|Charles Gitnick|

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Lizzy antes solía ser una chica dulce y tierna, con su melodíosa voz. Era querida por muchos, ya que era muy amigable. Y de repente, ella cambió.

Se volvió una persona completamente diferente, cambió su tono de voz a uno más serio, su forma de vestir a una oscura. La chica que se preocupaba demasiado por todo y todos, ahora ya no le importaba nada en absoluto.

Se alejó de sus amigos, y ahora no tenía a nadie. Siempre se sentaba alejada de todo, mirando a la nada, se veía abrumada.

Nadie le hablaba, hasta que llegó el chico nuevo, Charles. Qué también era algo reservado. Todos pensaron que se llevarían bien; sin saber que el radical cambio de Lizzy fue gracias a él.

Charles le había roto el corazón, sabiendo que era su primera relación. Elizabeth se había enamorado tanto de él, y realmente la lastimó, cuando el rubio se burló de ella con todo su grupo de amigos. 

Así que cuando se cruzaron por primera vez en el pasillo, Lizzy lo miró indiferente, ocultando el gran odio que le tenía acumulado. Y Charles se sorprendió bastante al ver totalmente cambiada a la, antes, pequeña niña a la que le rompió el corazón.

Y sintió una opresión en el pecho cuando lo miró indiferente, y se replanteó todo lo que hizo mal. 

  [...]  

Y ahora estaba ahí, dispuesto a hablarle y pedirle perdón. Caminó hacia la rubia y tomó ligeramente su brazo, haciéndola voltear a verlo. 

Sus facciones se endurecieron rápidamente, y se alejó bruscamente. Estando en medio del pasillo, obviamente llamó la atención de unos cuantos.

Al darse cuenta de esto la chica caminó dispuesta a irse, pero Gitnick se lo impidió.

– Debemos hablar Lizzy  

La rubia lo empujó bruscamente, se estaba cansando de esto. 

– Tú y yo no tenemos nada que hablar – Resaltó la antepenúltima palabra mirándolo con odio.  

– Claro que sí, pero por favor...  – La chica lo interrumpió

– Dejáme en paz – Se giró, y caminó por el pasillo, con todas las miradas de los que estaban ahí, sobre ella.

Charles no sabía que hacer, así que con la mirada baja, la siguió. Encontrándola en los pasillos siguientes sola.

  – Perdóname por favor – Se intentó acercar y eso fue lo que hizo explotar a Kane.

– ¡NO TE VOY A PERDONAR NUNCA! – Gritó Lizzy enfadada caminando hacia él. Y cuando menos lo esperó estuvieron frente a frente y la chica lo golpeó en la mejilla, con tanta fuerza que ardió y volteó la cabeza del chico.

– Solo jodiste mi vida, espero que nunca más vuelvas a hablarme – Terminó y se dió media vuelta, caminando hacia el patio.

Ahora estaba segura de sí misma, no caería otra vez.

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