Capítulo 18.

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Tini:

Las lágrimas no dejaban de caer e incluso no deje de llorar cuando me ingresaron a una casa de campo. Pero no pude ver mucho, fui de nuevo vendada y estaba asustada. ¿Que iba hacer? Ahora que Mark, esta de nuevo aquí puede hacer conmigo lo que quiera ya que me tendrá encerrada o quien sabe que puede. Verdaderamente no me importa si me matan en estos momento, todos me habían mentido jugando con mis emociones y me dolía mucho que Jorge, fue la una de las personas a la que le ofrecí mi confianza, y como una estúpida me doy cuenta que me enamore de él. Mientras que él solo estaba conmigo por dinero, jamás sintió algo por mí y eso dolía.

Me ingresaron quitando la venda a un sótano que solo la luz de la luna podría alumbrar gracias a una pequeña ventanita, lo único que observé era una silla, probablemente ahí estaría durante horas pero no me sentaron, más bien en el suelo se encontraba una almohada y una manta. Pero estaba junto a una estantería que se encontraba ahí, mi vista quedo fija en las esposas que se encontraban ahí. Y fue de esperar me encontraba con una esposa en la estantería y otra en mi muñeca, y mire que los hombres salían cerrando la puerta con llave.

»No llegues a odiarme«

Las palabras de Jorge se incrementaron en mi cabeza, ahora no sabia si lo odiaba estaba dolida. ¿Por qué todos me causaban dolor? Nunca hice daño a ninguno, y me traicionaban de esa manera. Luego recuerdo las palabras que algún día dijo mi abuela, pero nunca pensé que sería bonita.

»Hay personas que no querrán que seas mejor que ellos, estás llena de alegría y eso no les gustará a muchos. Mi pequeña recuerda no dejes que te hagan daño, olvida y perdona ¿será difícil? Si, pero que tu corazón es bueno y perdonará «

-Creeme abuela que será muy difícil para mí ahora -susurré con los ojos llorosos.

Luego se escucharon unos pasos que se dirigían hacia mí, en esos momentos quería salir corriendo, pero no podía escapar. Mark estaba frente a mí y era algo por lo que temía, estaba esperando un golpe de su parte. Pero me miró con ternura, y a la vez podía notar que me extrañó, pero no podía dedicarle esa mirada que el me propinaba.

-Te extrañe ¿sabes?-dijo, y noté que en su voz había algo diferente. No quería caer de nuevo en su juego.

-¿Como es.. Qué estas vivo?-dije armandome de Valor.

-Mi muerte no fue real, logré salir de la cárcel con uno de mis compañeros de celda, fue un poco difícil pero estoy aquí.

Lo dijo con simpleza y yo sufrí mucho cuando me dieron la noticia. Yo tendría que dejar de sentir emociones por las personas que me hacen daño.

-¿Y-y que hago yo aquí?-pregunté con nerviosismo.

-Te extrañé ¿acaso no escuchas?-hablo en tono autoritario haciéndome estremecer.

-Si te escuchó -Murmuré sin mirarlo.

El comenzó a acercarse y planto un beso en mis labios, y realmente estaba asqueada ante el contacto de sus labios. Me separé de él.

-Quiero irme lejos por favor-supliqué.

-¡No!-gritó, sabía que estaba perdiendo los estribos -. ¡Te estoy diciendo que te extrañe y te quedaras aquí!

-¡No estaré aquí el resto de mi vida!

Me dio una bofeta que realmente dolió e hizo que mi labio sangrara ante el impacto de su mano contra mi mejilla. Quería llorar, pero me estoy cansando de que me vean débil, resistí la ganas y giré a mirarlo.

-Imbécil-dije libremente y me propuse a no tiene miedo ante él, escaparé de una forma u otra.

-Alejandra, te amo y no quiero que me sigas hablando así -dijo furioso.

-Solo dejame irme -suavice mi tono de voz.

-No, y tengo a otra chica que atender y su nombre es... Lodo-miré a Mark como si se tratase de una broma pero no.

-¿Qué?-pregunté confundida.

-Bueno ella nunca será mejor que tú -dijo acercando sus labios a los mios pero gire mi rostro y eso lo hizo gruñir. -Mirame estúpida -tomo mi barbilla fuertemente -. Tu haces lo que yo digo y hago -y me beso con fuerza lastimando mis labios.

Al alejarse, yo lo mire con desprecio y él comenzó a salir de la habitación.

Me sentía decepcionada por todas las personas que me hirieron. Y en estos momentos mi odio se intensificaba hacia Jorge, el sabía por que íbamos al cementerio y no dijo nada. En alguna parte estaba Jorge y yo le enviaba un odio enorme.

-Te odio, Jorge -susurré.

Amor Con Riesgo | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora