Capítulo 8: ¿Enojado?

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Abrí mis ojos y apreté los puños, me giré hacia Dylan quien mostraba una gran sonrisa, que iba de una oreja a otra.

-¿Ustedes se conocían?-dijo Katy con su mirada puesta en mí.

-Yo no lo conozco-negué con la cabeza y alcé mis dos cejas.

-Nos conocimos en el autobús, ¿no te acuerdas, Claudia?-el tal Bruno apretó sus labios, mientras se daba la vuelta para mirarme.

-¿Por qué te dice Claudia?-me susurró mi amiga en el oído-¿Ese no era el nombre de tu perra?

-Luego te explico, es una larga historia.

-¿Por qué no se sientan?-Dylan señaló unas sillas libres-.Justo las guardamos para ustedes.

Como era de esperarse, una silla estaba al lado de Zed y la otra al lado de Bruno.Me apresuré a sentarme en la más alejada de Bruno. Lo cual fue una mala idea, porque casi me caigo de boca al suelo.

-Hola-le dije a Zed, mientras me sentaba y acomodaba mi cabello.

Él me sonrió y alzó sus cejas.Coloqué la bandeja en la mesa y pude ver a Katy de reojo, muy enojada.

-Eli-dijo con sus dientes apretados.

-¿Mmm?

-Muévete.

-¿Mmm?

-Que te muevas-tomó un mechón de mi cabello y lo tiró levemente hacia atrás.

-No-miré mi bella comida y me acomodé para empezar a devorarla.

Bufó, molesta, pero no me atreví a mirarla; la conozco lo suficiente como para saber que va a hacerme algo.Agarró un mechón de mi cabello y me arrastró a la otra silla.

-Eres una bruta-dije, mientras le pegaba palmaditas a su mano para que me soltara.

Me soltó cuando mi trasero tocó la silla no deseada. La fulminé con la mirada mientras ella me daba unos besos en el aire.Acercó mi bandeja con un empujón, para poner la suya y sentarse como una reina al lado de Zed. Cuando levanté la mirada, todos, absolutamente todos los chicos de la mesa, nos miraban perplejos y con los ojos bien abiertos.

-¿Qué?-dije seria.

Comenzaron a toser y a mirar hacia otro lado. Está de más decir que Zed ve con un poco de miedo a Katy, la cual comenzó a hablarle como si se conocieran de toda la vida.

-¿Todo eso por qué no querías sentarte al lado mío?-dijo Bruno, quien comía unas papas.

Puse una mano en mi cara, supuestamente este es un momento lindo y feliz, mi comida y yo, juntas.

-¿Quién eres y por qué me sigues?

Bruno alzó sus manos.

-¿Siguiéndote?

Asentí con mis labios fruncidos, mientras comía un pedazo de mi vida, la hamburguesa.

-Claudia, yo no te sigo.

-Deja de llamarme así, sabes perfectamente cuál es mi nombre-lo amenacé con el sorbete de mi bebida.

-¿Entonces puedo llamarte Elizabeth?

Cerré mis ojos y traté de respirar tranquila, no quiero descontrolarme.

-Eli, solo Eli.

-Está bien, Eli. ¿Qué tal si comenzamos de vuelta? Porque la última vez te metiste mi amabilidad por el culo.

Mis mejillas se calentaron.

-Está bien-me sorprendí a mí misma, mientras le estiraba mi mano para estrechar la suya.

ESA NIÑERA ES ¡MÍA! © [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora