#43 Más Sorpresas

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El otro día Paul llamó para invitarnos a su casa porque quería darnos una noticia.

—Despierta, dormilóna. Paul llamó; quiere que vayamos a su casa— Me dijo Ringo acariciando mi espalda. Eran las 12:30 p.m. y yo aún no me levantaba.

—No tengo ganas de salir— Me envolví en las sábanas cubriéndome hasta la cabeza.

—Vamos, cielo, levántate— Empezó a quitarme las sábanas de encima.

—No quiero— Volví a cubrirme.

—Debemos ir, Paul dijo que quiere darnos una noticia.

—¿Qué noticia?— Me descubrí la cabeza y lo miré.

—No lo sé. Por eso, debemos ir.

—¿Estarán los demás?

—Yo creo que sí, obvio.

—No iré— Esta vez me cubrí la cabeza con una almohada. No me apetecía compartir otra reunión con ellos si George estaría allí.

—¿Por qué, mi vida?— Se inclinó y me abrazó.

—Porque no.

—Te traeré el desayuno...— Me besó el hombro y se puso de pie.

—¡Sí, por favor! Muero de hambre— Inmediatamente me quité la almohada de la cabeza y me senté en la cama.

—Sólo si me prometes que irás.

—No se vale— Hice un puchero —Para eso voy yo a prepararme algo.

Ringo dio un suspiro y me volvió a mirar.

—Mi vida, ¿qué quieres que haga para convencerte de que vayas?

—Hmm... quiero que me prepares la tina y...

—¿Y...?

—Y que te bañes conmigo— Lo miré seductoramente mientras me mordía el labio inferior.

—¿Que me bañe contigo, amor? Pero si no hace mucho que me acabo de bañar— Me sonrió.

—Entonces no voy— Volví a acostarme.

—Está bien, cariño.— Dejó escapar un suspiro de resignación y empezó por quitarse el sweater —Has estado más odiosa últimamente, pequeña mía— Rió mientras se acercaba a mí y se sentaba en el borde de la cama. Yo reí también y le lancé una almohada.

—¿No querías un bebé? Pues, ahora debes aceptar todo el drama y las consecuencias que trae el embarazo. ¿Y una de ellas?: ¡Estaré más odiosa que nunca!— Le saqué la lengua y reí. -Y otra de ellas: ¡Que el bebé no es de él!- Mi maldito subconsciente me tuvo que hablar y de repente mi expresión cambió.

—¿Qué sucede, corazón?— Notó de inmediato mi cambio de humor.

—Nada, amor. Ya, vamos.— Le sonreí y me levanté rápidamente de la cama, lo tomé de la mano y lo llevé hacía el baño.

Bueno, ya saben lo que ocurrió. Después del baño, terminamos en la cama lo que habíamos comenzado allí mientras nos bañábamos.

—Me tenías abandonado, muñeca— Me dijo Ringo con la respiración agitada, rozando sus labios con los míos.

—Lo sé, amor— Besé sus labios —Y lo siento mucho, no te volveré a abandonar otra vez por tanto tiempo— Sonreí y volví a besarlo.

—Hace como una semana y media que no lo hacíamos, ¡hemos batido un record!— Rió.

—Tienes razón— Reí también, luego recordé que se nos estaba haciendo tarde; estuvimos varias horas haciendo las tareas pendientes. —Creo que deberíamos arreglarnos ya para irnos; se nos hace tarde.

El Libro de Confesiones de la Señora Starr (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora