El Libro de Confesiones de la Señora Starr (PAUSADA)

#22 Venganza (Continuación)

Se me heló la sangre al escuchar eso, sus palabras hicieron que mi corazón se detuviera, haciendo mi mundo trizas.

—No... no, no, no... Ringo no sería capaz— Negaba, incrédula agitando la cabeza.

¡Él no podría hacerme eso, porque me ama! No podía ser posible... pero luego recordé el incidente del anillo.

—Se supone que no debía decírtelo, pero eres mi amiga también y te quiero mucho, eres una buena chica y no te mereces eso.— Se levantó y me ofreció su mano.

Me senté, apoyé los codos en mis rodillas y cubriéndome la cara con mis manos me puse a llorar.

—Brendy...— Sentí como me abrazaba, él era el único que me decía así. —Lo siento mucho—

—¿Y sabes quién es la mujer con la que me está engañando?, ¿la conozco?— Lo miré con mis ojos llorosos.

Bajó la mirada hacia el suelo, en silencio.

—¡George, dime!, ¿sabes quién es?— Sin responder a mi pregunta, volví a insistir.

—No te va a gustar oír lo que diré...—

—¡Sólo dilo ya!—

—¿Seguro?—

—¡George, por la mierda, dime ya!— Me estaba desesperando.

—Alinne— Soltó finalmente, sin ánimos.

Abrí los ojos como platos, tensando la mandíbula. -¿Ali, mi amiga? Pero, ¿por qué me haría eso?, ella está casada con Paul...- Pensé.

—¡Ahora si que la mato!— Me levanté del sofá empuñando mi mano y dirigiéndome hacia la puerta principal.

—¡Bren, no! No le vayas a decir a nadie— Rápidamente fue tras de mí y me agarró del brazo.

—¡Ja, y piensas que me lo callaré mientras ella sigue acostándose con mi esposo?!—

—Pero... es que nadie más que yo lo sabe y bueno... si Ringo se entera de que te lo conté se pondrá muy furioso y luego pensará que soy un mal amigo por haberlo traicionado— Me dijo afligido.

—¡Te importa más lo que piense Ringo que lo que me está pasando a mí!— Exclamé furiosa. —Pensé que yo era tu amiga también— Dije dolida, agachando la mirada.

—No, no, no— Tomó mi rostro entre sus manos. —Mirame...—

Alcé la mirada y lo miré seriamente. Jamás pensé que él podría decir eso, pero era obvio, le importaba más Ringo que yo; a él lo conocía por más tiempo y yo sólo era la simple esposa, la ahora cuernuda.

—¿Qué quieres?— Pregunté, cortante.

—Tú sí me importas, y mucho, ¡cómo no, si eres mi mejor amiga!, la cual puedo confiar. Pero por favor, te lo pido por el bien de la banda— Me miraba afligido.

Lo pensé por unos segundos. Era cierto, no podía decirle, pero tampoco me quedaría de brazos cruzados, tenía que hacer algo.

—Está bien, tienes razón, no diré nada. ¡Pero ambos me la pagarán!— Exclamé y tomé un bocanada de aire. —Por mientras comenzaré por Ringo.— Tomé su rostro entre mis manos, lo atraje hacia mí y lo besé en los labios.

Mientras nos besábamos lo encaminaba hacia el sofá. Al llegar, lo empujé en él.

—Brenda, pero... ¿qué haces?— Me miraba estupefacto.

—Terminar lo que habíamos comenzado.— De una manera muy ágil y rápida conseguí desabrocharme la blusa y la arrojé a un lado.

George estaba maravillado, podía notarlo en la manera que me miraba. Luego me senté a horcajadas sobre sus piernas y me incliné para besarlo. Comencé a desabotonarle la camisa mientras él posaba sus manos en mi trasero, apretándolo y atrayéndome aún más hacia su pelvis, podía sentir como su erección comenzaba a crecer.