Capítulo veintisiete.

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- Fue a verte anoche. - escucho a Derek en mi cabeza y cubro mis oídos con ambas manos. - Quería hablar contigo sobre la discusión que habían tenido.
- Basta, solo basta. - pido al aire y continuo corriendo por el bosque.
- Ha estado muy mal por ello y al fin ayer tuvo las agallas de ir a hablarte. - cuenta Derek mientras yo esquivo una rama. No está aquí conmigo pero su voz la escucho tan cerca como si estuviese a mi costado. - Cuando no regresó pensé que habían arreglado las cosas, pero luego Scott me dijo que habían sido visitados por un Alfa y que no habían visto a Isaac.
- Es mi culpa. - me lamento, dejando que las lágrimas salgan. - Por mi culpa se lo llevaron.

Cuando me doy cuenta que segur corriendo por el bosque no tiene sentido, me detengo y me siento apoyada en el tronco de un árbol. Abrazo mis piernas y recargo mi cabeza en mis rodillas mientras las palabras de Derek se repiten en mi cabeza nuevamente.

- ¿Dónde estás, Isaac? - pregunto al aire.

A la caída del Sol, limpio mis jeans y comienzo a buscar la salida del bosque con una sola cosa en mente.

Abro la puerta principal de mi destino, subo las escaleras y escucho una alarma. No me detengo y continúo avanzando. A penas llego a la segunda planta del lugar, unos ojos rojos, que hace un mes me hubiesen hecho entrar en pánico, me reciben.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta la voz gruesa del hombre mientras su rostro vuelve a la normalidad.
- Te voy a ayudar a encontrar a Isaac, Derek. - él frunce el ceño al instante.
- Esta con los Alfas. - me responde con un tono de autosuficiencia.
- Sí, pero ¿qué estás haciendo para recuperarlo? - le recrimino, optando por cruzarme de brazos.
- Regresa a tu casa, Avalon. - ordena y en cualquier otro momento me hubiese asustado lo serio que se ve al decirlo. Pero este no es ese momento.
- Soy una de ellos. - le recuerdo y veo cierto destello en sus ojos, una especie de duda... O tal vez es remordimiento. - ¿Acaso un lobo no sabe volver con su manada?
- No eres una de ellos. - me corrige mientras da unos pasos hacia mi. - ¿Sabes qué son? Ellos son asesinos, matan por placer, disfrutan del dolor. Tú eres una adolescente que tuvo muy mala suerte.
- ¿No eras tú quien le decía a mi primo que la mordida era un regalo?
- ¡Pero a ti nadie te mordió! - me grita y percibo como sus latidos se disparan. Tal vez lo estoy haciendo enojar.
- Solo quiero ayudar. - replico en un tono de voz bajo.

Derek me dirige la mirada y casi siento como se desliza en mi interior y me examina. ¿Esto es lo que todos los Alfas te hacen sentir? ¿Se supone que me sienta como un pobre cachorro indefenso ante su sola mirada?

- Mira, ¿quieres ser útil? Quédate en Beacon Hills hasta que encuentre a Isaac. - me dice, esta vez más tranquilo. - No quiero ser pesimista, pero no creo que lo dejen ir tan fácilmente. Para sanar de una herida de Alfa necesitas más tiempo y supongo que un poco de ayuda moral podría ser de ayuda.
- ¿Qué se supone que haga hasta entonces? ¿Ignorar el hecho de que Isaac está perdido? ¿Se supone que vaya y haga mi vida como si nunca me hubiese enterado de que desapareció por mi culpa?
- No fue tu culpa. - me corrige y, aunque parece que quiere mantener esa imagen dura, noto en sus ojos que comprende. - Él quiso ir a verte porque le importas, Avalon. Cuando quieres a alguien, haces cosas estupidas.

¿Cómo es que puede entenderlo? ¿Cómo es que...? ¿Alguna vez estuvo enamorado?

- Eso me suena a que fue por mi culpa.
- Isaac tomo una decisión por su propia cuenta, sabiendo que los Alfas están intentando llegar tanto a tu familia como a nosotros. - explica y noto como sus hombros se relajan y sus brazos se colocan a ambos costados de su cuerpo. - No le estoy echando la culpa a Isaac, pero creo que es lo suficientemente grande para asumir las consecuencias de sus actos.
- Quiero que regrese, Derek. - me permito mostrarle cuánto me ha afectado la desaparición de Isaac por unos segundos y luego desvío la mirada al suelo. - Quiero arreglar las cosas con él.
- Y lo harás. - asegura. - Voy a encontrarlo, Avalon, él es parte de mi manada y no voy a dejarlo. Pero si quieres hacer algo útil, quédate aquí hasta que lo haga.
- ¿Qué hago mientras tanto?
- Vive y no dejes que el miedo te domine.

Derek me acompaña de regreso a casa de mi tía Melissa. Camina a mi costado todo el tiempo y permanece alerta a cualquier cosa. Parece una especie de protector cuidando a su posesión valiosa.

Cuando logro ver la casa a unas manzanas de distancia, identifico la Jeep de Stiles aparcada al frente. Una débil sonrisa se forma en mi rostro mientras nos acercamos. Me reconforta saber que tanto él como mi primo están aquí.

- Algo que mencionó Isaac mientras ustedes no se veían es su odio a Stiles. - dice Derek. - ¿Alguna idea de por qué pasa eso? - trago algo de saliva. Me siento como una niña siendo regañada por su padre.
- Vio como Stiles me abrazaba. - explicó sin saber por qué le cuento algo personal. - Y es que ambos hemos sido muy unidos desde pequeños y ahora, luego de tantos años sin vernos, todo sigue tal y como lo dejamos.
- ¿Tal y como lo dejaron? - pregunta y solo entonces me doy cuenta de lo comprometedor que suena.
- Mejores amigos.
- Entiendo. - se limita a decir y señala hacia la casa con la cabeza. - Ya llegamos.
- Gracias por traerme, Derek.
- No hay de qué. - responde. - ¿Harás lo que te dije?
- ¿Quedarme? - él asiente. - Eso creo.
- Si lo haces, avísame. - pide. - Creo que te serviría entrenar.
- ¿Entrenar? - pregunto al mismo tiempo que alguien abre la puerta principal de golpe y repite la misma pregunta que yo.
- Hola, Stiles. - saluda Derek con una sonrisa de "ya entiendo a Isaac".
- ¿Tú la vas a entrenar? - pregunta Stiles y me sorprende lo fácil que le es menospreciar a Derek.
- Fue una sugerencia.
- Pues sugerencia recibida y denegada. - replica mi amigo  y se acerca a nosotros para rodearme con el brazo.
- La que debe decidirlo es Avalon.
- Bueno, pues yo soy mejor entrenador. - se regodea. - Gracias por la oferta.
- Si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme. - se despide Derek y me da un beso en la mejilla antes de irse.
- Oh, no, no vas a cambiar de opinión. - dice Stiles, todavía rodeándome con el brazo y a una cercanía impresionante. - Derek está loco.
- No lo sé, a mí me pareció algo amable. - Stiles me mira cómo diciendo "¿estás loca o solo finges?"
- Si quieres entrenar, entonces yo puedo...
- ¡Avalon! - le interrumpe Scott y me vuelvo para ver cómo corre hacia nosotros.
- Lo siento, necesitaba estar sola un rato y...
- No importa, yo entiendo. - me asegura mi primo y me extiende su celular. - Tu papá quiere hablar contigo.






Nuevo capítulo! Qué piensan de este? Derek tiene un corazón debajo de toda su armadura.... O acaso sólo quiere a alguien más en su manada?

Les mando mil besos!

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