#10 Recordando La Primera Vez

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Quisiera contarles como Ringo y yo nos conocimos ya que hoy cumplimos 1 año juntos.

30 de Abril 1963

Bueno, ese día había quedado de juntarme con un chico en un café a las 7 PM, su nombre era Mark, pero el muy desgraciado nunca llegó. Después de 1 hora esperandolo, resignada me decidí por ir a un bar que quedaba cerca, entré y me senté en la barra, en ese mismo instante noté que dos chicos a mi derecha se daban codazos y se decian cosas, en una de esas escuché que uno de ellos decia:

—Aprovecha, ésta es tú oportunidad.—

Noté que miraban en mi dirección "disimuladamente" cosa que me molestó, ya venía bastante jodida por haber perdido 1 hora esperando a ese idiota y ahora tener que soportar a estos dos, pero bueno, los ignore y pedí un Jameson en las rocas, ese whisky irlandés que tanto me encanta, y entonces esta vez escuché al otro chico responderle:

—¡Ya, ya, está bien! Pero detente, George.— Luego éste se volvió hacía mí y se dirigió al barman. —Que sean dos, por favor; Yo invito.— Terminó mirándome con una sonrisa encantadora.

En ese instante quede hipnotizada, eran los ojos azules más bellos que había visto y su sonrisa la más encantadora, también no tardé mucho en darme cuenta de algo, su rostro se me hacía conocido. ¡Como no, si era Ringo Starr de The Beatles!.

Nuestras miradas quedaron conectadas por unos segundos hasta que...

—¡Presentate, tonto!.— George, que también lo reconocí al instante le dio un codazo en el hombro a Ringo.

—Oh, si, lo siento. Me llamo Rich...— Lo interrumpí.

—Richard Starkey, o también como te haces llamar, Ringo Starr... Se quién eres.— Concluí guiñandole un ojo.

Su expresión fue de asombro pero luego cambió a preocupación.

—¿Eres una de esas... fanatic...—
Lo volví a interrumpir.

—¡No, para nada! No te preocupes, no pienso gritar como loca: "¡Oh, The Beatles!".— Lo último lo dije casi en un susurro agarrandome de los pelos a lo que ellos rieron al igual que yo.

Nuevamente nuestras miradas quedaron conectadas, él solo sonreía dulcemente y yo sentía que me convertiría en un tómate tarde o temprano por lo roja que me estaba poniendo.

Por suerte el barman nos entregó los dos vasos de whisky interrumpiendo ese silencio un poco incómodo que había entre los dos.

—¡Bueno, brindemos por...?— George me quedó mirando mientras alzaba su vaso de cerveza, quería saber mi nombre.

—Brenda... Brenda Grant.— Respondí sonriente.

Recuerdo que Ringo y George ese día se susurraban a cada rato:

—¡Ella es la chica, Ringo!.—

—No, no lo creo, George. Sé que después me rechazará, todas lo hacen.—

—¿Cómo estás seguro de eso? ¡Si sólo observala como te mira!.—

—¿Y cómo me mira?.—

—¡Pues con los ojos! Pero ya, no te hagas el tonto. Te dejaré solo, ¡Conquistala! Yo me ire por allí, adiós.—

—Pero... ¡George!.—

Luego de un tiempo Ringo vino a contarme todo lo que se susurraban esa vez.

Bueno, continuando con lo que les estaba contando. Después de que George se marchara y nos dejara solos, si Ringo apenas hablaba cuando él estaba presente, cuando ya se había ido ya había dejado de hablar por completo, solo me miraba.

—Eres muy callado.— Le dije dulcemente mientras encendia un cigarrillo.

—Lo siento, es que soy algo tímido y estoy nervioso.— Me dijo apenado mientras escondía la mirada.

Y ese fue el instante en el que se robó mi corazón con ese gesto. -¡Es un amor, un encanto de chico!.- Pensé en ese momento.

La noche fue transcurriendo de lo mejor, al cabo de 1 hora Ringo ya estaba más relajado al igual que yo, ambos teníamos más confianza, ¡Hasta nos encontrábamos tomados de la mano!.

Nos habíamos ido a sentar a un sofá que estaba en un lugar más privado, así podíamos conversar tranquilamente.
Entonces fue en ese momento que Ringo se me acercó y por fin me besó, recuerdo que ese beso lo estuve esperando por horas hasta que finalmente lo hizo.

A mis 20 años de edad nadie me había besado de tal manera como él lo había hecho, no fue un simple beso como los demás, fue un beso intenso pero delicado pidiendo llenar un vacío, pude sentirlo de verdad, fue el beso más sincero que pude haber recibido jamás y el que daría inicio a la hermosa relación que tenemos hoy en dia.

Luego después de un par de copas más la temperatura comenzó a subir y el deseo sexual se apoderaba cada vez más de nuestros cuerpos, sabía que él también deseaba lo mismo que yo, así que le di una señal... ¿Cuál fue?

Me acerqué a su cuello, deposite delicados besos en él, luego pase mi lengua lentamente y por último le di un sensual mordisco.

Suspiró, tragó fuerte y se aclaró la garganta. Obviamente eso no se lo esperaba, lo tomó por sorpresa.

Mientras besaba su cuello también rosaba mi mano sobre uno de sus muslos acariciandolo suavemente, y entonces de inmediato captó mi señal.

—No sabes cuando deseo tenerte en mi cama esta noche.— Me susurró al oido con voz ronca. —Ven, vamos.— Me agarró de la mano y salimos lo más rápido que pudimos de ese bar.

Tomamos el primer taxi que encontramos, realmente estabamos muy excitados, lo único que queria en ese momento era sentirlo dentro de mí, probarlo completamente. Ya no aguantaba las ganas, me era imposible ya que mientras ibamos de camino a su casa él me acariciaba un pierna metiendo su mano debajo de mi minifalda casi llegando a mi feminidad.

¡Demonios, estaba tan humeda que al sólo recordarlo me sigue excitando!
Quería me cogiera en ese mismo momento, pero a no ser por el conductor, no podíamos. Recuerdo que el viaje se me hizo eterno, miraba a los ojos de Ringo y éstos ya no tenían ese azul hermoso de algunas horas atrás, ahora eran oscuros, estaban llenos de lujuria, con sólo verlos me transmitían todo lo que me esperaba al llegar a su casa, podía sentir como mis paredes vaginales se contraían de solo imaginarlo.

Al fin llegamos.





Continuará. . .

El Libro de Confesiones de la Señora Starr (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora