"Comienza tu vida otra vez. No puedes estar esperando toda tu vida por algo que no
llegará..." Peggy siempre le decía a Steve que buscase pareja, ya que ella era una anciana, pero él se negaba a dejarla por más que tenga casi 95 años.
Cuando Nick Fu...
Estaba golpeando fuertemente la bolsa de boxeo en la sala de entrenamiento de la base. Hacía lo posible por no romper más bolsas, pero toda la frustración que retenía tenía que parar a algún lado, y en este momento, la bolsa era la receptora de esta descarga de adrenalina. Estaba contento de tener de vuelta a Peggy, sí, pero a la vez pensaba en cómo había llegado ella a mis brazos: el disparo de Bucky. ¿Por qué él no me reconoció y Peggy sí? ¿Por qué le disparó? ¿Dónde estuvo todo este tiempo? ¿Qué hicieron con él? ¿En qué lo convirtieron? Todas estas eran dudas que me carcomían la cabeza, pero no encontraba respuesta alguna para ninguna de ellas.
Decidí darle un respiro a la bolsa y fui a tomar mi botella de agua, pero en eso vi a Peggy pasar apresuradamente por el pasillo frente a la sala. ― ¡Peggy? ― la llamé. Ella se volteó y miró por la puerta. ―¿Te sucede algo? ― se veía algo agitada.
―No, no, solo...
―¿Qué haces aquí?-inquirí―¿No deberías estar con Fitz-Simmons?
―Sí, solo que después de estar 45 minutos escuchando únicamente palabras que sonaban a chino mandarín para mí decidí escapar en cuanto pude, mientras debatían sobre que procedimiento deberían optar para intentar descubrir como replicar ciertos químicos que al parecer tengo en la sangre. Como dije: chino mandarín. ― Mientras entraba comenzó a observar toda la sala y según la dirección de sus ojos, puedo suponer que también observó a mi sudado, agitado y cansado yo. ― ¿Entrenas?
― Sí, aunque más que entrenar es a manera de terapia...―dije, rascándome detrás del cuello.
―¿Puedo? ―señaló a las vendas que utilizaba para boxear. Asentí.
Ella envolvió sus delicadas manos y comenzó a golpear el saco con una brutal fuerza de la que no la creía capaz. Sabía que sabía luchar- ella me había enseñado algunos movimientos cuando apenas me había convertido en el Capitán América y luego luché con ella cuando era Hebe- pero igualmente me resultó bastante increíble.
―Al parecer no soy el único que necesita liberar tensión...― comenté divertido, al ver con la furia con la que golpeaba; había comenzado solo con los puños, pero ahora ya estaba utilizando todo su cuerpo. En cuento creí que sería ella la siguiente en romper una bolsa me acerqué para tranquilizarla y posé mi mano en su hombro izquierdo, pero en cuanto la toque dirigió su codo derecho a mí, aunque la detuve con un rápido movimiento. Ambos nos miramos divertidos y comenzamos a luchar; casi todos los golpes los efectuaba ella y yo intentaba esquivarlos o detenerlos.
―¡No seas gallina! ¡Deja de esquivarme y lanza algún golpe!― dijo con voz jadeante.
―Al parecer estar usando una pollera y una camisa de seda no te detiene― reí―. Definitivamente estás destinada a luchar, Peg.
Ya estaba molesta, ¿cómo me podía decir esto en este preciso momento?―No importa lo que piensen los demás― me dijo, mientras me agarraba de la muñeca―. Estás destinada a luchar.
Ella lanzó un puño hacia mí, pero yo la tomé de la muñeca y puse sus brazos en su espalda. ―Muchos de los movimientos que conozco me los has enseñado tú, incluyendo este― susurré a su oído para luego soltarle.
Ella se dio vuelta bruscamente y me miró con recelo; y yo desafiándola sostuve la mirada divertido.
Lancé una patada hacia ella que esquivó ágilmente agachándose, y desde el suelo golpeó mi tobillo estirando su pierna y haciéndome caer.
En cuanto me di cuenta estaba sentada sobre mi abdomen― Al parecer no te los he enseñado todos...― y dirigió un puño hacia mi rostro, lo agarré y no la solté; entonces dirigió su otro puño, el cual también agarré, y viendo que tenía ventaja invertí nuestras posiciones inmovilizando sus manos contra el suelo. Nuestras miradas se encontraron y sentí el deseo de besarle, así lentamente comencé a acercarme a su rostro mientras buscaba en sus expresiones algún signo de aprobación..., ambos sabíamos que sucedería; ella miró mis labios y luego cerró sus ojos, y yo tomé eso como un "sí". Ya sentía su aliento entrecortado en mi rostro cuando...― Así que aquí estabas. Pensé que Coulson nos mataría por haberte perdido.
―¡Jemma! ― un grito silencioso salió de la boca de Fitz.
― No, claro que no― dije, mientras me levantaba y ayudaba a Peggy a levantarse, aunque en ningún momento dejamos de mirarnos con una sonrisa en nuestros labios―. Sólo estábamos entrenando.
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Espero que les haya gustado el capítulo 😊 See you!!!