitación. - ¡Está aquí!

- ¿Quién? ¿A qué te refieres?

Pero justo cuando le voy a responder, alguien arranca la puerta, toma a Stiles y lo inmoviliza al colocar sus garras negras en su cuello.

Tardo un par de segundos en procesar que frente a mí hay un lobo de casi dos metros de alto con sus ojos rojos viéndome fijamente.

- Avalon, no te muevas. - pide Stiles con dificultad.

- Sí, Avalon, no te muevas o le desgarro el cuello. - le apoya el lobo con una voz tan grave que parece sacada de una película de terror.

- ¡No! - grito. - Por favor, no le hagas daño.

- ¿Por qué? - me cuestiona el lobo y comienzo a temblar violentamente. - ¡Dime! - grita mientras las lágrimas caen por mis mejillas. - ¡Dime lo que ya sabes! ¡Dime por qué no puedo matar a Stiles!

- No sé a qué te refieres. - lloriqueo. - Solo déjalo ir, por favor. - suplico con la mirada fija en la de Stiles.

Si lo asesinan no me lo perdonaría.

- ¡No seas tonta, tú sabes a qué me refiero!

- Solo déjalo. - le pido una vez más. - Por favor, déjalo ir.

- Tienes tres segundos para decirlo o lo mato. - amenaza y veo a Stiles comenzar a ahogarse por la presión con la que el lobo aprieta su cuello. - ¡Dímelo!

- ¡No sé a qué te refieres! - replico casi gritando, temiendo que Stiles no dure mucho más.

- ¡Piensa! - me grita, provocando que llore con más fuerza. - ¡Piensa en tu ancla!

- ¡Tú lo mataste! - le recrimino, pero el lobo niega con la cabeza.

- ¡Es solo una ilusión, Avalon! - responde el lobo, pero su voz no es la misma, esta vez se parece a la de... ¿Lydia? - ¡Es una ilusión! - añade antes de que sienta un calor abrasador envolverme.

De pronto, todo se vuelve negro.

Cierro los ojos con fuerza y cubro mi cabeza con mis brazos mientras me recuesto en el suelo.

No puedo más, no puedo soportar esto.

- ¡Avalon! - me llama alguien, pero lo escucho demasiado lejos. - ¡Avalon, despierta! - grita una vez más y esta vez encuentro familiar a la voz. - ¡Por favor, abre los ojos!

Alguien me levanta del suelo y abro los ojos para encontrar el rostro de Stiles frente al mío. Él me recuesta en la cama, coloca una almohada bajo mi cabeza y quita suavemente el cabello de mi rostro.