|Hunter Rowland|

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Amanecer, un nuevo día acompañado de los rayos del sol que se colaban por las delgadas cortinas que cubrían mi ventana. Y sin ningún remedio me levanté perezosamente con dirección al baño de mi habitación.

Después de hacer todo lo indispensable, sequé mi rostro con una toalla y miré el reflejo de mi misma, que sin lugar a dudas no parecía ser yo, la misma Azul que gozaba de una felicidad enorme, ahora estaba reemplazada por unas grandes ojeras y el reflejo del cansancio físico y mental que desde hace un mes la abrumaba.

— ¡Blue, despierta ya! — Gritó mi hermano Matt desde abajo.
— ¡Ya lo estoy, ahora bajo! — Grité de vuelta, sin mucho ánimo y me dirigí al armario para cambiarme de ropa, una vez que terminé, bajé a desayunar con mis padres y hermano.

Como últimamente, nadie hablaba y el único sonido era el de los cubiertos chocar con los platos. Intenté terminar rápido el desayuno, el cual eran unos deliciosos panqueques y cepillé mis dientes antes de subir al auto de Matthew para ir a la escuela. Una vez estacionado, me despedí de él ya que tenía que irse a la universidad.

Entré al salón de clases que estaba mayormente vacío, y eso que faltaban menos de veinte minutos para la primera clase, o eso creía yo, ya que un chico pelirrojo apareció en el marco de la puerta avisando que no tendríamos clases hasta después de la tercer hora, sin explicar el porqué.

Todos comenzaron a salir, tal vez dirigiéndose al patio o que se yo. Pero sin duda no quería permanecer ahí y comencé a vagar por los pasillos, sucedió mi primer error en cuanto me senté en una banca del gran patio de la escuela, mirar a esa dirección.

Ahí estaba él, el que había sido dueño y compañero de muchos momentos, sonrisas y experiencias durante poco más de un año, lucía un poco más alto y con un estilo diferente de cabello, pero seguía siendo el mismo chico guapo del que me había enamorado. Suspiré con melancolía recordando los momentos más felices de nuestra relación, sin dejar de mirar las pecas en su rostro, que eran difíciles de distinguir a la perfección ya que estaba de lado, pero sabía que estaban ahí esas manchitas de su rostro que tanto amaba y él no.

Mi corazón pareció dejar de latir cuando su mirada se encontró con la mía y pude distinguir como su sonrisa se borraba, era la primera vez que nos volvíamos a ver después de terminar hace mes, así que me levanté y comencé a caminar devuelta a los salones, miré detrás de mí y observé a Hunter caminar hacia mí a pasos rápidos. Tenía tantos nervios que comencé a correr, tratando de evadirlo pero en un punto Rowland alcanzó a tomar mi muñeca e hizo detenerme.

— Necesito hablar contigo — Me miró y podía jurar que en sus ojos veía la tristeza que yo también poseía.

— No creo que sea necesario — Evadí su mirada para evitar llorar frente a él.

— Aún te amo little bean — "Frijolito" La mención de ese nombre me hizo recordar absolutamente todo desde el principio hasta el final de nuestra relación a causa de una amiga suya que no lo parecía.

Mi mente estaba en otro lado, hasta que distinguí que él seguía hablando y yo no le estaba prestando atención, así que traté de solo enfocarme en él.

— Sé que te hice sufrir con todo lo que sucedió, pero con todo lo que sucedía parecía que mi mundo se estaba derrumbando y no tomé las mejores decisiones, y en verdad estoy arrepentido por no haber aceptado tu ayuda, yo nunca quise hacerte daño...

Lo miré esperando que continuara, pero lo único que hizo fue abrazarme y mi corazón se desembocó, comenzando a latir como un loco y sin poder evitarlo, traté de resistirme pero no pude, mi primer y más grande amor no había desaparecido ni minimizado su valor, seguía ahí, esperando por él y ahora por fin volvía a mis brazos.

Nos separamos y sabia que decía la verdad, mirando el brillo único de sus ojos. No resistí más y me tiré a sus brazos para después fundirnos en un beso, un beso que gritaba lo mucho nos extrañábamos pero también lo mucho que nos queríamos.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora