Capítulo 9: No quería hacerte daño

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-Yo no pienso patinar.

Rodé mis ojos y me crucé de brazos.

-No es tan difícil-dije mientras señalaba a Katy y Zed que patinaban juntos.

-Pero es que ellos saben y yo no-me miró serio por unos segundos-, no quiero pasar vergüenza.

Abrí mi boca sorprendida y comencé a reírme.

-¿Soy yo, o Dylan Parker tiene miedo?

-Vergüenza, no miedo. Son dos cosas totalmente distintas-me señaló y se volvió a sentar en una silla.

-Por favor, sino le diré a tu mamá que estuviste haciendo bebés en su cama-largué una carcajada.

-Eso solo funciona con Cami.

-Eres un aburrido-puse mis manos en la cintura.

-Soy el rey de la diversión.

-El rey de las gallinas, diría yo.

Me fulminó con la mirada y luego frotó sus manos por toda su cara.

-Piedra, papel o tijera-dijo mientras sacaba una mano al aire.

-Está bien -me encogí de hombros.

En unos segundos todo estuvo decidido.

-No puedo creer que estoy a punto de entrar en la pista, y contigo-dijo Dylan mientras se aferraba a la baranda.

Reí por lo bajo y me deslicé por el hielo hasta su lado. Cerré mis ojos y suspiré profundo, hacía mucho que no disfrutaba esta sensación en mis pies.

-Es genial-dije estirando mis manos, mientras patinaba a un poco más hacia el centro.

-¡Eli!-el grito hizo que me detuviera-. No me dejes solo-Dylan me miró desesperado, agarrado de la baranda, como si fuera su única salvación.

Abrí mis brazos.

-Ven hasta aquí.

-¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo quieres que llegue hasta allí sin darme un porrazo?!

Me encogí de hombros.

-Patinando.

Dylan hizo una mueca con sus labios.

-Qué graciosa.

-Vamos, no seas tan cagón.

Bufó, molesto, y para mi sorpresa se soltó de la baranda. Sus brazos se abrieron a los costados y comenzó a aletear como un pájaro.Reprimí una carcajada.

-Usa tus pies, Dylan, con las manos no creo que hagas mucho.

Me fulminó con la mirada, al mismo tiempo que se deslizaba hacia delante. Sus rodillas se doblaron y sus pies comenzaron a abrirse de a poco, mientras que yo desde la otra punta lo alentaba para que siguiera. Toda la gente que pasaba se reía y la verdad era que no los podía culpar: la situación daba para reírse y grabarlo.

-¡Lo estoy logrando...

Pasó muy rápido: lo último que vi fueron los pies de Dylan volando por el aire.Nunca en mi vida había largado una carcajada como esa, hasta lloré de la risa.Me deslicé hacia él y le tendí la mano.

-Te ayudo -dije riendo.

Me miró mal y, cuando aceptó mi ayuda, me tiró hacia abajo con él.

-¡Auch!-exclamé mientras agarraba mi mano, fingiendo estar golpeada.

-¿Estás bien?-quiso agarrarme la mano, pero yo se la saqué de manera brusca.

-¡Me duele mucho!-tapé mi cara y cerré mis ojos, para aguantarme la risa-. ¡Eres un bruto!, ¡no la puedo ni mover!-fingí una voz ronca y llorona.

-Déjame verla, Eli-cuando levanté mi mirada, pude ver la preocupación reflejada en sus ojos-. Lo siento mucho, no quería hacerte daño.

Mi cara cambió a una sonrisa.

-Jodeme que estabas fingiendo-me señaló divertido.

-No-dije mientras me paraba con un ágil movimiento y me deslizaba lejos de él.

-¡Eres una manipuladora!-gritó mientras se arrastraba hasta la baranda y se paraba con esfuerzo.

Asentí orgullosa y comencé a patinar cerca de él.Rodé mis ojos al ver sus torpes movimientos para no caerse. Dylan es un cero a la izquierda en equilibrio. Lo agarré del brazo y lo arrastré conmigo hasta donde estaban Katy y Zed.

-No tan rápido-dijo un asustado Dylan.

-Eso es lo que siento yo cuando me subo a la moto contigo.

-Pensé que no se iban a meter en la pista-nos sonrió Katy.

-Logré convencerlo-dije al mismo tiempo que sostenía Dylan.

«Parece que a este chico le encanta estar tirado en el hielo».

-¿Cómo mierda hiciste?-Zed rio y golpeó la espalda de su amigo.

Dylan dio unas pataletas hacia delante, lo cual me afectó a mí también, casi nos caemos los dos.

-Con un juego que se llama piedra, papel, tijeras... y bombas-dijo un Dylan muy enojado.

-¿Bombas?-rio Zed.

-Destruyen todo-dije guiñándole un ojo a Katy, quien largó una carcajada.

Zed patinó hasta Dylan y alzó una ceja.

-Suéltate, no seas cagón.

Reí al ver que no era la única en decirle eso.

-Me romperé el culo si lo hago.

Zed rodó sus ojos y pasó entre medio de nosotros, haciendo que Dylan se soltara de mí.

-¡Oh, mierda! -tiró su trasero hacia atrás y sus manos hacia adelante, manteniéndose en equilibrio, de una manera muy rara-. Que alguien me agarre, porque me caigo.

Con Katy y Zed no aguantamos más y largamos una carcajada, haciendo que muchas personas se dieran vuelta y se quedaran mirándolo de forma divertida. Zed pasó muy cerca de él, lo cual fue una muy mala idea por su parte, porque Dylan se le tiró encima, aterrado. Los dos cayeron al hielo, a Katy y a mí nos dolía la panza de tanto reírnos. Zed le pegó en el hombro, mientras Dylan le sacaba la lengua y le pegaba palmaditas en su cabeza.

Los ayudamos a incorporarse y nos dirigimos hasta la puerta de salida de la pista, ya que teníamos hambre y, además, Dylan no paraba de quejarse. Fue una noche muy bonita y divertida, cuando yo en realidad pensé que iba a ser super aburrida y fea, con Dylan al lado mío.

Pero toda la felicidad acabó cuando nos tuvimos que ir.

-Lo siento mucho Dylan, pero no puedo subirme a una moto, simplemente no lo aguantaría. No te preocupes, me iré con Zed hasta la casa de Katy, en auto.

El asintió sin comprender mi situación.

-No entiendo porqué te pones así, me lo tienes que explicar.

Bajé mi cabeza y pateé unas piedras un poco insegura y asustada.

-Es algo relacionado con lo que le pasó a mi hermano-lo miré a los ojos-. Otro día te lo explicaré.

En ese instante me dieron ganas de llorar, pero alejé toda lágrima parpadeando varias veces. Dylan se dio cuenta de mi incomodidad y asintió rápidamente.

-Otro día me lo explicas.

Fruncí mis labios y asentí en forma de saludo.

-Adiós.

-Cuídate-dijo mientras se ponía su casco y subía el cierre de su chaqueta.

Puso en marcha la moto y se fue largando un poco de humo, hasta que lo perdí de mi campo de visión.Unos bocinazos me trajeron a la realidad, me subí al auto con Katy y Zed. En el camino me mantuve callada, solo hablan ellos dos, vaya a saber de qué cosa. Mi mente en ese momento se encontraba en otro lugar, pensando en miles de cosas, todas ellas relacionadas con el accidente.

«Nick, te extraño hermano».

ESA NIÑERA ES ¡MÍA! © [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora