Capítulo 35.

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Tini:

Me dolía la cabeza, sentía las fuertes punzadas en mí cabeza y dolía a tal manera que no podía ni moverme. Sentí un cuerpo junto a mí, y no podía verlo. Tenía mis ojos abiertos, y no entendía porque no podía ver su rostro. Entonces empecé a recordar lo último que vi, no era muy claro pero sé que Mark me golpeó. ¿Estará el junto a mí? ¿Será Jorge?

Moví mis manos nerviosamente pero, tampoco podía moverlas. Al parecer estaba atada y también tenía una venda cubriendo mis ojos, moví mis brazos y con mis palmas busqué las manos del otro cuerpo. Cuando por fin las encontré, me dio un ligero apretón. Ese contacto hizo que calmase un poco mis nervios, él estaba conmigo y tenía miedo de perderlo, estamos en manos de un demente.

Otra cosa que logré notar fue que estábamos dentro de una camioneta, por los movimientos y curvas que esta hacía. Jorge y yo, teníamos las manos unidas. Apesar de estar atadas, nos podíamos tomar la mano, quizá estos sean nuestros últimos ¿minutos? ¿segundos? Con el psicópata de Mark no se sabía y a eso le temía.

La camioneta paró abruptamente, ahora tenía mi miedo a flor de piel. En mi mente pasaron varios recuerdos, obviando el día que conocí al psicópata. Mis padres, mis amigos y... Los quiero, como hubiese haberles dicho “Los quiero" ahora tengo junto a mí a la persona que verdaderamente amo. Y lastimosamente no voy a poder disfrutar de una vida normal junto a él, quisiera haber llegado al momento donde entraría al altar y me casaría con el. Cuando llegaría a tener hijos, sabía que nuestro amor iba a durar demasiado.

Escuché que la puerta del conductor se abrió, y después se abrió la que estaba junto a Jorge. Tenía miedo, no quiero que me arrebaten a alguien al que quiero, y demasiado.

—¡Sal!—el gritó de Mark me sobresaltó, se escuchaba como todo un demente. Poco a poco Jorge salió y me dejó a mi sola, en cualquier momento podía escuchar un disparo o algo.

—¡Sal cariño!—Mark tomó mi brazo y, con su forcejeó me lastimó el tobillo.

Después de unos largos minutos de dejarme de pie, por fin quitó la venda. Parpadeé repetidas veces aclarando la vista, y lo único que logré ver fue que estábamos en un lugar desierto. Sólo su camioneta estaba frente a mí, cuando miré a mi lado pude ver que Jorge también se estaba adaptando a la vista. El alivio que sentía se mantuvo vivo, aunque fuese un mínimo tiempo porque después vimos que Mark estaba a pocos metros de nosotros. No había alguien que lo ayudase, solo estaba él y nosotros. El sonreía como todo un loco, y me arrepentía de haberlo conocido, odiaba ese día. Pero en parte, él tiene algún problema y yo jamás lo ayude cuando me necesitaba. Yo estaba cegada y jamás imagine, que íbamos a llegar a este punto.

—Debo decir, que estos son sus últimos segundos—sacó el arma —. Pero... Mataré a uno primero, y así el otro sufrirá y le concederé el deseo de morir.

—¡Estas demente!—grité, no sé de donde tomé el valor de decirlo.

Disparo al aire— ¡Loco por ti bebu!—comenzó a reírse —, ver como me temes te hace ver sexy, ahora mismo te tomaría a la fuerza.

—Ni lo intentes—masculló Jorge.

—Incluso sería frente a ti, imagínate como la haré llorar o disfrutar. Quien sabe, a ella siempre le guste.

—¡Imbécil! ¡Siempre me lastimabas! ¡Me has dado asco!—dije con furia.

—¡Shhh!—dijo colocando el arma en sus labios—, en su lugar mejor despidanse el uno del otro porque ya no lo verán más.

La realidad me golpeó, puede que ahora mismo Mark nos maté y no pudimos despedirnos. Me giré a ver a Jorge con ojos llenos de lágrimas. Él también se giró y aún con manos atadas tomo las mías, nos miramos en silencio.

—Jorge...—susurré—, no sabes cuanto lamento haberte arrastrado a eso. Si tan sólo te hubiese escuchado, no estaríamos aquí —las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

—Tranquila, desde el primer beso que nos dimos—susurró con media sonrisa—, sabíamos que nuestro amor iba a ser peligroso para nosotros. Pero tomamos el riesgo, y sabes si muero el día de hoy. Fue por nuestro lindo pero arriesgado amor. Te amo.

—Yo... También te amo—dije en susurró, apoyó su frente en la mía.—Y... Jamás olvidaré que a ti te ame, con corazón, cuerpo y alma. Todo mi ser te lo entregué el día que me quite la peluca—y lo besé, no me importó si a Mark no le gustaba vernos así. Pero solo a él lo amo. Y por eso decidimos arriesgarmos.

—¡Basta!—gritó, y nos separamos poco a poco—ese fue su ultimo adiós.

—Adiós—dije con lágrimas en mis mejillas.

—Nos vemos, en donde Dios nos ponga. Te amo—cerramos nuestros ojos y el disparó se escuchó.

Amor Con Riesgo | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora