Capítulo 20.

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Tini:

Los hombres me transportaban a una habitación, era la hora de cenar con Mark. Estaba muriendo del miedo, sabía que estar tan cerca de él conllevaría a salir dañada y no quería que me tocará, ahora me provocaba asco. Cuando me besó tenía ganas de salir corriendo a lavarme la boca más de cien veces, y en ese momento me dí cuenta de que Mark nunca valió la pena, me arrepiento de no haberme dado cuenta antes. Hubiese evitado que me golpeará o incluso cuando él me forzaba a...

-Entra -ordenó el hombre que sostenía mi brazo derecho.

Comencé a caminar hacia dentro, y me encontré con esos ojos oscuros. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, la puerta se cerró y contuve el aliento.

-Recuerdas cuando estábamos sólos, tu y yo...

-Es decir tú, nunca dejaste que yo opinará sobre si quería o no hacer algo -lo interrumpí.

-Tu también lo querías -quería golpearlo por decidir lo que yo quería, pero él era mas alto y más fuerte.

-No, incluso cuando te decía que no, me golpeabas. Eras un idiota-dije formando mis puños, él se acercó peligrosamente rápido.

-Ahora cambiarás de opinión -y acto seguido estampó sus labios con los mios. No le respondí el beso, eso lo hizo enojar y me colocó contra la pared, lo única ventaja de esto era que tenía jeans y me negaba a entregarme a él.-Si no correspondes será peor -amenazó y las imágenes cuando estábamos juntos llegaron a mi mente.

Bruscamente quitó mi vestido y tenía miedo, unió nuestros labios ferozmente lastimando los míos. Él se deshizo de sus prendas rápidamente, me lanzo al colchón de la cama y lo miraba con temor, pero él no presto atención a mi expresión lo único que dijo fue...

-Tu eres mía y no lo serás de nadie más -traté de empujarlo y entonces cumplió su amenaza, tomó mis muñecas con fuerza y sabía que no podía escaparme. No mientras me encerraba con su cuerpo-. Extrañaba mucho todo de ti.

Unos tres golpes sonaron en la puerta haciendo que Mark golpeara la pared con fuerza, y pude observar que sus nudillos estaban lastimados. Me sentí aliviada cuando se alejó unos centímetros más, pero aún estaba peligrosamente cerca. Tomó mi cintura con fuerza.

-¡Les dije que no molestaran! -gritó en dirección a la puerta, quise escabullirme de su agarré, pero fue inútil.

-Señor lo siento, pero un tal... Jorge quiere hablar con usted -me congelé.

-¿Blanco? -pregunto Mark intrigado.

El hombre asintió, entonces el se acercó al hombre y le dio instrucciones. Estaba paralizada ¿Que hacía aquí?

»Sólo viene a ver a Mark, obviamente trabajan juntos, entiende para él solo fuiste un juego«

Esa vocesita habló. Aquél hombre que "nos interrumpió" se acercó a mí, llevándome hacía otro lugar. Probablemente sería un lugar no muy agradable, me sentía cansada, pero entonces apareció él. El chico de ojos cafés claros se dirigió a nosotros. La chispa de la esperanza se encendió.

-Yo me encargó, tómate el día- por un instante me sentí a salvo-. Órdenes de Mark -añadió.

-Esta bien-suspiró él hombre, se miraba miserable.

-Oye, puedes irte lejos con tu familia -lo ánimo, el chico de ojos claros. Diego.

-¿Crees que Mark no nos encontrará? -yo los miraba atentamente.

-Solo aléjate y muy lejos -el otro hombre asintió y salió casi corriendo, el chico... Diego me observó-. Ahora es el turno de irnos, o de escapar -dijo con media sonrisa.

No contuve las ganas y lo abracé por alguna razón estaba confiando en él, y me iba a escapar con él. Las lágrimas rodaron por mis mejillas, había alguien en quién confiar.

-Gracias -dije en el abrazo, me separé limpiando mis lágrimas. Él me sonrió.

-De nada, vámonos. -tomó mi mano y comenzamos a correr.

Amor Con Riesgo | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora