Espero que estén bien. Hago ésta nota para aclarar que NG no respetará el canon establecido por el último libro de Harry Potter (el infame Legado Maldito o bien conocido por su nombre en inglés: the Cursed Child). Cualquier similitud con dicha obra es mera coincidencia. Next Generation fue escrita antes de que se diera a conocer que habría una octava historia no escrita por Rowling, pero aún así oficial.
¿Por qué no tomo dicho canon? Porque para mí el Legado Maldito es un fanfiction más del montón debido a su trama y la manera en la que están caracterizados Harry & Cía.
Aclarado esto, les dejo leer éste capítulo que quizás para muchos sea nostálgico, yo sé que lo fue para mí mientras lo escribí.
Espero sus comentarios.
XOXOX,
Aye
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DISCLAMER: Todos los personajes de Harry Potter son propiedad de J. K. Rowling, Warner Bros. Studio y Bloomsbury.
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Las vacaciones de verano pronto llegaron a su fin, fue así como todos los Weasley y los Potter se vieron celebrando la última noche de la nueva generación que asistiría a Hogwarts en La Madriguera. Una tradición que se había iniciado con los primos de mayor edad. Normalmente las reuniones consistían en una gran cena, mientras que otras veces sólo se reunían para la hora del té. En esa ocasión, la familia se reuniría a cenar. Arthur Weasley, el abuelo de los pequeños, se había encargado de armar una gran carpa en el jardín, con la ayuda de sus hijos y Harry, colocó una mesa grande que sólo usaban para ocasiones como esa. Las mujeres se encargarían de darle los últimos toques a la cena, mientras que los pequeños ayudaban a su abuela, Molly, a desgnomizar una parte del jardín que había quedado sin ser cubierta.
La Madriguera había sido el hogar de los Weasley durante muchos años. Era una casa bastante poco convencional, incluso para los magos, pues si uno la observaba desde afuera su estructura parecía la Torre de Pisa, sus pisos iban inclinándose a medida que iban creciendo hacia arriba dándole el aspecto de estar a punto de caerse. Lo que la sostenía era un hechizo que hacía años le había lanzado Arthur, sin que su esposa se enterara del todo (en realidad Molly sospechaba algo, pero decidió hacer la vista gorda). Pese a su exótica imagen, La Madriguera siempre fue para Harry Potter como su segundo hogar cuando era chico, después de Hogwarts. Nunca había encontrado otro lugar tan apacible y mágico como La Madriguera.
—Me pregunto qué pasaría si petrificamos a los gnomos...— dijo pensativo Fred.
Los ojos de James brillaron con anticipación.
— ¡Oh, no lo harás! —chilló Rose escandalizada— Son seres indefensos.
— ¿Indefensos? —se quejó Hugo— ¡Uno acaba de morderme los dedos, Rose!
